?Reforma pol¨ªtica en Cuba?
La inalterable estructura de partido ¨²nico sigue siendo un lastre totalitario
¡°Cambiar¡± es el verbo que m¨¢s resuena en el debate cubano, dentro y fuera de la isla. Algunos, como el diputado a la Asamblea Nacional Fidel Castro, lo conjugan en pret¨¦rito indefinido: ¡°Cuba cambi¨® desde 1959¡±, dice. Otros, como su hermano Ra¨²l, de casi 82 a?os, reci¨¦n electo Presidente de los Consejos de Estado y Ministros por un quinquenio m¨¢s, prefieren la conjugaci¨®n en presente continuo: ¡°Cuba est¨¢ cambiando¡±, sobre todo, desde el VI Congreso del Partido Comunista en 2011.
Negar que en Cuba se est¨¢ produciendo una transformaci¨®n de la econom¨ªa y la sociedad solo puede responder al prop¨®sito de construir ficciones oficiales u opositoras. Desde los 90, Cuba se mueve en la direcci¨®n del mercado y el pluralismo y esa tendencia no ha hecho m¨¢s que acelerarse con las medidas de los dos ¨²ltimos a?os: entrega de tierras en usufructo, compra y venta de autom¨®viles y viviendas, multiplicaci¨®n del trabajo por cuenta propia, apertura de fuentes de cr¨¦dito para las empresas, inversi¨®n extranjera directa, reforma migratoria.
Como observa el economista Carmelo Mesa Lago en su reciente libro, Cuba en la era de Ra¨²l Castro (Colibr¨ª, 2012), la timidez y la lentitud de esas reformas, dada la prolongada acumulaci¨®n de estatismo e ineficiencia, se explican por la paradoja de que quienes reforman el sistema son los mismos que lo construyeron. La inalterable estructura de partido ¨²nico, elecci¨®n indirecta de la jefatura del Estado ¡ªpor 622 legisladores un¨¢nimemente afectos al gobierno¡ª, control de los medios de comunicaci¨®n y represi¨®n sistem¨¢tica de opositores, es la mejor prueba de la ambivalencia ante el cambio de ese vetusto liderazgo.
A¨²n as¨ª, lo que ha sucedido el pasado domingo en la Asamblea Nacional, escala un nuevo nivel, en t¨¦rminos de la creaci¨®n de condiciones para una transici¨®n democr¨¢tica. Por primera vez, el cargo de Vicepresidente de los Consejos de Estado y Ministros se pone en manos de un pol¨ªtico civil, nacido despu¨¦s de la Revoluci¨®n y que no proviene de la familia Castro. La fuente de autoridad de Miguel D¨ªaz Canel es meritocr¨¢tica, no hist¨®rica ni din¨¢stica, y se origina en las estructuras provinciales del Partido Comunista, donde, a diferencia de en la c¨²pula gobernante, se ha producido una importante renovaci¨®n generacional.
Lo que no lograron Robaina, Lage o P¨¦rez Roque con Fidel lo ha conseguido D¨ªaz Canel con Ra¨²l: abrir una l¨ªnea de sucesi¨®n institucional para el poder cubano. Si a esto se suma la disposici¨®n de otorgar rango constitucional a la permanencia en los cargos p¨²blicos durante solo dos quinquenios consecutivos ¡ªque en la pr¨¢ctica equivale a la reelecci¨®n inmediata, no indefinida¡ª, estar¨ªamos en presencia de los primeros indicios de una reforma pol¨ªtica en Cuba, que en pocos a?os podr¨ªa modificar aspectos claves del funcionamiento del partido ¨²nico y el Estado socialista.
La fuente de autoridad de Miguel D¨ªaz Canel es meritocr¨¢tica, no hist¨®rica ni din¨¢stica
Es evidente que el anuncio de esa reforma pol¨ªtica, que se aprobar¨ªa en un eventual refer¨¦ndum, se produce en un momento de integraci¨®n de Cuba a Am¨¦rica Latina por medio de la CELAC, cuya presidencia pro t¨¦mpore ejerce La Habana. El gobierno de Ra¨²l Castro parece decidido a avanzar, cuidadosamente, hacia una m¨ªnima estandarizaci¨®n del sistema pol¨ªtico cubano dentro de las democracias latinoamericanas. Abandonar la reelecci¨®n presidencial indefinida representar¨ªa, de hecho, eludir una de las se?as de identidad del chavismo.
Si el l¨ªmite constitucional a la reelecci¨®n acerca a Cuba a ciertas tradiciones latinoamericanas, como la del PRI en M¨¦xico, la instituci¨®n del partido ¨²nico y el desconocimiento de una oposici¨®n leg¨ªtima todav¨ªa mantienen adherido ese sistema al modelo sovi¨¦tico o al chino. Habr¨ªa que preguntarse, entonces, qu¨¦ efecto tendr¨ªa, en una sociedad civil caribe?a del siglo XXI, cada vez m¨¢s heterog¨¦nea, aut¨®noma y globalmente conectada, la coexistencia de una clase pol¨ªtica que circula y se renueva, gracias a la reelecci¨®n limitada, y un partido ¨²nico que persiste en autodenominarse ¡°comunista¡±.
Integrarse a Am¨¦rica Latina no s¨®lo significa mayor acceso a cr¨¦ditos e inversiones o mayores posibilidades de colaboraci¨®n cient¨ªfica, t¨¦cnica o cultural: significa, tambi¨¦n, mayor contacto directo con las democracias y los Estados de derecho vecinos. En foros regionales, el gobierno cubano no podr¨¢ evitar que el partido ¨²nico, la represi¨®n de opositores pac¨ªficos o el control absoluto de los medios de comunicaci¨®n se vean como lastres totalitarios. Para ser merecedora de ese nombre, una reforma pol¨ªtica tendr¨ªa que facilitar, por lo menos, el tr¨¢nsito del partido ¨²nico al partido hegem¨®nico.
Modificaciones concretas del sistema pol¨ªtico cubano, que extiendan garant¨ªas constitucionales y penales para el ejercicio de una oposici¨®n pac¨ªfica, no s¨®lo ser¨ªan favorables a la preservaci¨®n de la paz social en la isla sino que facilitar¨ªan esa integraci¨®n de Cuba a Am¨¦rica Latina, que tanto interesa al gobierno. Tampoco es descartable que una reforma pol¨ªtica, por moderada que sea, tenga un impacto positivo sobre las grandes prioridades de La Habana, en su tormentosa relaci¨®n con Estados Unidos.
Rafael Rojas es historiador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.