Esperando a La Chalotais
La educaci¨®n debe promover la libertad y ser plural y neutral ante las religiones
En su hermoso libro terminal El refugio de la memoria, Tony Judt dedica un cap¨ªtulo a su paso por la ?cole Normale Sup¨¦rieure, en Par¨ªs.
Judt, que era alumno de Cambridge, lleg¨® en 1970 a esta academia humanista de ¨¦lite como pensionnaire ¨¦tranger y entr¨® en contacto no solo con la intelectualidad francesa m¨¢s sobresaliente de la ¨¦poca, sino tambi¨¦n con los estudiantes que se preparaban para ser los pol¨ªticos que, unos a?os m¨¢s tarde, conducir¨ªan los destinos del pa¨ªs.
Por las aulas de esta escuela ha pasado, desde el a?o 1794, una constelaci¨®n de mentes brillantes que han hecho de Francia lo que es hoy, un pa¨ªs que, con todo y que no se encuentra en su mejor momento nos lleva, en el campo de la educaci¨®n, mucha ventaja. No en a?os, puesto que los esfuerzos por consolidar un sistema de educaci¨®n competente empezaron, en los dos pa¨ªses, a principios del siglo XIX, sino en la perspectiva que han tenido desde entonces los franceses, sobre esa inversi¨®n estrat¨¦gica que es la educaci¨®n de la ciudadan¨ªa.
Voy a escribir, sin m¨¢s intenci¨®n que la orientativa, los apellidos de algunos ex alumnos de la ?cole Normale Sup¨¦rieure : Pasteur, Pompidou, Derrida, Sartre, Bergson, Rolland, Althuser, Debray, Foucault y Henry L¨¦vy, que por cierto escribe en estas mismas p¨¢ginas.
Mientras el Estado franc¨¦s asume la educaci¨®n de sus ciudadanos, el espa?ol se lo deja a la Iglesia
Tony Judt, haciendo gala de su robusto escepticismo, escribi¨®: ¡°Los intelectuales franceses todav¨ªa generan alg¨²n calor de vez en cuando, pero la luz que emiten nos llega desde un sol distante, quiz¨¢ ya extinguido¡±.
Dicho esto, y aceptando que hoy, efectivamente, esa luz nos llegue desde lejos, no puede soslayarse la tremenda influencia que ha ejercido la intelectualidad francesa en Occidente, durante los ¨²ltimos siglos, ni, sobre todo, que aquel esplendor que ven¨ªa de la Ilustraci¨®n y que consolid¨® la Revoluci¨®n, todo ese mundo rico y variopinto de fil¨®sofos, escritores, pol¨ªticos, que han hecho de Francia lo que es hoy, no se debe a la casualidad, ni a la gen¨¦tica, ni a la magia ni al milagro, sino que parte de un proyecto del Estado franc¨¦s, que hace doscientos a?os se dio cuenta, y actu¨® en consecuencia, de que la riqueza de un pa¨ªs, y el peso que este tiene en el mundo, empieza en la educaci¨®n de sus ni?os.
La ?cole Normale Sup¨¦rieure, su apabullante n¨®mina de ex alumnos y la influencia que estos han tenido y tienen en el destino de su pa¨ªs, es la punta de un proyecto educativo que concibi¨®, en 1763, Louis-Ren¨¦ de Caradeuc de La Chalotais. Este hombre era el Procurador General de Breta?a, un exitoso pol¨ªtico que trunc¨® su carrera al enfrentarse con Luis XV y con el duque D?Aiguillon, el gobernador de la provincia. La Chalotais cay¨® en desgracia, estuvo en dos c¨¢rceles bajo un estricto r¨¦gimen de privaci¨®n y vigilancia, tanto que, de acuerdo con lo que escribi¨® Voltaire, no ten¨ªa derecho ni a instrumentos de escritura y tuvo que escribir su defensa con un palillo remojado en vinagre. Despu¨¦s de la c¨¢rcel fue enviado al exilio. Ante ese castigo desmedido, y a pesar de que se trataba de una persona m¨¢s bien antip¨¢tica, la gente dec¨ªa que La Chalotais hab¨ªa sido v¨ªctima de su enemistad con el duque D?Aiguillon, pero sobre todo de la venganza de los jesuitas, la orden religiosa a la que hab¨ªa combatido, durante toda su carrera pol¨ªtica, con notable ferocidad, porque estaba convencido de que la educaci¨®n del pueblo no pod¨ªa ser dejada en manos de una orden religiosa.
