Escrache de ida y vuelta
La palabra viene a designar un hecho nuevo, que no dispon¨ªa de vocablo espec¨ªfico
Miles de palabras del castellano viajaron hacia Am¨¦rica en distintas oleadas, pero otras muchas llegaron a Espa?a desde all¨¢. Los espa?oles decimos ¡°tiza¡±, y esa voz recorri¨® su largo camino hacia Europa desde el n¨¢huatl, lengua precolombina mexicana en la cual a la tiza se le dice ¡°tizatl¡±. Por su parte, los mexicanos a la tiza le llaman ¡°gis¡±, vocablo que recorri¨® el trayecto inverso partiendo del griego (g?psos, yeso) y pasando por el lat¨ªn (gypsum) y luego por el catal¨¢n (probablemente tambi¨¦n por el aragon¨¦s) y el franc¨¦s, seg¨²n el diccionario etimol¨®gico de Joan Corominas.
Tiza en Espa?a, gis en M¨¦xico.
No parece raro, por tanto, que un t¨¦rmino como ¡°escrache¡± nos haya llegado ahora de regreso a Europa despu¨¦s de dar unas cuantas vueltas por el mundo.
La palabra ¡°escrache¡± lo tiene todo para triunfar entre nosotros.
En primer lugar, porque su formaci¨®n no repele a la morfolog¨ªa y la fonolog¨ªa del espa?ol.
En segundo t¨¦rmino, porque su connotaci¨®n sonora evoca algo que sucede con estr¨¦pito (y tiene as¨ª un valor onomatop¨¦yico).
En tercera instancia, porque la palabra viene a designar un hecho nuevo, que no dispon¨ªa de vocablo espec¨ªfico: las manifestaciones ruidosas ante las casas de pol¨ªticos o personajes de transcendencia p¨²blica; el acoso domiciliario en grupo.
Y finalmente, porque est¨¢ de moda y ha salido con fuerza en todas las direcciones.
El Diccionario de la Real Academia recoge desde 2001 el verbo ¡°escrachar¡±, pero no sus derivados americanos ¡°escrache¡± y ¡°escracho¡±. Y lo define seg¨²n el uso coloquial propio del espa?ol rioplatense (Argentina y Uruguay), con dos acepciones: ¡°1. Romper, destruir, aplastar. 2. Fotografiar a una persona¡±.
El ¡®Diccionario de americanismos¡¯ habla de? ¡°situaci¨®n desairada en que se deja a alguien¡±
As¨ª que, por ahora, la Academia no da ninguna pista que relacione ese verbo con el uso reciente de ¡°escrache¡± en los medios de comunicaci¨®n espa?oles.
?De d¨®nde ha salido entonces esta palabra?
Podemos establecer algunas conclusiones a partir del cruce de datos al que nos dan pie el Diccionario de americanismos (elaborado en 2010 por las Academias de la lengua hispanoamericanas), el Diccionario de argentinismos (editado en 2008 por la Academia Argentina de Letras; es decir, la Academia argentina) y el Diccionario etimol¨®gico del lunfardo, del argentino ?scar Conde (Taurus, 2011).
¡°Escrachar¡± tiene dos l¨ªneas de significados: una de ellas parte del ingl¨¦s scrach (rasgu?o, ara?azo) y la otra del lunfardo escrache (poner en evidencia o delatar p¨²blicamente a alguien).
Los significados por la rama de rasgu?o se reparten entre los dos sustantivos (escrache y escracho): en el espa?ol de Estados Unidos, escrache significa ¡°ara?azo¡±. Y en Argentina y Uruguay, escracho tiene estas acepciones: ¡°Cara o rostro, especialmente si es feo o desagradable¡±, ¡°fotograf¨ªa de una persona, generalmente de mala calidad¡± y ¡°cosa mal hecha¡±. La vinculaci¨®n entre esos significados y el rasgu?o original la encontramos a partir de los usos jergales del mundo delictivo argentino, donde ¡ªcon alguna influencia del italiano scaracio, billete¡ª se llamaba ¡°escracho¡± a un boleto de loter¨ªa enga?oso, que seguramente precisaba de alguna raspadura para alterar el n¨²mero; o a un pasaporte falsificado de igual forma (lo que explica tambi¨¦n la relaci¨®n con la fotograf¨ªa y la mala cara que solemos lucir en ese tipo de documentos).
Pero la l¨ªnea de ¡°escrache¡± que nos concierne en la actualidad tiene que ver con otro origen, cuyas definiciones en el Diccionario de americanismos hablan de la ¡°situaci¨®n desairada en que se deja a alguien¡± y ¡ªen la entrada ¡°escrachar¡±¡ª de ¡°dejar en evidencia¡± a una persona, as¨ª como ¡°golpear duramente a alguien, especialmente en la cara¡± y ¡°romperse o estropearse algo¡±.
