Infancias robadas
Esta es la historia de ni?as a las que arrebataron su infancia para convertirlas en?esposas. Una pr¨¢ctica ilegal que se lleva a cabo en?lugares como el subcontinente indio. All¨ª se?concentran la mayor¨ªa de los?matrimonios infantiles del mundo.
Sansita Devi corre a por el peque?o espejo de mano. Tras un frugal desayuno llega el momento del d¨ªa que m¨¢s disfruta. Se sienta en un taburete, frente a la vivienda de adobe que ocupa su familia, y espera a que llegue su madre. La mujer, con una sonrisa condescendiente, se acuclilla y prepara el polvo rojo del tika que le pondr¨¢ en la frente. Es solo un punto entre ceja y ceja y una l¨ªnea vertical al comienzo de la raya del pelo, pero Devi se siente mucho m¨¢s guapa. ¡°Y m¨¢s mayor¡±. Lo que desconoce esta ni?a nepalesa de siete a?os es que el ritual matinal que tanto adora es, en realidad, la certificaci¨®n de que est¨¢ casada.
Claro que no puede recordar la ceremonia que sus padres organizaron cuando ten¨ªa solo tres a?os. ¡°S¨¦ que no es correcto casar a los hijos tan peque?os, pero no tenemos alternativa. Cuanto m¨¢s mayores son ellas, m¨¢s dote tenemos que pagar, as¨ª que lo mejor es hacerlo cuanto antes¡±, explica el padre, Ram Iqbal Malik, un joven de 25 a?os perteneciente a la casta intocable dom. ?l tampoco recuerda cu¨¢ndo lo casaron, pero es evidente que sus progenitores no perdieron el tiempo: su hija mayor, Anita, tiene ya 10 a?os.
Malik concert¨® los matrimonios de Sansita y de Anita el mismo d¨ªa. ¡°Hab¨ªa ido a la boda de unos vecinos y, despu¨¦s de haber bebido bastante, empec¨¦ a hablar con un hombre que ten¨ªa dos hijos varones. La diferencia de edad con mis chicas no es muy importante, y me pareci¨® que la familia tiene una buena calidad de vida, as¨ª que decidimos casar a las dos parejas en la misma ceremonia para ahorrar¡±.
Eso s¨ª, antes de sellar las uniones, Malik puso como condici¨®n que las ni?as permanezcan en el hogar paterno hasta que alcancen la adolescencia. ¡°Porque recuerdo lo dif¨ªcil que fue para mi mujer dar a luz la primera vez ¨Cten¨ªa 12 a?os¨C y porque una ONG local nos inform¨® de los peligros que corr¨ªan las ni?as si se marchaban ya a casa de sus maridos¡±. Los resume Bimal Kumar Phnuyal, director de Action Aid Nepal, ONG hermanada con la espa?ola Ayuda en Acci¨®n: ¡°En primer lugar, abandonan su educaci¨®n para dedicarse, generalmente, a las labores de la casa o del campo; en el hogar de la familia pol¨ªtica est¨¢n expuestas a todo tipo de violencia dom¨¦stica, incluido el abuso sexual; su vida, incluso, corre peligro por la elevada tasa de embarazos prematuros que se dan en estos casos¡±.
La marca del ¡®tika¡¯ en la frente certifica que Sansita est¨¢ casada. Hoy tiene siete a?os. Contrajo matrimonio a los tres
Seg¨²n la legislaci¨®n que regula el matrimonio en Nepal, aprobada en 1971, la uni¨®n de menores de 18 a?os es ilegal. Y cualquier funcionario del Registro Civil que inscriba a una pareja sin seguir esta normativa puede ser encarcelado durante un m¨¢ximo de seis meses y condenado a pagar una multa de hasta 5.000 rupias (unos 45 euros). Pero basta con un vistazo al embarrado poblado de la familia de Malik, situado en el distrito oriental de Bara, para confirmar que la ley es aqu¨ª papel mojado. Casi todos los ni?os menores de 12 a?os han dejado atr¨¢s la solter¨ªa.
