Nordacas
Esta entrada ha sido escrita por Elena Mora.
Hace algunos meses que vivo en Santiago de Chile. Llegu¨¦ para quedarme por un tiempo. Solo la vida dir¨¢ cu¨¢nto. En algo m¨¢s de nueve meses en este delgado pa¨ªs del fin del mundo, he sabido lo que significa tener treinta y pocos y comenzar una nueva vida. Por fin me siento frente al ordenador, despu¨¦s de leer la columna de Elvira Lindo, titulada ¡°Fuera de Espa?a¡±. En ella sostiene Lindo: ¡°El extranjero sigue siendo ese lugar donde a menudo uno se siente m¨¢s solo que la una¡±.
Nordaca¡ ?Qu¨¦ implica ser una nordaca? Para muchos chilenos y chilenas significa ser hija de un sistema de bienestar colapsado. Un sistema donde el Estado (todav¨ªa con may¨²scula), nos provey¨® de sanidad y educaci¨®n p¨²blica de calidad. Para ellos, la crisis es el efecto directo de ese derroche insostenible, de ese cuento de hadas. Nordaca tambi¨¦n significa que la crisis tiene parte de su origen en que somos acomodaticios, que no trabajamos todo lo necesario, que no nos esforzamos lo suficiente, que no hemos sido lo emprendedores que deb¨ªamos. Ir¨®nico, ?no? ?Cu¨¢ntas veces escuch¨¦ esos argumentos hace pocos a?os en Espa?a respecto de los ¡°sudacas¡±? Hoy lo escucho en un pa¨ªs donde el mercado lo es pr¨¢cticamente todo. Donde el estado (ahora con min¨²scula), provee servicios de mala calidad al que acuden los pobres y los sectores vulnerables, los que no tienen opci¨®n. Para los dem¨¢s, est¨¢ el mercado: el de la salud, el de la educaci¨®n, el de las pensiones. Ser¨¢s bienvenido, siempre que lo puedas pagar.
Un pa¨ªs acogedor con los migrantes rubios y europeos, pero que mantiene uno de los ¨ªndices de desigualdad y exclusi¨®n m¨¢s altos del mundo. Y desde aqu¨ª, miro c¨®mo nuestro pa¨ªs contin¨²a cayendo y mutando hacia este modelo de mercado, salvajemente excluyente. Mientras, la incertidumbre, la nuestra y la m¨ªa, ya es parte del paisaje.
Tiene raz¨®n Elvira Lindo: una se siente m¨¢s sola que la una.
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