Dolce y Gabbana deben pagar m¨¢s de 340 millones al fisco italiano
El Tribunal Fiscal de Mil¨¢n condena a los creadores a devolver el dinero defraudado a Hacienda
Tan italianos a la hora de aprovechar los t¨®picos sicilianos para publicitar sus prendas, pero a la vez tan poco patri¨®ticos cuando toca pagar los impuestos. Finalmente, la justicia ha dictaminado que Domenico Dolce y Stefano Gabbana, dos de los dise?adores m¨¢s famosos del mundo, tienen que devolver a Hacienda ni m¨¢s ni menos que 343,4 millones de euros. Se trata de una sentencia en la que el s¨¢bado el Tribunal Fiscal de Mil¨¢n confirm¨® la decisi¨®n de la primera instancia, que conden¨® a los padres de la firma Dolce & Gabbana por evasi¨®n fiscal en noviembre de 2011. En aquella ocasi¨®n, ambos dise?adores no dudaron en apelar el fallo, pero la jugada, de momento, les ha salido mal.
La guerra de los reyes del made in Italy contra Hacienda se viene librando desde hace varios a?os. En 2004, ambos modistos crearon dos sociedades en Luxemburgo, con las que se compraron a s¨ª mismos por un precio de 360 millones de euros gran parte de su imperio de la moda. Sin embargo, acabaron gestionando las ganancias de igual manera, solo que bajo las leyes fiscales de aquel peque?o estado, donde el impuesto de sociedades es much¨ªsimo m¨¢s bajo que el italiano, uno de los m¨¢s caros del mundo. El chollo era evidente. Tanto, que las operaciones, aunque bien encubiertas, despertaron las sospechas de la polic¨ªa fiscal. En 2010, los dise?adores fueron acusados de haber montado ¡°una caja fuerte¡± en el extranjero, para ¡°generar una planificaci¨®n fiscal internacional il¨ªcita con el ¨²nico objetivo de ahorrarse impuestos¡±. La Fiscal¨ªa de Mil¨¢n vio en sus operaciones delitos de fraude fiscal y de estafa contra el Estado.
La sesi¨®n preliminar del juicio, sin embargo, se cerr¨® con la suspensi¨®n de los cargos: ¡°La transferencia se desarroll¨® a la luz del d¨ªa¡±, escribi¨® entonces el juez. Tras meses de batalla en los tribunales, a finales de 2011 el Supremo volvi¨® a abrir el juicio, al considerar que s¨ª exist¨ªan motivos suficientes para que los dos creadores se sentaran en el banquillo. En noviembre de aquel a?o lleg¨® la sentencia de la primera instancia: la operaci¨®n en Luxemburgo era il¨ªcita porque los dise?adores pagaron apenas 360 millones, cuando, seg¨²n los investigadores, la parte de la empresa que compraron val¨ªa m¨¢s de 730. Ahora Hacienda gana su segunda gran batalla y pide su dinero de vuelta. Para evitar meterse la mano al bolsillo, Domenico y Stefano solo tienen una opci¨®n: jugar su ¨²ltima carta ante el Supremo.
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