Lo que a¨²n es nuestro
No importa la deslealtad de cuantos habiendo sido elegidos para defender el bien com¨²n solo piensan en gobernar para s¨ª mismos y los que son como ellos, si tenemos el man¨¢ del misterio y la esperanza
Una joven vive feliz con su familia. Un d¨ªa, un desconocido les visita y se queda a vivir en la casa. Pasean juntos, se miran, cuando est¨¢n solos unen con cuidado sus manos. Pero el desconocido se va, y la melancol¨ªa invade el coraz¨®n de la joven. Pasa un a?o e inesperadamente el hu¨¦sped regresa. Ella se sobresalta al verle en la casa. ¡°No temas, querida, le dice su amigo, soy invisible para los dem¨¢s¡±. Y se besan apasionadamente. A partir de ese momento viven su idilio a espaldas de todos. Las mejillas de la muchacha se sonrojan y sus padres piensan que tiene fiebre, pero es la presencia de ese hu¨¦sped secreto quien las hace encenderse de amor. El relato se titula El secreto, y pertenece al ¨²ltimo libro de Juan Eduardo Z¨²?iga, Misterios de las noches y de los d¨ªas. Un libro lleno de aparecidos, de perturbadores secretos, de promesas que regresan. El relato de la joven y su invisible amante apenas tiene una p¨¢gina, pero habla del lado inasible del amor, de su levedad y tristeza, del lado oculto de lo real. Nos dice que son los muertos los que nos ense?an a amar.
Un extra?o personaje recorre en una limusina distintas zonas de Paris. La limusina es en realidad un camerino en el que se va disfrazando de distintos personajes. Pasa de ser un gran ejecutivo a un asesino, despu¨¦s un mendigo comedor de flores, un ninja voluptuoso, un amante que trata de volver a los lugares donde fue feliz, hasta terminar de regreso en su casa con una familia de amorosos monos. Se trata de Holy motors la pel¨ªcula de Leo Carax. En una de sus escenas alguien le pregunta al actor por el sentido de su b¨²squeda. Busco la belleza del acto, afirma. Y cuando su interlocutor le dice que la belleza est¨¢ en los ojos del que mira, el actor le contesta: ?Y si no ya no sabemos mirar?
Creer en lo divino y no aspirar a alcanzarlo es la ¨²nica posibilidad de felicidad que existe¡±
En El maestro, la novela que Colm To¨ªb¨ªn dedica a Henry James, hay un instante en que ¨¦ste al lamentar la muerte de una amiga y descubrir que puede ofrecerle al escribir las experiencias que ella habr¨ªa podido tener y proporcionarle la vida que tan cruelmente se hab¨ªa truncado, ¡°se pregunta si otros escritores antes que ¨¦l hab¨ªan experimentado algo as¨ª, si Hawthorne o George Eliot hab¨ªan intentado que los muertos volvieran a la vida, si hab¨ªan trabajado todo el d¨ªa y toda la noche, como un mago o un alquimista, desafiando al destino, al tiempo y a todos los implacables elementos, para volver a crear una vida sagrada¡±.
A esa vida sagrada se refiere Giorgio Agamben en un peque?o ensayo de su libro Profanaciones. Recuerda una frase de Kafka, en sus conversaciones con Janouch: ¡°Hay esperanza pero no para nosotros¡±. Agamben afirma que esta frase no quiere decir que la felicidad no sea para nosotros, ¡°sino que ella nos espera s¨®lo en el punto en el que no nos estaba destinada, donde no era para nosotros. Es decir: por magia¡±. Y enseguida afirma: ¡°Creer en lo divino y no aspirar a alcanzarlo es la ¨²nica posibilidad de felicidad que existe en la tierra¡±.
Un escritor que ronda la vejez se queda atrapado en un cuarto de ba?o con una periodista que podr¨ªa ser su nieta. Los dos est¨¢n desnudos y el escritor habla sin descanso. Lo hace convencido de que sus palabras le permitir¨¢n sustraerse al paso del tiempo y seducir a la muchacha. La pel¨ªcula de David Trueba Madrid 1987 recuerda una leyenda jud¨ªa titulada La rosa y la muerte. En ella un rabino de Praga logra construir un peque?o artefacto que, como las palabras al escritor, le permite burlar a la muerte. Es ya un anciano cuando una nieta suya le llama desde el jard¨ªn para regalarle una rosa. El anciano corre conmovido a su encuentro para descubrir que en esa rosa se esconde la muerte.
