Y de regalo... 32 BMW para el rey de Suazilandia
El Rey, a quien 'Forbes' calcula una fortuna personal de unos 80 millones de euros, es conocido por su personalidad extravagante y d¨¦spota
Mswati cumpli¨® el pasado s¨¢bado 45 a?os y celebr¨® una fiesta por todo lo alto donde no faltaron los regalos m¨¢s sofisticados. Mswati es el rey de Suazilandia, un peque?o pa¨ªs enclavado entre Sud¨¢frica y Mozambique que tiene el triste m¨¦rito de ser la ¨²ltima monarqu¨ªa absolutista del ?frica subsahariana. El a?o pasado alg¨²n "donante" an¨®nimo le "obsequi¨®" con un jet privado DC-9 valorado en 45 millones de euros. Este a?o recibi¨® un cargamento con 32 BMW a estrenar, seg¨²n ha denunciado en su Facebook Podemu, un partido pol¨ªtico en la clandestinidad. Cuatro d¨¦cadas atr¨¢s su padre se carg¨® de un plumazo derechos civiles y decret¨® un estado de emergencia que sigue vigente. A esta falta de libertades, hay que a?adir que entre entre el 60% y 70% de los 1,2 millones de ciudadanos vive con menos de un d¨®lar al d¨ªa.
El rey, a quien Forbes calcula una fortuna personal de unos 80 millones de euros, es conocido por su personalidad extravagante y d¨¦spota que no le ha impedido ser invitado en el Jubileo de Diamantes de la reina Isabel y de la boda del pr¨ªncipe Guillermo y Kate Middleton. Suazilandia fue una colonia hasta 1968, que no dio los problemas de la racista Sud¨¢frica.
Abril es un mes cargado de simbolismo en esa Suazilandia que los grupos de derechos humanos no se cansan de denunciar. El pasado 12 de abril se cumplieron 40 a?os de una monarqu¨ªa que derog¨® la Constituci¨®n de Independencia que los brit¨¢nicos hab¨ªan dejado en 1968. El d¨ªa 19 el monarca celebr¨® su aniversario, fijado como festivo. En 2012, la factura de la fiesta se sald¨® con unos 300.000 euros, menos que lo habitual porque la monarqu¨ªa se autoimpuso apretarse el cintur¨®n y, adem¨¢s, reclam¨® a los invitados que trajeran una vaca para los pobres. Este a?o, los fastos se fueron a la poblaci¨®n de Siteki, donde las autoridades locales dejaron claro al Times of Swaziland que les traer¨ªan mucha riqueza los miles de invitados, que por etiqueta deben vestir el emahiya, el traje tradicional. Pero no todo son v¨ªtores. Pudemu pidi¨® el boicot a las celebraciones. Hace dos semanas, la polic¨ªa arrest¨® a su secretario de organizaci¨®n por unos panfletos y ah¨ª sigue y Bheki Makhubu, editor de The Nation Magazine, acaba de ser condenado a una multa por criticar a los jueces del Tribunal Supremo. El r¨¦gimen no est¨¢ para bromas. En 2010 el activista Sipho Jele muri¨® en dependencias policiales tras ser detenido por vestir una camiseta de Pudemo. Pocos se creyeron la versi¨®n oficial del suicidio.
Las cifras de los gastos superfluos en fiestas, coches, viajes y palacios del rey hieren. M¨¢s si se tiene en cuenta que Suazilandia es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo que malvive de la ayuda internacional y de los pr¨¦stamos de su vecina Sud¨¢frica y que el FMI advierte de que su econom¨ªa se hundir¨¢ a¨²n m¨¢s. El peque?o reino est¨¢ se?alado como el pa¨ªs con la tasa m¨¢s elevada de infecciones de VIH, con el 26% de los adultos seropositivos, y como un constante violador de todos los derechos y libertades que se le suponen a una democracia. A pesar de que en 2005 Mswati III se hizo una nueva Constituci¨®n, es papel mojado. El rey hace y deshace, legisla e incumple sus propias leyes.
Denominado como el Tutankam¨®n negro porque con reci¨¦n cumplidos 18 a?os en 1986 se convirti¨® en el monarca y jefe de Estado m¨¢s joven del mundo, a Mswati lo educaron en un elitista colegio ingl¨¦s pero a su vuelta a Suazilandia se ha dedicado a seguir, por ejemplo, con la poligamia en nombre de la tradici¨®n. Diversas fuentes estiman que tiene una veintena de hijos de sus 14 mujeres que escoge cada a?o en un festival al estilo de Miss camiseta mojada. El monarca convoca entre agosto y septiembre a centenares de miles de v¨ªrgenes, muchas menores de edad, que desfilan con los pechos desnudos frente a ¨¦l y la reina madre. Es la Umhlanga, la danza del junco, y de tan tremendo c¨¢sting, Mswati escoge a una que incorpora a su particular har¨¦n. Pero su poder es tal que en 2001, para intentar mitigar el impacto del sida, orden¨® un periodo de castidad de cinco a?os para las j¨®venes menores de 18. Tan s¨®lo dos meses despu¨¦s del decreto, ¨¦l mismo se desobedeci¨® cas¨¢ndose con una de 17. Se autocastig¨® y se impuso una multa de una vaca.
Sonado fue el caso de Zena Mahlangu, de 18 a?os, que en octubre de 2002 desapareci¨® de su casa para la desesperaci¨®n de su madre quien al enterarse que el Rey la hab¨ªa convertido en su nueva esposa lo denunci¨® ante los tribunales. Por descontado que los jueces aplaudieron al monarca y la mujer sigue en su palacio porque cada esposa dispone de su propia flota de coches y mansi¨®n. Pero tambi¨¦n las hay rebeldes. Algunas cr¨®nicas cuentan que dos de las reinas han abandonado a su rey, se les supone que hartas de agresiones de todo tipo, y han huido al extranjero. En 2012 a una tercera, en cambio, se le arrest¨® cuando se la encontr¨® en la cama con un ministro.
Apunte para los amantes del cotilleo. Paradoja de la vida, el absolutista Mswati est¨¢ emparentado con todo un icono de las libertades como es Nelson Mandela. Zenani, una hija que ¨¦ste tuvo con su segunda esposa, Winnie, se cas¨® con el pr¨ªncipe Thumbumuzi Dlamini, hermanastro mayor del rey. De esta uni¨®n nacieron Swati y Zaziwe, por lo tanto nietas de Mandela y sobrinas del monarca. Las dos j¨®venes (@beingmandela) consiguieron ser trending topic en Sud¨¢frica en el estreno en la cadena Fox de un reality titulado?Being Mandela (Ser Mandela). En ese primer cap¨ªtulo viajaron hasta Suazilandia para ver a su familia paterna. All¨ª las hermanas, que se han criado en Boston, son reconocidas como princesas, mientras que en Estados Unidos regentan una l¨ªnea de moda, El largo camino hacia la libertad, que fusilaron del t¨ªtulo de las memorias que el abuelo escribi¨® en 1994. No hay que perder de vista que un plebeyo Mandela vende m¨¢s que todo un rey de Suazilandia.
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