El ¡®corralito¡¯ en Chipre
A pesar de la farragosa rectificaci¨®n de ¨²ltima hora, la soluci¨®n tomada con Chipre: hacer pagar a los peque?os ahorradores los desmanes de gesti¨®n de los bancos, con el fin de que los acreedores de los mismos puedan cobrar con ese dinero del ¡°rescate¡±, es solo una vuelta de tuerca m¨¢s de un sistema perverso basado en la concentraci¨®n de las decisiones de unas ¨¦lites econ¨®mico-financieras globalizadas a quienes no importa especular con la vida de los ciudadanos de cualquier lugar del mundo. ?lites dominadas por un sentimiento de avaricia que est¨¢ llevando al borde del desastre ecol¨®gico y humano al planeta.
Los ciudadanos estamos obligados a dejar de lamentarnos, de resignarnos, de pensar que esta crisis es algo pasajero como quieren hacernos creer para aquietarnos. Es necesaria la acci¨®n colectiva; hay que articular intervenciones supranacionales para subvertir el Estado de las cosas porque aceptar la injusticia no es una virtud, sino todo lo contrario. Y habr¨¢ que despojarse de muchos miedos, est¨¦riles para la mayor¨ªa y muy beneficiosos para esas minor¨ªas que los instigan y fomentan, pues de ello obtienen cuantiosas ganancias.¡ª Antonia Tapia Lozano. Don Benito, Badajoz.
Nos despertamos un d¨ªa con la sorpresa del seudocorralito de la banca en Chipre. Los ahorradores chipriotas van a ¡°colaborar¡± en el rescate de su propia econom¨ªa. Se ve¨ªa venir que Bruselas, Alemania mejor dicho, no estaba para soltar m¨¢s dinero a fondo perdido para otro pa¨ªs del sur y se ha roto el tab¨² de la garant¨ªa de los 100.000 euros. Pero la cosa parece que no ser¨¢ tan f¨¢cil. He le¨ªdo en la prensa que de momento se ha suspendido el tr¨¢mite parlamentario de aprobaci¨®n de la medida y que el cerrojazo de sus bancos se prorroga.
Naturalmente a nuestras autoridades les ha faltado tiempo para negar que una medida similar se pueda adoptar en Espa?a y afirman que el rescate de Chipre es excepcional. Pero tambi¨¦n se dijo en su d¨ªa que el de Grecia ser¨ªa el ¨²nico rescate, que nuestra econom¨ªa iba bien y que el sistema bancario espa?ol era el m¨¢s s¨®lido.¡ª Susana Fuentes Gallego. Barcelona.
]Nos explican que en un Estado de derecho los ciudadanos y los Gobiernos tienen derechos y obligaciones. Existen contratos y son de obligado cumplimiento por ambas partes, pudi¨¦ndose acudir a los tribunales en caso de incumplimiento. Pero parece que hay subterfugios y puertas de atr¨¢s que conculcan todo derecho ciudadano, puesto que los Gobiernos, siempre enarbolando nobles banderas, pueden desposeernos de ellos.
El ¨²ltimo ejemplo nos lo da Chipre. Se inventan una tasa sobe los dep¨®sitos bancarios y al ciudadano, que tiene unas cl¨¢usulas firmadas con su banco, se le niega el derecho a exigir el cumplimiento de las mismas; ahora en lugar de percibir intereses, paga, con efecto inmediato, hasta un 9,9%.
Venezuela, Argentina y Bolivia nacionalizan empresas espa?olas, no pagan nada y parece que es legal, porque el valor de lo expropiado es discutible.
Portugal y Espa?a tambi¨¦n hacen de las suyas, con la quita de la paga doble a los funcionarios. ?C¨®mo puede ser legal que un contrato (laboral en este caso) se vea alterado por una de las partes sin consentimiento de la otra? ?Es legal reducir el salario arbitrariamente? ?Hasta qu¨¦ importe? ?A qu¨¦ distancia estamos de la esclavitud? Y, si es legal, ?por qu¨¦ la empresa privada no lo puede hacer unilateralmente?
?Qui¨¦n determina, en ¨²ltima instancia, lo que es legal? ?Qu¨¦ protecci¨®n nos queda ante Gobiernos que de forma retroactiva se dan una p¨¢tina de legalidad para realizar cuantas ilegalidades quieran?¡ª Adolfo Barguilla. Sabadell, Barcelona.
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