¡°La mayor¨ªa de las familias evitan registrar los matrimonios en un primer momento, son tratos y ceremonias que no tienen car¨¢cter legal. Como se llevan a cabo en lugares privados, con la connivencia de una sociedad que no ve nada malo en esta tradici¨®n, es muy dif¨ªcil combatirlos¡±, reconoce Sailendra Gachhedar, subinspector de polic¨ªa del vecino distrito de Lahan. ¡°Cuando van al registro para conseguir el certificado ya no hay nada que hacer, porque generalmente la mujer ya ha dado a luz¡±. Y la ley estipula que un matrimonio infantil solo se puede declarar nulo si la pareja no tiene hijos.
Seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas oficiales, correspondientes a 2010, el 26,1% de las nepalesas de entre 15 y 19 a?os est¨¢n casadas. En las zonas rurales, ese porcentaje aumenta 10 puntos, y la edad media a la que contraen matrimonio se queda en 16,2 a?os. Unicef cifra en un 30% el porcentaje de mujeres casadas antes de los 19 que, para cuando alcanzan esa edad, ya tiene tres o cuatro hijos. Sin embargo, entre 1990 y 2000 solo se presentaron 59 denuncias contra casamientos de menores. ¡°Ha habido, incluso, casos en los que nuestros agentes han recibido palizas al intentar evitar una ceremonia, as¨ª que ahora nos limitamos a tratar de convencer a los padres para que no dejen marchar a sus hijas hasta que hayan cumplido una edad razonable¡±.
Los de Rina Kumari Sada creen que 13 a?os es suficiente. Por eso, hoy van a casarla con un chico de 16 al que ella no ha visto nunca. Su rostro evidencia que le es ajena la alegre efervescencia que se ha apoderado del pueblo, atareado en pintar corazones en las paredes de su casa, instalar en la plaza un potente equipo de sonido para el baile y cocinar para los dos centenares de invitados bajo un improvisado cobertizo de pl¨¢stico. Sin duda, no es un d¨ªa feliz para ella. Mantiene la vista clavada en el suelo mientras una anciana le tat¨²a con henna las manos. Y cuando habla lo hace con un hilillo de voz quebrada. ¡°Estoy triste. Y tengo miedo¡±. Su madre intenta consolarla, pero Kumari es incapaz de contener unas silenciosas l¨¢grimas. ¡°Tienes que ser fuerte, todas hemos pasado por este mal trago¡±, dice a su hija.
¡°Hemos tenido que casarla porque ya se est¨¢ haciendo mayor. Tengo miedo de que se enamore de alguien que le quite la virginidad. Casarla despu¨¦s ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil y costoso¡±. Por lo visto, Kumari ha mantenido un contacto ¡°excesivo¡± con un chico de casta m¨¢s alta, y la madre teme que la use con fines sexuales y que luego la abandone. ¡°Ha pasado muchas veces, y ser¨ªa una condena para ella¡±. Los padres acordaron casarla para protegerla. ¡°No tenemos mucho dinero, as¨ª que hemos dado unos muebles y corremos con el gasto de la boda¡±: 125.000 rupias (1.100 euros) que han pedido prestadas a un inter¨¦s del 60%.
¡°No quiero abandonar a mi familia¡±, se resiste, en vano, Kumari. Sin duda, ese es el momento m¨¢s aterrador para las ni?as. Lo sabe bien Sureina Malik, que est¨¢ sufriendo esa pesadilla a pocos kil¨®metros de distancia. Hace un a?o que la casaron con Rishi Kapur y, ahora, con 16, le ha llegado el momento de mudarse a la casa de su familia pol¨ªtica. Curiosamente, ella es un a?o mayor que ¨¦l. ¡°Es un fen¨®meno en auge entre algunos grupos sociales de clase media que no tienen problema con la dote, porque muchas familias buscan una chica que pueda hacer labores en casa o trabajar el campo, y para eso es mejor una adolescente que una ni?a¡±, comenta Karen Andersen, responsable del ¨¢rea de protecci¨®n de la infancia de Unicef en Nepal.