A partir de ese convencimiento, La Chalotais escribi¨® en 1763, el mismo a?o en que los jesuitas fueron expulsados de Francia, un ensayo crucial, Essai d?Education Nationale, que fue la primera piedra del dise?o educacional franc¨¦s ¡ªque posteriormente articular¨ªa Condorcet y finalmente instaurar¨ªa el r¨¦gimen napole¨®nico¡ª como un sistema educativo nacional, gratuito y laico que, a partir de entonces, presidente tras presidente, han ido protegiendo, cultivando y expandiendo, independientemente de la formaci¨®n pol¨ªtica a la que pertenezcan.
La tolerancia ab¨²lica hacia la corrupci¨®n est¨¢ relacionada con el sistema educativo
Francia lleva m¨¢s de dos siglos invirtiendo en la educaci¨®n de sus ciudadanos, m¨¢s o menos el mismo tiempo que lleva Espa?a invirtiendo en la de los suyos, pero con otra perspectiva : mientras que el Estado franc¨¦s asumi¨® la responsabilidad de la educaci¨®n de sus ciudadanos, fundando una escuela gratuita y laica, aqu¨ª la educaci¨®n se ha dejado, con la excepci¨®n de un breve periodo durante la Rep¨²blica, en manos de la Iglesia. Y esto quiere decir que la educaci¨®n para el Estado espa?ol, puesto que se deja en manos de otro, no es una prioridad. O dicho de otro modo, m¨¢s que la educaci¨®n importa estar en buenos t¨¦rminos con la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica.
Que la Iglesia, en pleno siglo XXI, intervenga en el sistema educativo, y que lo haga avalada por ese anacr¨®nico concordato entre Espa?a y el Vaticano refrendado en 1979, es una rareza que no existe ni en el pa¨ªs con m¨¢s cat¨®licos del mundo hispano, que es M¨¦xico, donde la educaci¨®n es, desde el siglo XIX, laica y gratuita como en Francia.
La educaci¨®n tiene que ser plural, debe promover la libertad de pensamiento, ser neutral frente a las religiones y dotar al alumno del equipaje intelectual que necesita para reflexionar en libertad y llegar a sus propias conclusiones. As¨ª es la educaci¨®n francesa, la que reciben mis hijos y sus colegas, y que yo miro con sana envidia y a destiempo, porque no se parece en nada a la educaci¨®n cat¨®lica que recib¨ª yo, que probablemente se parece a la que recibi¨® usted, y que sigue siendo hasta hoy b¨¢sicamente la misma, una educaci¨®n secuestrada por el temor a Dios, donde razonar es menos importante que memorizar, donde la creencia tiene mucha mayor jerarqu¨ªa que el escepticismo, y el reba?o vale m¨¢s que el individuo.
A juzgar por lo que ha producido en uno y otro pa¨ªs el sistema educativo, convendr¨ªa empezar a cuantificar, de manera constructiva, todo lo que se ha perdido aqu¨ª durante estos siglos de educaci¨®n mangoneada por la Iglesia, y la manera en que esta p¨¦rdida ha terminado conformando al pa¨ªs; porque, por echar mano de un ejemplo de rabiosa actualidad, la corrupci¨®n esperp¨¦ntica que ¨²ltimamente llena p¨¢ginas de peri¨®dicos y noticiarios, y la tolerancia ab¨²lica con que el ciudadano com¨²n la enfrenta, est¨¢n directamente relacionadas con nuestro sistema educativo.
?Deber¨ªa la Iglesia, esa instituci¨®n que est¨¢ cada vez m¨¢s fuera de este mundo, tener semejante injerencia en la educaci¨®n de un pa¨ªs moderno, industrializado y europeo?
¡°Procuremos m¨¢s ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado¡±, dec¨ªa Unamuno, y conviene recordarlo porque tiene que ver con la idea que anima estas l¨ªneas: Francia es lo que es no por razones gen¨¦ticas, ni geogr¨¢ficas, ni m¨¢gicas, sino porque ha sabido dise?ar un sistema educativo a la altura de sus ciudadanos. Quiz¨¢ ya sea el momento de que aparezca nuestro La Chalotais.
Jordi Soler es escritor.
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