El naciente culto a Hugo Ch¨¢vez
Importa m¨¢s su martirio que el grado de bienestar que dio a los venezolanos
Sacar el balance de la gesti¨®n de Hugo Ch¨¢vez en Venezuela tomar¨¢ tiempo, al igual que cualquier an¨¢lisis de su legado en Am¨¦rica Latina. M¨¢s all¨¢ del evidente fervor que despert¨® entre sus millones de seguidores venezolanos, y su notable conexi¨®n con los sectores m¨¢s desfavorecidos de su pa¨ªs, se necesitar¨¢n datos duros para saber si sus entristecidos adeptos de hoy realmente se beneficiaron de su magnanimidad petrolera. O tal vez su devoci¨®n proviene m¨¢s bien de una identificaci¨®n ¨¦tnica y social intangible ¡ªcrucial, sin duda¡ª y duradera.
Las cifras tendr¨¢n que ser recopiladas por fuentes confiables, las mismas que proporcionan n¨²meros econ¨®micos y sociales de otros pa¨ªses, para ser comparables con el pasado venezolano y con otras sociedades latinoamericanas, sobre todo a la luz del gasto de m¨¢s de un bill¨®n (en castellano) de d¨®lares a lo largo de los 14 a?os de Gobierno chavista. Los avances deber¨¢n ser medidos para poder ser aquilatados y cotejados con los costos, principalmente en materia social: educaci¨®n, salud, vivienda, pobreza, desigualdad. Me atrevo a sospechar que la ra¨ªz del naciente culto a Ch¨¢vez en Venezuela se origina en la sensaci¨®n et¨¦rea que genera su martirio y la inclusi¨®n impresionista de los excluidos, y no tanto en las estad¨ªsticas de bienestar, que probablemente resulten ser mucho menos exitosas de lo que se piensa.
En cuanto a su legado latinoamericano, m¨¢s all¨¢ de la fatigada e irritante ret¨®rica bolivariana, habr¨¢ que ver c¨®mo sobreviven varios pa¨ªses a la posible interrupci¨®n, a mediano plazo, del inmenso subsidio chavista a sus econom¨ªas: Cuba, Nicaragua, Bolivia, El Salvador, y en menor medida la Rep¨²blica Dominicana. Como se ha escrito muy bien en estas y otras p¨¢ginas, una parte de la severa crisis econ¨®mica ¡ªd¨¦ficit p¨²blico, desplome de las reservas monetarias, inflaci¨®n, escasez de todo tipo de bienes¡ª que heredar¨¢ el nuevo mandatario proviene de la cantidad de barriles de petr¨®leo ya comprometidos con China, Cuba y otros pa¨ªses, y que o bien no generan ingresos, o los que generaron ya fueron dilapidados. Para los beneficiarios de esa generosidad chavista, prescindir de esos barriles doler¨¢ tanto como la p¨¦rdida del amigo. El agradecimiento a Ch¨¢vez por su apoyo dif¨ªcilmente durar¨¢ m¨¢s que el apoyo mismo; este puede tener los d¨ªas contados, cualquiera que sea el resultado de las elecciones del mes de abril.
Ahora hay que formular una serie de preguntas sobre lo que sucedi¨® durante estos dos a?os de tr¨¢gica agon¨ªa y muerte de un gobernante
Lo factible desde ahora, entonces, es formular una serie de preguntas sobre lo que sucedi¨® realmente durante estos dos a?os de tr¨¢gica agon¨ªa y muerte de un gobernante con suerte hasta que se le agot¨®. Las interrogantes que siguen merecer¨¢n una respuesta durante la campa?a electoral que comienza en Venezuela, pero tambi¨¦n en la conciencia de las personas que siguen acontecimientos como estos y muchos otros.
?Qu¨¦ hubiera sucedido en otro pa¨ªs si durante dos a?os el jefe de Estado en funciones se atendiera m¨¦dicamente en otra naci¨®n, bajo un sigilo completo, que aseguraba que los gobernantes del segundo pa¨ªs supieran m¨¢s del estado de salud del enfermo que la poblaci¨®n, la oposici¨®n, los m¨¦dicos y hasta el Poder Legislativo y Judicial del pa¨ªs propio? ?Qu¨¦ pasar¨ªa en otro pa¨ªs si las principales decisiones m¨¦dicas las tomaran no solo galenos extranjeros y en otra naci¨®n, sino personas subordinadas por completo al poder pol¨ªtico de ese otro pa¨ªs? Una cosa son los jeques y los pr¨ªncipes del golfo P¨¦rsico que se atienden de sus males cardiacos en la Cleveland Clinic, donde el Gobierno de Estados Unidos sabe obviamente c¨®mo evolucionan, pero donde dif¨ªcilmente da ¨®rdenes a los cardi¨®logos de lo que deben hacer. ?Qu¨¦ hubiera acontecido en otro pa¨ªs si durante dos a?os un Gobierno extranjero coadyuvara a mantener un velo de silencio y de secreto casi perfectos sobre el destino m¨¢s elemental del gobernante de una naci¨®n? A estas preguntas hipot¨¦ticas se suman varias m¨¢s, de orden factual, emanadas de los mismos acontecimientos.
