Necesitamos a Darth Vader
La Guerra de las Galaxias es una demostraci¨®n inequ¨ªvoca de c¨®mo opera una maquinaria industrial de verdad
El negocio actual del cine consiste en la explotaci¨®n obsesivo-compulsiva de franquicias y sagas archiconocidas. Robert Iger, el avispado presidente de Disney, se dispone a rentabilizar la veta de oro de Lucasfilm, adquirida por la friolera de 3.125 millones de euros, con varias decisiones encadenadas. Primera, producir¨¢ otros tres episodios de La Guerra de las Galaxias, los VII, VIII y IX; segunda, es probable que entre cada episodio se rueden adem¨¢s pel¨ªculas protagonizadas solo por alguno de los personajes de la serie (spin-off) como Yoda o Han Solo; tercera, el resucitador de la serie ser¨¢ el director JJ Abrams, quien ya reflot¨® con notable ¨¦xito Star Trek; cuarta, guionistas, nost¨¢lgicos y freakies en general (y en EE UU hay muchos) quieren que en los nuevos episodios reaparezcan Harrison Ford y Carrie Fisher, es decir, el aventurero Han Solo y la princesa Leia; quinta y ¨²ltima, volver¨¢ Darth Vader, la imagen del reverso tenebroso de la fuerza. ?Que muri¨® en El Retorno del Jedi? Como si la verosimilitud pudiera imponerse a las necesidades del gui¨®n. Para eso paga Iger a los guionistas, para que se inventen una clonaci¨®n, una reencarnaci¨®n o un poltergeist.
Importa el ejemplo de La Guerra de las Galaxias porque es una demostraci¨®n inequ¨ªvoca de c¨®mo opera una maquinaria industrial de verdad, esa por la que suspira el cine espa?ol. Explota los yacimientos de ideas hasta la extenuaci¨®n ¡ªhay quien dice que La Guerra de las Galaxias es en realidad La Guerra de los Cien A?os¡ª, con planes de trabajo a medio plazo y sin complejos. Si hay que sacar a Harrison Ford y a Carrie Fisher de un asilo porque es imprescindible conectar la sensibilidad intergeneracional, pues se les extrae del recinto a golpe de cheque; y si hay que garantizar el ¨¦xito, pues se pone Star Wars en las mismas manos que Star Trek, aunque sus or¨ªgenes est¨¦ticos sean bien diferentes.
La clave es qui¨¦n interpretar¨¢ a Darth Vader. Dicen las lenguas viperinas que Iger dudaba entre Silvio Berlusconi y Jos¨¦ Mourinho. Los guionistas le advirtieron de que Berlusconi le dar¨ªa un aire retro de piropeador acartonado y que a Mourinho no se le entiende nada, ni siquiera el jadeo. Iger no se decide. Porque el mundo necesita un malo de fuste, no los de pacotilla que aparecen todos los d¨ªas en los medios.
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