Igualdad de derechos y de oportunidades

Ha llovido, ha helado y algunos d¨ªas de estos tres ¨²ltimos meses el viento casi no permit¨ªa abrir las ventanas, pero el coche negro de abajo de casa no se mov¨ªa. Con sus peri¨®dicos por persianas, y con la suerte proporcionada por el azar de estar ubicado en una zona en la que no se paga parqu¨ªmetro, all¨ª dorm¨ªa todas las noches un hombre al que, desde mi piso en la und¨¦cima planta, nunca pude reconocer. Pero no importaba, inconscientemente cada ma?ana me asomaba a la ventana del sal¨®n y me daba cierta tranquilidad saber que, a pesar de c¨®mo estaba trat¨¢ndole la vida, ¨¦l segu¨ªa ah¨ª.

Ayer todo cambi¨®; la Polic¨ªa Municipal de Madrid se present¨® a las 10 de la ma?ana, acompa?ada por una gr¨²a, para terminar con lo poco que le quedaba a este desconocido. Aprovecharon que este hombre sale del coche, su casa, todas las ma?anas a las nueve, supongo que a buscarse la vida de la manera m¨¢s digna que tenga a su alcance.

El sentimiento de conformidad, poco tard¨® en transformarse en desprecio. Concretamente cuando, al cabo de dos horas, hablando con una amiga, esta me comenta que un polic¨ªa, amigo de su novio, ha conseguido a trav¨¦s de sus contactos el examen al que ambos se presentar¨¢n en 15 d¨ªas para sacar la licencia del taxi.

Ignorante ser¨ªa si me dejase llevar por lo superficial de estas dos historias, pues, sinceramente, no es lo m¨¢s relevante. Sin entrar a valorar cada una de estas actuaciones, aunque, eso s¨ª, mostrando mi desprecio ante ambas, no dejo de plantearme una pregunta: ?conseguiremos alguna vez ser miembros de una sociedad consciente de que la igualdad de derechos y de oportunidades elimina desigualdades y, a la par, acaba con grandes injusticias?¡ª Jos¨¦ Mar¨ªa Abascal P¨¦rez.