?Cu¨¢ndo supieron Ch¨¢vez y sus colaboradores que su c¨¢ncer era terminal y que le restaban pocos meses de vida? ?Antes o despu¨¦s de lanzar su candidatura a la presidencia el 11 de junio de 2012? ?Antes o despu¨¦s de los comicios celebrados el 16 de diciembre del a?o pasado? ?Se enteraron a mitad de la campa?a? ?C¨®mo hubiera reaccionado el electorado venezolano de haber votado sabiendo que la persona a la que iban a elegir a la presidencia no tomar¨ªa posesi¨®n y fallecer¨ªa dos meses despu¨¦s de su victoria electoral? ?C¨®mo hubieran respondido los votantes venezolanos si a media campa?a se hubiera filtrado, con fundamentos y de manera fidedigna, que el verdadero estado m¨¦dico de Ch¨¢vez era de encontrarse desahuciado, y que en realidad los electores estaban enviando a Nicol¨¢s Maduro a la presidencia y no a Hugo Ch¨¢vez?
?Es imaginable hoy en d¨ªa algo por el estilo en un pa¨ªs democr¨¢tico? Existe el precedente de Franklin D. Roosevelt en las elecciones norteamericanas de noviembre de 1944, cuando fue electo por cuarta vez, en condiciones de salud guardadas en secreto, y que llevar¨ªan a su muerte apenas seis meses m¨¢s tarde, y en el ¨ªnterin, a su extrema debilidad en la Conferencia de Yalta. Pero eso sucedi¨® hace 70 a?os. Hoy se antoja inconcebible.
?Con qu¨¦ autonom¨ªa y conciencia pudo resolver asuntos tan delicados como la devaluaci¨®n del bol¨ªvar?
Siguen m¨¢s interrogantes. ?Bajo qu¨¦ condiciones de sedaci¨®n, de dolor, de sufrimiento y angustia, tom¨® Ch¨¢vez decisiones importantes a lo largo de los ¨²ltimos meses, a partir del momento en que se enter¨® del desenlace fatal que se asomaba en el horizonte? ?A qu¨¦ tantas presiones estuvieron sujetos por parte de los cubanos? ?Con qu¨¦ autonom¨ªa y conciencia pudo resolver asuntos delicados como la devaluaci¨®n del bol¨ªvar, el curso de la campa?a presidencial, el apoyo o el sabotaje a las conversaciones de paz en Colombia, y la selecci¨®n de su sucesor? ?Fue ¨®ptimo el tratamiento sugerido / impuesto / escogido por los cubanos? ?Se transfiri¨® de verdad el equivalente de la tercera parte de las reservas actuales del Banco Central a La Habana?
Estas son algunas preguntas que deben importarles a los venezolanos y que ojal¨¢ obtengan respuesta a lo largo de la breve campa?a electoral que comienza, en condiciones terriblemente adversas para la oposici¨®n. Las exequias son un acto de campa?a chavista; la designaci¨®n de Maduro como presidente encargado es un acto de campa?a chavista; las amenazas del almirante Molero Bellavia, ministro de Defensa, de ¡°darle en la madre a toda esa gente fascista de este pa¨ªs¡± es un acto de campa?a chavista; la asistencia de varios jefes de Estado latinoamericanos al sepelio, en estas condiciones, es un acto de campa?a chavista.
Pero aunque la oposici¨®n no pueda remontar todas estas tremendas desventajas, si logra arrancarle al chavismo pos-Ch¨¢vez respuestas a las interrogantes planteadas, habr¨¢ avanzado mucho en preparar la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Ch¨¢vez le hereda a su pueblo la veneraci¨®n que este siente por uno de los suyos, junto con una sociedad polarizada al extremo y una econom¨ªa devastada. Como escribi¨® Mois¨¦s Na¨ªm, entrega una oportunidad perdida. Quiz¨¢s le convenga m¨¢s a la democracia venezolana que el chavismo recoja los platos rotos; pero ojal¨¢ la sociedad venezolana sepa, con pleno conocimiento de causa, c¨®mo y cu¨¢ndo se rompieron.
Jorge G. Casta?eda es analista pol¨ªtico y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de Estados Unidos.
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