No obstante, a Sureina Malik lo que menos le preocupa ahora es tener que cocinar y limpiar. Lo que teme, tanto que es incapaz de articular palabra e, incluso, le tiemblan las manos y los labios, es que caiga el sol y tenga que encerrarse con Kapur en el dormitorio que los padres de ¨¦l ya han preparado para una noche de bodas en condiciones. Los amigos del adolescente hacen bromas obscenas e imitan los movimientos del coito para animarle, pero Kapur tampoco est¨¢ satisfecho con el vuelco que va a dar su vida. ¡°He tenido que abandonar los estudios y ahora me tocar¨¢ trabajar. No quer¨ªa casarme y no quiero tener hijos, pero es lo que tengo que hacer¡±, se lamenta cuando sus padres no est¨¢n presentes.
¡°Entiendo que este es un momento duro, pero no se puede ir contra la tradici¨®n¡±, justifica Mahindra, el padre de Kapur. ¡°Tengo tres hijos y dos hijas, y todos est¨¢n casados ya. Kapur tendr¨ªa que sentirse afortunado porque le hemos permitido estudiar hasta secundaria, mientras que a sus hermanas las enviamos a la casa de sus maridos cuando ten¨ªan 8 y 10 a?os¡±. De momento, el padre no quiere que Malik y Kapur tengan descendencia, as¨ª que esta tarde hablar¨¢ con su hijo para darle una clase acelerada de sexo y una caja de preservativos. Ella lo desconoce todo sobre el coito.
Sin duda, a pesar de que la mayor¨ªa de los padres comparte la creencia de que ¡°el amor surge con el tiempo¡±, muchos de estos matrimonios fracasan. Algunos, incluso, acaban en tragedia. Es el caso de Umita Devi, una joven nepalesa de casta alta a la que sus padres casaron con 14 a?os, y que muri¨® en enero de 2012 apaleada por sus suegros cerca de la ciudad de Janakpur. ¡°El marido era cinco a?os mayor que ella y se fue a Chitwan ¨Cal norte del pa¨ªs¨C a trabajar¡±, recuerda el hermano de Umita, Dilip Kumar Patel. ¡°Cuando regres¨® lo hizo de la mano de una chica bahar¨ª de la que se hab¨ªa enamorado y con la que se quer¨ªa casar. Dijo que se suicidar¨ªa si se lo imped¨ªan¡±.
Pero la familia de Devi trat¨® de evitar esa uni¨®n y busc¨® el asesoramiento de asociaciones de mujeres. ¡°Parec¨ªa que el chico hab¨ªa entrado en raz¨®n y que estaba dispuesto a dejar a la bahar¨ª. Hasta que un d¨ªa nos llamaron diciendo que Devi hab¨ªa sufrido heridas graves¡±. Patel fue con sus padres a recoger a su hermana con la intenci¨®n de trasladarla a un hospital, pero cuando llegaron ya estaba muerta. ¡°La golpearon con una vara tantas veces que le hab¨ªan desgarrado la piel, y ten¨ªa la cara ensangrentada porque le hab¨ªan arrancado la joyer¨ªa que dimos como dote¡±. Seg¨²n la autopsia, un golpe le rompi¨® el cuello y la mat¨®. La madre cree que se la quitaron de encima para evitar que el hijo cumpliese su amenaza de quitarse la vida. ¡°Nunca debimos casarla¡±, se arrepiente ahora.
Estos casos son tan habituales, que un 4% de las mujeres nepalesas se resigna a aceptar la poligamia para no ser repudiadas. Para tratar de evitar ese extremo, los padres de los ni?os a los que van a casar suelen acudir a santones que deciden si una pareja es compatible o no. Por una jugosa suma de dinero, estos hombres practican llamativos rituales en los que mezclan superstici¨®n y religi¨®n. ¡°Tenemos en cuenta el zodiaco y la astrolog¨ªa, seguimos unas escrituras antiguas y, luego, nos fijamos en rasgos externos, como el color de la piel y la edad¡±, dice Ram Padart Dube, un matchmaker indio muy cotizado en el este de Nepal.
