Instruir, pero tambi¨¦n formar
Para que los maestros y maestras puedan ayudar al alumnado a aprender la libertad, la solidaridad y la democracia deben estar formados para que en la ense?anza se practique todo ello
A partir de un informe elaborado por inspectores de educaci¨®n de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, se han manifestado algunas opiniones, como la publicada en La Cuarta P¨¢gina de este peri¨®dico titulada Primero aprende y solo despu¨¦s ense?a, que necesitan ser debatidas, sobre todo para no dejar caer la educaci¨®n en un reduccionismo instructivo, a la vez que en una simplicidad competencial la funci¨®n y formaci¨®n del profesorado de cualquiera de las etapas educativas.
Se ha insistido en la idea de que las Facultades de Educaci¨®n y de Formaci¨®n del Profesorado deben volver a lo b¨¢sico, que es lo que han venido descuidando; es decir, en centrar la preparaci¨®n de los futuros docentes en la ense?anza y el aprendizaje de las disciplinas cient¨ªfico-human¨ªsticas: matem¨¢ticas, biolog¨ªa, literatura, historia, etc¨¦tera. Se recomienda prestar m¨¢s atenci¨®n a lo que en Ciencias de la Educaci¨®n denominamos instrucci¨®n, que es capacitar a maestras y maestros para que sepan desarrollar acciones de ense?anza basadas en procesos cognitivos de asociaci¨®n y memoria, encaminadas a que su alumnado adquiera habilidades b¨¢sicas, instrumentales, como son la lectura, el c¨¢lculo o el reconocimiento de los diferentes elementos del entorno (r¨ªos, mam¨ªferos, ciudades, personajes literarios¡). Esta propuesta de volver a lo b¨¢sico no es nueva, porque es hist¨®rico el movimiento back to basics que lider¨® EEUU y que fue desencadenado por el lanzamiento del Sputnik (1957) (Informes y documentos, Revista de Educaci¨®n, 278, 1985). Curiosamente, emergi¨® en una situaci¨®n de penuria econ¨®mica como la actual, donde la mayor¨ªa de los gobiernos de los pa¨ªses desarrollados tecnol¨®gicamente mostraron su preocupaci¨®n por los resultados de sus respectivos sistemas educativos y, para limitar y controlar el gasto en educaci¨®n, volvieron a priorizar la instrucci¨®n de contenidos que consideraban fundamentales (escritura, lectura y matem¨¢ticas) para acceder al escaso mercado de trabajo que hab¨ªa en aquellos momentos.
Ante la importancia de estos aprendizajes para ayudar a los humanos a entender su entorno y relacionarse con ¨¦l, hay que aceptar que una de las dimensiones de la educaci¨®n es la mencionada instrucci¨®n y, consecuentemente, en la selecci¨®n del profesorado, hay que valorar el nivel de preparaci¨®n de los aspirantes en este dominio profesional-docente. Ahora bien:
La ense?anza es una actividad que reporta un logro sobre alguien que est¨¢ aprendiendo una creencia, una actidud, una destreza
a) ?qu¨¦ supondr¨ªa esta vuelta a lo b¨¢sico, este retorno a una mayor preocupaci¨®n por la instrucci¨®n? o, lo que ser¨ªa equivalente ?qu¨¦ consecuencias tendr¨ªa cargar el significado de educaci¨®n con un mayor ¨¦nfasis en la acci¨®n de instruir?
Pues que perder¨ªa importancia la segunda dimensi¨®n de la educaci¨®n: la formaci¨®n. Este es un t¨¦rmino hist¨®rico usado en los estudios de Pedagog¨ªa para referirse a situaciones que ponen en funcionamiento procesos mentales superiores como el an¨¢lisis, la reflexi¨®n, el razonamiento, la cr¨ªtica; que promueven el desarrollo de emociones (alegr¨ªa, tristeza,¡), sensaciones y sentimientos (amor, odio,¡); y que introducen en valores como la solidaridad, la honestidad, la democracia, la libertad, la participaci¨®n, el respeto¡, y en virtudes como la capacidad de emocionarse ante la tonalidad de la luz del sol en un momento del d¨ªa, o ante la posible situaci¨®n de miseria, tristeza o melancol¨ªa que vive una determinada persona. En este sentido, se habla de formaci¨®n cuando se pretende poner en funcionamiento pensamientos orientados a la toma de postura ante dilemas ¨¦ticos, ante hechos que confronten ideas y valores, que cuestionen creencias y sentimientos, etc¨¦tera.
