La estupidez
El kilo de palabras ind¨®ciles se penaliza ya a 1.500 euros, como si uno hubiese aparcado mal la boca
Han empezado a cobrar la libertad. Han empezado a multar la disidencia. El Gobierno estudia un IVA extraordinario por pronunciar la expresi¨®n ¡°S¨ª se puede¡±. El kilo de palabras ind¨®ciles se penaliza ya a 1.500 euros, como si uno hubiese aparcado mal la boca, seg¨²n las sanciones impuestas a quienes se manifestaron en Madrid cerca del domicilio de la vicepresidenta. No solo es injusto, sino que es una estupidez. ¡°Parece que quieren cobrar a la ciudadan¨ªa el alto honor de haberlos elegido¡±, dice prof¨¦ticamente Cuerda en uno de sus aforismos (del libro Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado). Otro que viene a cuento: ¡°Pensamos por encima de nuestras posibilidades¡±. Al paso que vamos, llegar¨¢ un tiempo en que te multen por eso: por pensar por encima de tus posibilidades. Los que se manifiestan pac¨ªficamente frente a la violencia de los desahucios no solo ejercen un derecho sino tambi¨¦n la primera de las obligaciones morales: rebelarse contra la injusticia. Ejercer lo que Orwell llamaba ¡°la decencia cotidiana¡±. Es el ox¨ªgeno necesario para contrarrestar la atm¨®sfera de estupidez institucionalizada. La pen¨²ltima (estupidez) de la que tengo noticia mientras escribo es la prohibici¨®n de entrar en Espa?a a los componentes del grupo Mon Arte Malgr¨¦ Moi de T¨²nez, invitados a participar en la muestra de Teatro Internacional Universitario de Ourense. Presentaron toda la documentaci¨®n en la Embajada espa?ola, pero les fue negado el permiso alegando que ¡°podr¨ªan quedar en Espa?a de manera irregular¡±. ?Qu¨¦ verg¨¹enza! Volvemos a ser un pa¨ªs de emigrantes, con miles de j¨®venes expulsados por necesidad, pero con ¨¦lites burrocr¨¢ticasde oxidada mentalidad imperial. Y encima, acomplejada. As¨ª se explican los fan¨¢ticos obituarios dedicados a la Dama de Hierro, desmedidos en relaci¨®n con el propio Reino Unido. En una modesta esquina de la memoria, Orwell y Sampedro sonreir¨¢n con iron¨ªa: ?La decencia cotidiana!
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