En realidad, lo que tratan de hacer los santones que guardan algo de honestidad, reconoce Dube, es introducir un atisbo de sentido com¨²n en las uniones. ¡°Las castas m¨¢s bajas se empe?an en casar a sus hijas cada vez m¨¢s j¨®venes para ahorrar en la dote, pero solemos pedirles que esperen por lo menos a los 12 a?os y que no se deshagan de ellas hasta los 15 o 16, cuando ya est¨¢n sexualmente m¨¢s desarrolladas. Entre las castas medias y altas, sin embargo, nos llegan muchos casos extremos en los que la diferencia de edad entre los novios es excesiva. Intentamos que no se produzcan esas uniones, pero hay familias que est¨¢n tan desesperadas por casar a sus hijos que ni siquiera escuchan nuestra opini¨®n¡±.
Cuanto mayores son ellas, m¨¢s dote tenemos que pagar, as¨ª que es mejor hacerlo cuanto antes¡±
La de Savitri Devi fue una de ellas. Esta joven de India, un pa¨ªs que concentra el 40% de todos los matrimonios infantiles que se dan en el mundo, sobraba en una familia de campesinos que no puede alimentar a siete bocas. Los padres decidieron quit¨¢rsela de encima cuando ten¨ªa 13 a?os y hacer negocio: al contrario de lo habitual en el subcontinente indio, quer¨ªan que fuese el hombre quien pagase dote por ella.
Sanjay Prasad Kalwar, un hombre de 30 a?os, acept¨® despu¨¦s de verla en casa de sus padres. ¡°Mi anterior mujer me aban??don¨®, pero no nos hemos divorciado oficialmente porque ni siquiera s¨¦ d¨®nde est¨¢. Sab¨ªa que me costar¨ªa encontrar a quien aceptase la situaci¨®n y no tuviese reparo a convivir con mi hijo¡±, explica ¨¦l. ¡°Cuando vino a casa no ten¨ªa ni idea de qui¨¦n era, ni de qu¨¦ pretend¨ªa¡±, recuerda ella. ¡°Solo me dijeron que vistiera poca ropa y que lo saludara¡±. Un mes despu¨¦s tuvo que ir a vivir con ¨¦l.
Ahora, tres a?os despu¨¦s, Devi est¨¢ convencida de que sus padres ¡°hicieron lo que deb¨ªan¡±. Y se muestra razonablemente satisfecha. Incluso juega con Kalwar y le coge de la mano para posar en las fotograf¨ªas de este reportaje. ¡°Me respeta y no me fuerza a hacer nada que no quiera¡±. Sin embargo, ¨¦l reconoce que quiere tener dos o tres hijos, y que los quiere pronto. Ella baja la cabeza y sonr¨ªe avergonzada. ¡°Haremos lo que ¨¦l diga¡±.
¡°Aunque los matrimonios infantiles afectan tanto a ni?as como a ni?os, independientemente de su casta, es evidente que ellas sufren mucho m¨¢s. Son una propiedad como otra cualquiera, mientras que a ellos se los considera los salvadores de la familia¡±, afirma Doreen Reddy, directora del Programa de Mujeres de la Fundaci¨®n Vicente Ferrer (FVF), que trabaja por la igualdad de g¨¦nero en la localidad india de Anantapur. Esta concepci¨®n est¨¢ tan arraigada en la sociedad, que, hasta abril del a?o pasado, nadie hab¨ªa conseguido anular un matrimonio en India por haberse celebrado antes de la edad legal.
Laxmi Sargara, de 18 a?os, ha abierto la veda, pero no parece que vaya a formarse cola en los juzgados. ¡°La situaci¨®n est¨¢ mejorando, sobre todo en las ciudades, y la edad media a la que se contrae matrimonio en India crece. Pero todav¨ªa estamos al principio de un camino muy largo¡±, afirma Reddy. De hecho, en ocho Estados del pa¨ªs de Gandhi siguen casando a m¨¢s de la mitad de las mujeres antes de alcanzar la mayor¨ªa de edad. ¡°Ellas est¨¢n destinadas a abandonar sus familias para vivir con las de sus maridos, raz¨®n por la que ni siquiera se les da bien de comer. Su educaci¨®n tampoco es una prioridad, porque una mujer bien formada tiene que pagar m¨¢s dote para casarse con un hombre de su nivel, y, adem¨¢s, los padres temen que se rebelen contra las tradiciones si van a la escuela¡±, apunta la especialista de la FVF.
