Alegatos ultras en el juzgado

Si las casualidades no existen, ha sido entonces la fuerza del destino la que ha querido cerrar diab¨®licas alianzas en la Audiencia Provincial de Madrid. No se puede entender de otro modo que cuatro cabezas rapadas que propinaron una brutal paliza a un indigente que dorm¨ªa en un cajero autom¨¢tico dieran, por mero reparto entre los abogados de oficio, con un defensor que se identificara tanto con la ideolog¨ªa neonazi de los acusados, aunque en este caso sea absurdo tildar de nuevo fascista a un letrado llamado ?ngel Pelluz que ya ha cumplido los 90 a?os y que defiende la dictadura franquista, su Ley de Vagos y Maleantes y, por supuesto, considera una provocaci¨®n que un pobre dormite en la calle sucio, descalzo y sin dinero.

El provocador en este luctuoso suceso se llama Rafael Santamar¨ªa. Desde que los cuatro neonazis le propinaron la salvaje paliza una noche de agosto de 2009, el hombre sufre lesiones neurol¨®gicas irreversibles que le impiden realizar por s¨ª mismo actividades de cierta complejidad.

?ngel Pelluz aprovech¨® su situaci¨®n y su experiencia en lidiar con la justicia (no solo como abogado; tambi¨¦n como acusado), para convertir la apertura del juicio oral en la Audiencia contra los cabezas rapadas en un alegato ultra que dej¨® perplejos a los asistentes. Los indigentes, seg¨²n Pelluz, no son ¡°personas humanas¡±, sino ¡°par¨¢sitos de lo decente¡± y ¡°c¨¢nceres de la sociedad que deber¨ªan ser extirpados¡±. Por mucho menos hay jueces que expulsan de la sala a los letrados, pero aqu¨ª nadie puso coto al abogado que, m¨¢s que defender, seguramente hundi¨® a sus representados.

Cuesta creer que el Colegio de Abogados de Madrid no tuviera noticia de esta joya de la profesi¨®n que lleva 61 a?os ejerciendo y cuyas convicciones no parecen ni reci¨¦n adquiridas ni de nuevo cu?o. Pero dado que el caso ha sido publicado en la prensa, el colegio dijo ayer ¡ªm¨¢s vale tarde¡ª con cierta desfachatez que ¡°actuar¨¢ de oficio¡± contra el letrado.

Estima el colegio que sus manifestaciones ¡°atentan gravemente contra la dignidad de las personas y de la abogac¨ªa¡±.

Tiene toda la raz¨®n.