Consensos rotos
La quiebra de la cohesi¨®n social es un clave para explicar la desconfianza hacia las reglas de la vida pol¨ªtica y econ¨®mica en Espa?a. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n piensa que la democracia no necesita de partidos
La crisis econ¨®mica est¨¢ transformando profundamente la forma de pensar de muchos espa?oles. Tras varias d¨¦cadas de estabilidad en las opiniones ciudadanas con respecto a las reglas b¨¢sicas de nuestro sistema pol¨ªtico y econ¨®mico, el empobrecimiento del pa¨ªs est¨¢ destruyendo las bases de apoyo de la democracia y de la econom¨ªa de mercado. Al menos cinco consensos se han roto:
El apoyo sin fisuras a la democracia. Tradicionalmente los espa?oles cre¨ªan, de forma casi un¨¢nime, que la democracia, con sus defectos, era el mejor sistema de Gobierno. En diciembre de 2009, un estudio del CIS situaba el respaldo al sistema democr¨¢tico en el 85%. Datos del ObSERvatorio de MyWord para la cadena SER revelan que actualmente la democracia es el mejor sistema posible solo para el 61%, lo que supone una ca¨ªda de 24 puntos porcentuales. La adhesi¨®n es mayoritaria entre quienes declaran ideolog¨ªa, ya sea de izquierda, centro o derecha. Sin embargo, entre los ciudadanos sin ideolog¨ªa, que representan cerca del 20% de la poblaci¨®n, son mayor¨ªa los que creen que la democracia tiene demasiados fallos y no es mejor que otros sistemas pol¨ªticos. Y son estas personas sin anclajes ideol¨®gicos y, en t¨¦rminos generales, con escasos recursos educativos, las potenciales v¨ªctimas de maniobras populistas.
El respaldo mayoritario a la econom¨ªa de mercado. En la etapa previa a la crisis econ¨®mica, los espa?oles se mostraban partidarios del sistema capitalista. Seg¨²n un estudio del Pew Research Institute de 2007, el 67% aseguraba que la mayor¨ªa de las personas estaban mejor en una econom¨ªa de mercado. El apoyo al capitalismo era m¨¢s alto en Espa?a que en Alemania o Francia. La crisis econ¨®mica ha dado la vuelta a estos datos: en 2012, el respaldo a la econom¨ªa de mercado hab¨ªa ca¨ªdo 20 puntos porcentuales, situ¨¢ndose en el 47%. La comparaci¨®n con 21 pa¨ªses de varios continentes muestra a Espa?a como uno de los pa¨ªses m¨¢s anticapitalistas, con un nivel de apoyo similar al de Rusia y solo por encima de Grecia, Jordania, T¨²nez, Jap¨®n y M¨¦xico.
En todos los pa¨ªses, el respaldo a la econom¨ªa de mercado est¨¢ condicionado por la situaci¨®n personal de los entrevistados: las clases acomodadas tienen actitudes m¨¢s favorables al capitalismo que las clases sociales vulnerables. Llama la atenci¨®n que Espa?a sea el pa¨ªs en el que hay menos diferencias a este respecto entre ricos y pobres. De hecho, entre los que disfrutan de una econom¨ªa familiar boyante, los espa?oles son los m¨¢s cr¨ªticos con el sistema capitalista. En nuestro pa¨ªs, por tanto, las actitudes anticapitalistas tambi¨¦n parecen tener ra¨ªces ideol¨®gicas.
Ciudadanos sin ideolog¨ªa (cerca del 20%) son v¨ªctimas potenciales de maniobras populistas
La necesidad de partidos pol¨ªticos. En Espa?a, la cr¨ªtica a los partidos pol¨ªticos ha ido siempre acompa?ada de la convicci¨®n de que sin ellos no pod¨ªa haber democracia. En un estudio del CIS de 2007, el 75% de los ciudadanos as¨ª lo afirmaba. Este consenso, sin embargo, tambi¨¦n se ha roto: seg¨²n datos del ObSERvatorio, el 57% piensa ahora que ¡°la democracia podr¨ªa funcionar sin partidos pol¨ªticos, mediante plataformas sociales que los ciudadanos elegir¨ªan para la gesti¨®n de los asuntos p¨²blicos¡±. Llama la atenci¨®n que el porcentaje que tiene esta opini¨®n aumente hasta el 70% entre los j¨®venes de entre 25 y 34 a?os: la generaci¨®n que ya no tiene edad para seguir imaginando un futuro y que, sin embargo, tampoco consigue vivir con normalidad un presente.
