Objetivo: acabar con la malaria
La comunidad internacional ha vuelto a abrazar el desaf¨ªo de erradicar esa enfermedad
n toda la historia de la humanidad, solo una enfermedad ha sido erradicada: la viruela, cuyo ¨²ltimo caso lo padeci¨® en 1977 un habitante de Somalia tras una campa?a de 10 a?os promovida por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Antes de eso, sin embargo, la OMS hab¨ªa intentado la erradicaci¨®n de la malaria. El esfuerzo se suspendi¨® sin haber conseguido su objetivo y, hoy por hoy, la malaria contin¨²a siendo end¨¦mica en m¨¢s de 100 pa¨ªses que dan hogar a la mitad de toda la poblaci¨®n del mundo. Una enfermedad enteramente prevenible y curable causa todav¨ªa m¨¢s de 600.000 muertes y 219 millones de casos cada a?o, ceb¨¢ndose particularmente en las poblaciones que m¨¢s sufren de la pobreza, de la que se le considera tanto causa, como consecuencia.
Tras la II Guerra Mundial, el acceso a un nuevo insecticida ¡ªel DDT¡ª y a un nuevo f¨¢rmaco ¡ªla cloroquina¡ª llev¨® a la sensaci¨®n de que ten¨ªamos las herramientas que necesit¨¢bamos para acabar definitivamente con la malaria, y a lanzar lo que en su momento fue la primera campa?a para erradicar una enfermedad jam¨¢s emprendida a un nivel global. Y aunque no funcion¨® en t¨¦rminos generales, no solo consigui¨® importantes avances, sino que dej¨® lecciones que estamos aprovechando en estos momentos, cuando la erradicaci¨®n de la malaria ha vuelto a aparecer como una prioridad en la agenda internacional.
Las razones del fracaso de la campa?a de los a?os cincuenta y sesenta contin¨²an siendo todav¨ªa hoy discutidas, pero sin duda incluyen una planificaci¨®n inadecuada, la falta de un proyecto sobre qu¨¦ hacer en ?frica y un financiamiento que result¨® del todo insuficiente. A¨²n m¨¢s, la confianza en el ¨¦xito llev¨® a que se abandonaran los esfuerzos de investigaci¨®n. La consecuencia nefasta de todo ello fue un rebrote masivo de malaria que, durante las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX, caus¨® decenas de millones de muertes.
Si el objetivo ¨²ltimo de la medicina es hacer desaparecer las enfermedades que mayor sufrimiento y muerte causan en los seres humanos, a ser posible, de forma permanente, frente a las patolog¨ªas infecciosas o transmisibles caben dos aproximaciones posibles: o bien controlarlas, disminuyendo al m¨¢ximo sus consecuencias, pero aceptando que el esfuerzo tendr¨¢ que mantenerse de por vida, o hacer desaparecer el agente causal de todo el planeta y de forma permanente, en lo que conocemos como erradicaci¨®n.
Espa?a ha jugado un papel muy importante, tanto en el desarrollo de nuevas herramientas como en la financiaci¨®n de grandes programas internacionales
En el caso de la malaria, las dificultades para llegar hasta este punto son verdaderamente enormes. Nos enfrentamos a un problema de la mayor complejidad, que incluye desde las bases biol¨®gicas del par¨¢sito, sus mecanismos de evasi¨®n y los determinantes de la inmunidad, hasta el mecanismo de transmisi¨®n a trav¨¦s de un mosquito y el hecho de que la malaria sea end¨¦mica casi siempre en pa¨ªses con una infraestructura sanitaria muy d¨¦bil.
La historia nos muestra que para llegar hasta la erradicaci¨®n de la malaria necesitamos contar con el conocimiento, la determinaci¨®n pol¨ªtica y la base financiera suficientes. Hay que reconocer, adem¨¢s, que una vez iniciado el camino no hay marcha atr¨¢s: o se logra el objetivo ¨²ltimo, o la malaria volver¨¢ asociada con una gran venganza.
La ¨²ltima d¨¦cada ha sido una ¨¦poca dorada para la investigaci¨®n sobre malaria. Hemos desarrollado tratamientos de primera l¨ªnea con artemisinina, las redes impregnadas con insecticida se est¨¢n utilizando de manera masiva y estamos m¨¢s cerca que nunca de tener una primera generaci¨®n de vacunas que podr¨ªa estar registrada en menos de 24 meses.
En los esfuerzos globales contra esta enfermedad que han tenido lugar durante los ¨²ltimos 10 a?os, Espa?a ha jugado un papel muy importante, tanto en el desarrollo de nuevas herramientas como en la financiaci¨®n de grandes programas internacionales. Estimaciones conservadoras sugieren que, tan solo en este lapso, m¨¢s de 100.000 vidas han sido salvadas a trav¨¦s del esfuerzo de los contribuyentes de nuestro pa¨ªs.
Tras una ¨¦poca de abandono y pesimismo por la suspensi¨®n del primer intento de erradicaci¨®n de la malaria, lo que se percibi¨® como un grave fracaso, la comunidad internacional ha vuelto a asumir este objetivo. Y es que, no porque seamos hoy conscientes de las dificultades de desaparecer de la faz de la tierra el par¨¢sito que causa esta terrible enfermedad vamos a renunciar a lo que representar¨ªa uno de los mayores logros en la historia de la medicina.
En los ¨²ltimos a?os, muchos centros cient¨ªficos nos hemos tomado la eliminaci¨®n de la malaria como un nuevo faro que gu¨ªa nuestro trabajo. Con nuestros mejores esfuerzos, el apoyo de los donantes y de la opini¨®n p¨²blica, altas dosis de imaginaci¨®n y el mayor de los compromisos, trabajamos cada d¨ªa con la esperanza de que alg¨²n d¨ªa, entre todos, conseguiremos este objetivo.
Pedro L. Alonso es director del Instituto de Salud Global de Barcelona y Matiana Gonz¨¢lez Silva es coordinadora de la Iniciativa para la Eliminaci¨®n de la Malaria de ISGlobal.
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