Julio Cort¨¢zar emple¨® ese verbo en Rayuela (1963) con este ¨²ltimo sentido, y con evidente evocaci¨®n sonora: un paquete ¡°se escracha en la calle¡±; y un imaginario piloto de avi¨®n ¡°ya te lo est¨¢ escrachando en la confiter¨ªa del ?guila a la hora del t¨¦¡±. Para un espa?ol no resultar¨¢ dif¨ªcil relacionar esas formas verbales con el ¡°escachar¡± del castellano (y del gallego) que significa ¡°cascar, aplastar, despachurrar; hacer cachos, romper¡±; que se basa a su vez en el verbo ¡°cachar¡±, asimismo registrado por la Academia: ¡°Hacer cachos o pedazos algo¡±.
Los dos referidos diccionarios del espa?ol del otro lado ofrecen finalmente el sentido que buscamos, con definiciones casi id¨¦nticas (reproducimos la del diccionario de la Academia de Letras argentina): ¡°Escrache: Denuncia popular en contra de personas acusadas de violaciones a los derechos humanos o de corrupci¨®n, que se realiza mediante actos tales como sentadas, c¨¢nticos o pintadas, frente a su domicilio particular o en lugares p¨²blicos¡±. Y documenta ese uso en un texto de la revista cultural La Maga publicado en agosto de 1998.
La expresi¨®n se extendi¨® en 2000 en Argentina, en la ¨¦poca del corralito
Tal sonoridad de la palabra encuentra su correspondencia con lo ruidoso de las protestas: tambores, m¨²sica, gritos. Los escraches son ¡°l¨²dicos¡± y ¡°carnavalescos¡±, como recoge la obra Pensar y habitar la ciudad, de los mexicanos Patricia Ram¨ªrez Kuri y Miguel ?. Aguilar D¨ªaz (Anthropos, 2006). Y lo corrobora Paula M¨®naco Felipe en un cap¨ªtulo del libro Justicia Penal Internacional, coordinado por Santiago Corcuera y Jos¨¦ Antonio Guevara (Universidad Iberoamericana, M¨¦xico, 2001): ¡°Cada vez que vamos a<TH>denunciar a un genocida es una fiesta en la que gritamos a los cuatro vientos qui¨¦n es esa persona¡±.
Es decir, para dejarla en evidencia.
A este lado del Atl¨¢ntico, el banco de datos de la Real Academia (que contiene m¨¢s de 410 millones de registros) recoge cuatro ejemplos del sustantivo ¡°escrache¡±, todos ellos tomados del diario argentino Clar¨ªn en 2001 y con el significado de protesta callejera (en dos de esas ocasiones, ante el domicilio de un ministro). Esto no quiere decir, por supuesto, que ¨²nicamente se haya usado cuatro veces el sustantivo, pues el banco de datos acad¨¦mico constituye solo una muestra del uso del espa?ol (aunque ciertamente una muestra descomunal).
En otro archivo de textos, el de la agencia Efe (Efedata), aparece documentada esta palabra por vez primera en julio de 1998, puesta en boca de una conferenciante argentina en Gij¨®n. En EL PA?S se estren¨® en septiembre de ese mismo a?o, en una cr¨®nica desde Buenos Aires.
El escrache se extender¨¢ en Argentina sobre todo a partir del a?o 2000, cuando los ciudadanos toman la calle para generalizar su protesta contra los pol¨ªticos, seg¨²n recoge ?scar Lamberto, exsecretario de Hacienda, en su libro Los cien peores d¨ªas: el fin de la convertibilidad (editorial Biblos. Buenos Aires, 2003). En aquellas ¨¦pocas, Argentina vivi¨® el corralito, con los dep¨®sitos de los ahorradores inmovilizados en los bancos.
Pero est¨¢bamos hablando de una palabra viajera, porque nuestro ruidoso ¡°escrache¡± ha llegado ahora desde Argentina a Espa?a; y antes lo hizo desde Europa a Am¨¦rica. Concretamente desde Italia. De ah¨ª pas¨® al lunfardo, la jerga de las clases bajas bonaerenses; y del lunfardo, al espa?ol general de Argentina.
El referido Diccionario etimol¨®gico del lunfardo, del argentino ?scar Conde, apunta como origen de este segundo ¡°escrachar¡± (el equivalente de ¡°delatar¡±) un posible cruce entre el genov¨¦s scracc? (expectorar, escupir; parecido al franc¨¦s cracher, con el mismo significado), y el italiano schiacciare (romper, destrozar). Las protestas, pues, arrojan sus gritos a la cara de los interpelados, para delatarlos, y lo hacen irrumpiendo en su espacio m¨¢s personal. Y con el ruido de la propia expresi¨®n ¡°escrache¡± envolviendo el paquete.
Vemos as¨ª que las palabras se entrelazan, se enriquecen, cambian de pa¨ªs. Analizar sus cromosomas tiene algo que ver con conocer la historia de las personas y el lugar de sus conflictos. Siempre hay una palabra sacando su billete en una estaci¨®n.
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