La tabla de salvaci¨®n europea. Desde el inicio de la democracia, los espa?oles han mostrado un gran entusiasmo por el proyecto europeo. La crisis econ¨®mica tambi¨¦n ha quebrado el consenso con respecto a Europa. El Eurobar¨®metro de la primavera de 2007 mostraba que el 65% de los espa?oles dec¨ªa confiar en la Uni¨®n Europea. Hoy d¨ªa, el 72% desconf¨ªa. En este caso, Espa?a no constituye una excepci¨®n: si antes de la recesi¨®n confiaba el 57% de los ciudadanos de la UE-27, ahora un porcentaje exactamente igual desconf¨ªa. Los datos, de nuevo, se han dado la vuelta. No est¨¢ claro, sin embargo, qu¨¦ es lo que los espa?oles queremos de Europa. Hoy por hoy, son m¨¢s los que creen que el euro ha sido negativo para Espa?a que los que opinan lo contrario. La cr¨ªtica al euro est¨¢ m¨¢s extendida en nuestro pa¨ªs de lo que lo est¨¢ en Italia, Francia y Alemania. Igualmente, una mayor¨ªa de ciudadanos cree que los pa¨ªses de la UE deber¨ªan ¡°mantener la autoridad en su pol¨ªtica econ¨®mica¡±. Con todo, no hay (?a¨²n?) una mayor¨ªa a favor de abandonar el euro: creemos que es malo estar, pero no nos queremos ir.
El bipartidismo ¡®imperfecto¡¯. El sistema electoral en Espa?a, y especialmente el reducido tama?o de muchas circunscripciones, ha favorecido la formaci¨®n de un sistema de bipartidismo imperfecto: los votos y los esca?os se concentran mayoritariamente en dos partidos, aunque otras opciones pol¨ªticas logren representaci¨®n. El bipartidismo se fue acentuando progresivamente durante los primeros 30 a?os de democracia, hasta las elecciones de 2008, en las que el PP y el PSOE concentraron el 84% de los votos y el 92% de los esca?os. Esta tendencia se rompi¨® en las ¨²ltimas elecciones generales: por primera vez en muchos a?os, los dos grandes partidos no aumentaron su cuota conjunta de poder. La concentraci¨®n de voto fue del 73% y la de esca?os del 85%. Las encuestas muestran una evoluci¨®n similar en las actitudes ciudadanas. En 2007, seg¨²n el CIS, el 78% de los espa?oles cre¨ªa que en nuestro pa¨ªs hab¨ªa suficientes partidos a los que votar en unas elecciones. El ¨²ltimo ObSERvatorio revela que el 87%, considera que es mejor un sistema con m¨¢s partidos de menor tama?o que uno en el que haya dos grandes partidos. Adem¨¢s, las encuestas con intenci¨®n de voto de esta legislatura apuntan a una posible quiebra del bipartidismo. Si en 2011 los dos grandes partidos sumaban el 52% de voto sobre censo, ahora agrupan el 33% seg¨²n el bar¨®metro del CIS de enero y el 22% seg¨²n el ¨²ltimo estudio de Metroscopia.
El europe¨ªsmo de antes de la recesi¨®n se ha transformado en desconfianza hacia la UE
El consenso sobre qu¨¦ pa¨ªs queremos, en lo pol¨ªtico y en lo econ¨®mico, se ha roto. Las posiciones mayoritarias han menguado o se han dado la vuelta y lo han hecho tambi¨¦n en los sectores tradicionalmente m¨¢s inmovilistas en sus planteamientos. Detr¨¢s de esta ruptura de consensos, de ca¨ªda de la adhesi¨®n a la democracia, a la econom¨ªa de mercado, a los partidos pol¨ªticos, a la Uni¨®n Europea y al bipartidismo, est¨¢ la crisis econ¨®mica, la crisis de las instituciones y, muy en particular, la quiebra de la cohesi¨®n social. Como ha puesto de manifiesto el Informe sobre desigualdad de la Fundaci¨®n Alternativas, Espa?a se ha convertido en uno de los pa¨ªses m¨¢s desiguales de Europa. Curiosamente, si hay un consenso que no se ha alterado en todo este tiempo es el relativo a la igualdad, un valor ampliamente compartido en la sociedad.
Cabe pensar que los consensos se recompondr¨¢n cuando la crisis llegue a su fin. Es posible, sin embargo, que las transformaciones en las actitudes ciudadanas hayan provocado entonces cambios en los comportamientos. Por ejemplo, que la menor adhesi¨®n a la democracia se traduzca en apoyos a candidaturas populistas; que la ca¨ªda del respaldo al capitalismo se plasme en nuevos instrumentos de protesta que fuercen una organizaci¨®n econ¨®mica alternativa; que la convicci¨®n de que los partidos ya no son necesarios lleve a alg¨²n l¨ªder social a crear una plataforma de ciudadanos capaz de competir en las elecciones; que la desconfianza creciente hacia Europa se convierta en una abstenci¨®n tan masiva en los pr¨®ximos comicios europeos como para obligar a un replanteamiento de nuestra permanencia en la UE; o que el rechazo al bipartidismo fragmente de tal manera el Parlamento que solo sea posible la formaci¨®n de Gobiernos de dos, tres o cuatro partidos.
Si las actitudes que se observan hoy se traducen en cambios de comportamiento de estos tipos, es previsible una transformaci¨®n profunda de las reglas que rigen la vida pol¨ªtica y econ¨®mica espa?ola.
Bel¨¦n Barreiro, expresidenta del CIS, es fundadora de MyWord y directora del Laboratorio de la Fundaci¨®n Alternativas.
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