Por lo tanto, si educar es instruir y formar, al enfatizar la atenci¨®n en una de las dimensiones, en el caso que nos ocupa la instrucci¨®n, se corre el preocupante peligro de descuidar y restringir el ¨¦nfasis en la formaci¨®n; o sea, se restar¨ªa importancia a los prop¨®sitos de la educaci¨®n relacionados con el mundo afectivo, social y ¨¦tico de los humanos; se reducir¨ªa a lo disciplinar el amplio sentido que da Richard S. Peters a la ense?anza como una actividad intencional que reporta un logro o aprendizaje sobre algo a alguien que est¨¢ aprendiendo ¡°por ejemplo, una creencia, una actitud, una destreza¡± (Filosof¨ªa de la educaci¨®n, FCE, 1979, p. 311).
b) Se presentan algunas dudas sobre los fundamentos de la preparaci¨®n y, posteriormente, selecci¨®n de los maestros y maestras, pero de forma especial esta: ?qu¨¦ posibilidades tendr¨ªa el profesorado de abordar y responder a los fines de su sistema educativo desde una ense?anza b¨¢sicamente instructiva? En el caso de Espa?a, ?estar¨ªan los docentes formados para responder a las exigencias derivadas de la vigente Ley Org¨¢nica 2/2006 de 3 de mayo, de Educaci¨®n (LOE); concretamente para afrontar los tres principios fundamentales que la presiden y que se exponen en su pre¨¢mbulo?
Ve¨¢moslo empezando por conocer unos breves descriptores de sus enunciados:
¡°El primero consiste en la exigencia de proporcionar una educaci¨®n de calidad¡ Se trata de conseguir que todos los ciudadanos alcancen el m¨¢ximo desarrollo posible de todas sus capacidades, individuales y sociales, intelectuales, culturales y emocionales¡ Al mismo tiempo, se les debe garantizar una igualdad efectiva de oportunidades,¡
El segundo principio consiste en la necesidad de que todos los componentes de la comunidad educativa colaboren para conseguir ese objetivo tan ambicioso... Pero la responsabilidad del ¨¦xito escolar de todo el alumnado no solo recae sobre el alumnado individualmente considerado, sino tambi¨¦n sobre sus familias, el profesorado, los centros docentes...
El tercer principio que inspira esta Ley consiste en un compromiso decidido con los objetivos educativos planteados por la Uni¨®n Europea para los pr¨®ximos a?os¡ Fomentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida implica, ante todo, proporcionar a los j¨®venes una educaci¨®n completa,.. que les permita desarrollar los valores que sustentan la pr¨¢ctica de la ciudadan¨ªa democr¨¢tica, la vida en com¨²n y la cohesi¨®n social¡±. (LOE, pre¨¢mbulo).
Considerar al profesor como t¨¦cnico en ejecutar un programa de materias instrumentales implica darle una prepraci¨®n insuficiente
Al existir un n¨²mero limitado de cr¨¦ditos tanto en los estudios de Magisterio como en el M¨¢ster en Formaci¨®n del Profesorado de Educaci¨®n Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formaci¨®n Profesional y Ense?anza de Idiomas, dar m¨¢s importancia a las ¨¢reas disciplinares supondr¨ªa restar tiempo para abordar cuestiones como las que plantea Kenneth M Zeichner (La formaci¨®n del profesorado y la lucha por la justicia social, Morata, 2010) y que son necesarias para que los futuros docentes puedan responder a los temas de calidad y equidad presentes en la primera finalidad. Es as¨ª, porque la teorizaci¨®n sobre los modelos de formaci¨®n del profesorado que se han practicado y delimitado en los ¨²ltimos 60 a?os ha identificado la tarea de instrucci¨®n con la consideraci¨®n del profesor como t¨¦cnico en ejecutar un programa de materias instrumentales. Es una preparaci¨®n insuficiente para poder configurar y crear situaciones de ense?anza acordes con ese primer principio, entre otras razones porque el profesorado adem¨¢s de saber ejecutar un plan de contenidos tambi¨¦n tiene que saber cuestionarlos para hacerlos relevantes y acordes con las caracter¨ªsticas personales y sociales de sus alumnos y alumnas.
