Lo que Berl¨ªn no ve
El mensaje alem¨¢n es dinamita para el euro: violemos la l¨®gica econ¨®mica
El reciente Consejo Europeo nos ha dejado con el acostumbrado sabor acibarado de la frustraci¨®n. Nuestros l¨ªderes confunden rigor con reglas y rigidez. Mi admirado Manuel Guiti¨¢n sosten¨ªa que no existe paralelismo entre reglas y rigor, por una parte, y discrecionalidad y laxitud, por otra. El dilema entre la observancia estricta de reglas y un razonado ejercicio de discrecionalidad es m¨¢s aparente que real, porque la adhesi¨®n r¨ªgida a reglas en circunstancias que reclaman el uso del buen juicio es perjudicial a la existencia de esas mismas reglas. La longevidad de las reglas depende de la capacidad para adaptarlas cuando las condiciones lo reclamen. Ya ocurri¨® con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Nuestros l¨ªderes deber¨ªan reflexionar sobre todo esto ante los severos problemas que presenta la eurozona, como el rescate de Chipre o el estancamiento de Francia. Chipre constituye un riesgo sist¨¦mico y podr¨ªa abandonar la eurozona debido a la f¨¦rula impuesta por la troika. El mensaje de Alemania es dinamita pura para el euro: solidaridad cero, violemos la l¨®gica econ¨®mica y que paguen los depositantes (ahorradores) nacionales los errores de los bancos.
Francia podr¨ªa convertirse en 2013 en la econom¨ªa enferma de Europa. Su oposici¨®n a las reformas explica su resistencia a transferir a Bruselas m¨¢s soberan¨ªa en disciplina fiscal. En 2012, la deuda p¨²blica y el gasto p¨²blico rozaron el -90,3% y 56,4%, respectivamente. Su econom¨ªa est¨¢ estancada y, como ha pronosticado Hollande, el d¨¦ficit p¨²blico alcanzar¨¢ este a?o un -3,7%. El presidente franc¨¦s es consciente de que el deterioro en la competitividad ha convertido el super¨¢vit corriente del +0,6% del PIB (1992-2008) en un d¨¦ficit del -1,9% (2012). El clima empresarial y laboral se deteriora. Las empresas soportan elevadas cargas sociales y fuerte presi¨®n fiscal. Los mercados de productos y de trabajo son r¨ªgidos y est¨¢n muy regulados. No en balde Moscovici, ministro franc¨¦s de Finanzas, ha lanzado las primeras andanadas contra la apreciaci¨®n del euro e intenta que Alemania y la Comisi¨®n bajen el tono sobre el ajuste, reorient¨¢ndolo hacia el crecimiento, entendido como un alargamiento de plazos. De hecho, los ¨²ltimos d¨ªas se constata una modulaci¨®n del discurso econ¨®mico de los responsables de la Comisi¨®n.
Francia podr¨ªa ser en 2013 la econom¨ªa enferma de Europa.
Las empresas soportan elevadas cargas sociales
y fuerte presi¨®n fiscal
Pero mientras Alemania sea un gigante econ¨®mico ensimismado en su mundo autorreferencial y dirija su mirada hacia el Este, los problemas del euro seguir¨¢n siendo invencibles. El primer indicio de la ceguera alemana y de su voluntad de transitar el solitario sendero nacional, se encuentra en la hist¨®rica cumbre del 8 y 9 de mayo de 2010. En ella, Merkel y Steinbr¨¹ck, l¨ªder del SPD, se opusieron a la propuesta de Sarkozy y Juncker para que la Uni¨®n adoptase un modo de actuar com¨²n europeo frente a la crisis del euro. Por eso, quien piense que las elecciones alemanas de oto?o pueden traer un eventual cambio de color pol¨ªtico y, con ¨¦l, nuevas ideas para resolver la crisis est¨¢ equivocado.
Primero, independientemente de qui¨¦n las gane, Merkel tiene m¨¢s opciones que el SPD para mantenerse en el poder. Segundo, el principal factor para ganarlas no descansa tanto en los partidos como en la popularidad de sus l¨ªderes y, en este ¨¢mbito, Merkel gana a todos. Es cierto que, desde 2009, la CDU ha sufrido severas derrotas en las ciudades ¡ªpues tiene su h¨¢bitat electoral preferido en zonas rurales¡ª, y ha perdido en los l?nder. Pero el desgaste de la CDU no se ha trasladado a Merkel quien, adem¨¢s, ha conquistado el coraz¨®n antinuclear de los alemanes al anunciar que no pospondr¨¢ el apag¨®n at¨®mico.
Tercero, la opini¨®n p¨²blica alemana la respalda en el mantenimiento de pol¨ªticas de austeridad y consolidaci¨®n fiscal en la eurozona. La posici¨®n de cada partido sobre la crisis del euro solo desempe?a un papel secundario en las elecciones, con m¨ªnimas diferencias. Por tanto, Merkel tambi¨¦n saca ventaja en este terreno. Ni Steinbr¨¹ck ni Los Verdes se oponen radicalmente al enfoque gradual defendido por Merkel y apoyado por los alemanes. S¨ª que existen matices en materia fiscal, social y laboral, pues el debate se centra ahora en la distribuci¨®n de los costes de la crisis. Pero estas cuestiones dom¨¦sticas desempe?an un papel menor. El SPD y Los Verdes proponen aumentar impuestos: marginal de la renta, rentas del capital, patrimonio y transacciones financieras; y, con parte de la CDU, introducir el salario m¨ªnimo, lo que estimular¨ªa la demanda interna y las exportaciones de los perif¨¦ricos.
Entretanto, la econom¨ªa alemana contin¨²a capitidisminuida a pesar del vivo crecimiento salarial en la ¡°austera¡± Alemania. Philipp R?sler, ministro alem¨¢n de Econom¨ªa, pronostica un crecimiento del 0,4% para 2013, resultado, en parte, del desplome de la demanda europea que da?ar¨¢ las exportaciones alemanas y comprimir¨¢ los beneficios y el super¨¢vit corriente. La eurocrisis sigue abierta en canal y requerir¨¢ medidas adicionales en pa¨ªses bajo presi¨®n, y en otros nuevos como Chipre y Francia. Al mismo tiempo, la propuesta alemana de cooperaci¨®n con Francia sigue congelada hasta mayo, y la debilidad econ¨®mica francesa le impide intermediar entre el centro y la periferia de la eurozona. Este c¨®ctel explosivo obligaba al Consejo Europeo a actuar. Lo har¨¢ bajo la presi¨®n de los mercados.
Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia e investigador asociado del AQR-IREA de la Universidad de Barcelona.
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