Por si fuera poco, la violaci¨®n, la brutal tortura y el asesinato de Jyoti Singh el pasado mes de diciembre en Delhi no solo ha provocado la ira de un pa¨ªs harto de la violencia contra las mujeres, sino que tambi¨¦n ha causado un inesperado efecto secundario: el aumento de los matrimonios de ni?as peque?as. ¡°Los padres tienen miedo de que las violen, y creen, err¨®neamente, que cas¨¢ndolas las protegen¡±, aclara Shuba Chacko, directora de la ONG local Aneka.
Sanjay tiene 30 a?os; su esposa, savitri, 16. ?l quiere dos o tres hijos pronto. ¡°haremos lo que ¨¦l diga¡±, afirma ella
Algunos pol¨ªticos indios mantienen la misma opini¨®n. Incluso, hay parlamentarios que han expresado su intenci¨®n de rebajar hasta los 16 a?os la edad m¨ªnima para contraer matrimonio. ¡°Ser¨ªa una regresi¨®n muy importante y una muestra m¨¢s del patriarcalismo de esta sociedad¡±, prosigue Shuba Chacko. ¡°En realidad, lo que temen los hombres es que las ni?as pierdan la virginidad, cuyo valor exacerba nuestra sociedad, y que luego no puedan casarse. Y lo ¨²nico que consiguen es perpetuar un c¨®digo social que convierte a la mujer en una esclava e impide un desarrollo m¨¢s r¨¢pido y equitativo del pa¨ªs¡±.
Jyothi Ani no quiere ser esclava de nadie. A sus 14 a?os ans¨ªa continuar con sus estudios, y se ha opuesto con fuerza al matrimonio que sus padres hab¨ªan concertado con un familiar lejano 24 a?os mayor que ella. ¡°Mi t¨ªo enviud¨® y quer¨ªa una mujer para cuidar de sus dos hijos. Ofreci¨® dinero para casarse conmigo, y me prometieron a ¨¦l¡±. En mayo del a?o pasado, una trabajadora de la FVF se enter¨® del caso e intercedi¨® por Ani. Le explic¨® a la madre los problemas que podr¨ªan derivar de la uni¨®n en el futuro. Ante la resistencia de los padres, amenaz¨® con acciones legales. Finalmente, los padres accedieron.
Pero la respuesta de quien iba a ser su marido fue tan violenta que tuvieron que internar a Ani en un colegio lejos de ¨¦l. ¡°Mis padres han aceptado que no me case hasta los 18 y que contin¨²e estudiando. Cuando llegue el momento dejar¨¦ que ellos elijan por m¨ª ¨Cel 80% de los matrimonios en India son concertados¨C, pero espero que mi marido tenga estudios y un buen trabajo¡±. A unos pasos, su padre asiente en silencio.
Dos mil kil¨®metros hacia el noreste, en la vecina Bangladesh, Sheuly Akter es la viva imagen de lo que ha evitado Jyothi. La casaron a los 13 a?os con un primo que trabaja en una mina de oro. Desde el principio le ha obligado a mantener relaciones sexuales dolorosas, y tanto ¨¦l como los suegros la maltratan. ¡°Me dicen que no sirvo para nada, que preferir¨ªan haber casado a su hijo con una perra¡±. No puede ir a clase. Tiene que cuidar de la casa. ¡°Envidio a los ni?os que van con uniforme por la calle¡±, reconoce cuando nadie la vigila. ¡°Muchas veces solo pienso en suicidarme¡±, reconoce la adolescente mientras prepara le?a para encender el fuego. No hay estad¨ªsticas al respecto, pero muchas lo hacen.
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