Otra duda que se plantea en particular sobre el segundo y tercer principio es ?puede el profesorado desarrollar ambos sin tener una formaci¨®n sobre lo que es la organizaci¨®n de centros, o acerca de la teorizaci¨®n que se ha venido haciendo sobre las mediaciones entre familia y escuela para que las relaciones entre ambas sea m¨¢s fruct¨ªfera, o sobre las funciones que pueden tener los productos del actual desarrollo tecnol¨®gico para facilitar el aprendizaje permanente de los humanos, es decir, para acceder a la informaci¨®n, para elaborarla de forma colaborativa, y para representar el conocimiento construido?
Continuando con el argumento iniciado anteriormente, y apoyado en este caso por las aportaciones de Lawrence Stenhouse (Investigaci¨®n y desarrollo del curr¨ªculum, Morata, 1984), para poder afrontar estos principios fundamentales de la LOE los maestros y maestras deben ser considerados y preparados para ser artistas, planificadores e investigadores de su trabajo en las aulas y centros; o de otra forma, los anteriores fines solo los puede abordar el profesorado cuando, sobre todo, ha sido preparado para formar. Es as¨ª, porque las pr¨¢cticas formativas, seg¨²n considera su naturaleza Alasdair Macintyre (Tras la virtud, Cr¨ªtica, 2001), necesitan y, por lo tanto, buscan un aprendizaje experiencial, una adquisici¨®n de los humanos cuando viven situaciones donde est¨¢n presentes los objetos que han de aprender. As¨ª pues, los afectos y actitudes, o los valores como la justicia, la solidaridad, la libertad, el respeto, la participaci¨®n¡ se aprenden cuando se participa y experimentan situaciones de amor o tristeza, de honestidad, colaboraci¨®n y respeto,¡ que son exigidas por los tres principios que fundamentan la LOE. De esta forma, para que los maestros y maestras puedan ayudar al alumnado a aprender la libertad, la solidaridad, la democracia¡ y a establecer cauces de participaci¨®n con las familias, deben estar formados para preparar situaciones de ense?anza donde est¨¦n presentes, se practique y, por lo tanto, se viva la libertad, la solidaridad, la colaboraci¨®n¡
Para terminar solo falta manifestar que las anteriores dudas y consideraciones sobre un retorno a lo b¨¢sico que deje la educaci¨®n desequilibrada hacia la instrucci¨®n, y la preparaci¨®n del profesorado hacia su capacitaci¨®n para ejecutar programas de contenidos disciplinares, no solo son cuestiones que justifican las consecuencias lamentables que hist¨®ricamente ha tenido el movimiento back of basics, principalmente haber descuidado la formaci¨®n personal y social de demasiadas capas de poblaci¨®n, sino que, mirando hacia las pr¨®ximas convocatorias de selecci¨®n de maestras y profesores aspirantes a trabajar, tambi¨¦n son argumentos que permitir¨¢n mirar con curiosidad c¨®mo se valorar¨¢ su nivel de preparaci¨®n para desarrollar la dimensi¨®n formativa de su futura pr¨¢ctica educativa. Pero este es otro debate.
Antonio Bautista Garc¨ªa-Vera es catedr¨¢tico de Did¨¢ctica y Organizaci¨®n Escolar de la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro Desarrollo tecnol¨®gico y educaci¨®n. (Editorial Fundamentos. Madrid 2010)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.