Una mujer viaja con su hija peque?a a una ciudad. Tiene una aventura inesperada en el tren, donde su hija est¨¢ a punto de morir a causa de su descuido. Mujeres que hacen disparates sin que puedan explicar por qu¨¦, que buscan algo que la vida no tiene, as¨ª son muchos personajes de Alice Munro. ¡°Solemos decir, se lee en la ¨²ltima frase de Mi vida querida, que hay cosas que no se pueden perdonar, o que nunca podremos perdonarnos. Y sin embargo lo hacemos, lo hacemos a todas las horas¡±.
Un director de cine discute con su t¨¦cnico de sonido. Est¨¢n grabando una escena en la vereda de un r¨ªo, y el director le reprocha que en la banda sonora se oigan sonidos que no se corresponden con las cosas que aparecen en el plano. El t¨¦cnico le dice que esos sonidos existen, aunque nadie llegue a escucharlos. La escena pertenece a Aquel querido mes agosto, la pel¨ªcula de Miguel Gomes. De eso habla tambi¨¦n Tab¨², su obra m¨¢s reciente, de cosas que se han extinguido, de esa memoria amorosa capaz de enfrentarse al paso inexorable del tiempo. Hacer cine para hablar s¨®lo de lo que amamos.
Solemos decir que hay cosas que no se pueden perdonar, pero lo hacemos a todas horas¡±
En Volver, la novela de Toni Morrison, un excombatiente vaga a tientas por su incomprensible pa¨ªs. Hace muchos a?os ¨¦l y su hermana peque?a vieron enterrar a una ni?a en el monte y s¨®lo sue?a en encontrar a su hermana y regresar con ella a ese lugar, como si s¨®lo en los huesos de aquella ni?a asesinada, como sucede en El enebro el cuento de los hermanos Grimm, se guardara la promesa de la resurrecci¨®n de los dos.
En El lugar de la palabra, su ensayo sobre c¨¢bala y poes¨ªa, Elisa Mart¨ªn Ortega nos recuerda que para los jud¨ªos el para¨ªso tiene que ver con el conocimiento y la b¨²squeda de la felicidad: no implica nostalgia del pasado, sino promesa y utop¨ªa. ¡°Me sigo preguntando, a?ade, si existe algo as¨ª como una forma de esperanza en toda escritura po¨¦tica. (...) Una esperanza que vive en el hecho de decir, y en el lenguaje mismo¡±. El man¨¢, el alimento que Dios env¨ªa a su pueblo mientra vaga por el desierto, es un resto de ese para¨ªso perdido y saborearlo es regresar al mundo del conocimiento y el asombro. La palabra man¨¢, nos recuerda la escritora, viene del hebreo man-hu, que significa ¡°?qu¨¦ es?¡±. Es decir, los jud¨ªos que abandonaron Egipto en busca de la tierra prometida, comieron durante cuarenta a?os ¡°?qu¨¦ es?¡±.
No importa la deslealtad de cuantos habiendo sido elegidos para defender el bien com¨²n solo piensan en gobernar para s¨ª mismos y los que son como ellos, no importa lo arrasado que descubramos este triste pa¨ªs ni lo injusta y vulgar que nos parezca la sociedad que compartimos, siempre que algo nos hace preguntarnos con asombro ¡°?qu¨¦ es?¡± ese man¨¢ vuelve a caer en el mundo. Qu¨¦ son los huesos de la ni?a enterrada, qu¨¦ busca esa joven madre en los brazos del hombre del tren, qu¨¦ quiere el amante que regresa de la muerte, o c¨®mo ser¨¢ tener una familia de monos. De d¨®nde nacen los versos que el fantasma de Tonia, el protagonista de Morir como un hombre, la pel¨ªcula de Joao Pedro Rodrigues, canta en el cementerio ante su propio cad¨¢ver y el de su amigo en uno de los finales m¨¢s hermosos del cine reciente. Todos estos ejemplos son mi peque?a cosecha de ¡°?qu¨¦ es?¡± en este ¨²ltimo mes. Como aquel man¨¢ inmerecido que recib¨ªan los jud¨ªos en su largo exilio, todos ellos pertenecen al mundo del encanto. Nada tienen que ver con ese sentirse saciado que es la sola b¨²squeda de este tiempo: los bienes no son la vida. Nos devuelven al mundo del primer d¨ªa. Son lo que a¨²n es nuestro, lo que nadie nos puede quitar.
Gustavo Mart¨ªn Garzo es escritor
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