El sue?o exterior
El Gobierno pretende corregir la cojera en pol¨ªtica internacional con extempor¨¢neas apariciones
Cuando la historia se repite lo hace como farsa, es uno de los aforismos m¨¢s c¨¦lebres de Karl Marx, publicado en El 18 brumario de Luis Bonaparte. Y suelen ser los seres humanos los que consiguen, con su voluntad y sus acciones, que se cumpla una m¨¢xima tan deprimente.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, ha dado una lecci¨®n ejemplar de ello. El ministro ten¨ªa una misi¨®n que cumplir en Israel: apoyar a las empresas espa?olas que se presentan a licitaciones de grandes concursos, entre ellos los de la alta velocidad ferroviaria. Pero eso debi¨® de parecerle poco. Ni corto ni perezoso, se enrol¨® en una tarea digna de H¨¦rcules, la de proponer a Espa?a como mediadora en el eterno conflicto entre Palestina e Israel. Es posible que el ministro viera el hueco sobre el terreno, como hacen los futbolistas superdotados. Y se le ocurri¨® una idea potente: Espa?a iba a abrir un consulado en Gaza. A las pocas horas, le vimos salir de una reuni¨®n con el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, y dio marcha atr¨¢s. La idea era prematura. No va a abrirse el consulado. Poco dur¨® la gloria. Es posible, aunque no consta, que Netanyahu le dijera que esa propuesta y los pliegos de condiciones presentados por las constructoras no eran compatibles.
Su gozo en un pozo. El viaje se convirti¨® en una gesti¨®n de respaldo a la econom¨ªa empresarial, dej¨® de tener el peso pol¨ªtico que a alguien se le hab¨ªa ocurrido en Moncloa. ?De d¨®nde proced¨ªa la improvisada intervenci¨®n? Esta vez no se puede acusar de la metedura de pata al exministro Miguel ?ngel Moratinos (otro optimista, pero que al menos conoc¨ªa el terreno que ahora ha pisado su sucesor), ni siquiera a Amy Martin, que ha perdido toda su capacidad de influencia. Lo grave es que tampoco se puede culpar al Instituto Elcano, una de las pocas instituciones que en nuestro pa¨ªs saben de qu¨¦ habla cuando lo hace.
O sea que o fue una improvisaci¨®n, o el fruto de una elaboraci¨®n de alg¨²n ignorante instalado en un despacho y con tiempo para tener ideas.
Detr¨¢s de acciones como esa se oculta el desprecio a la elaboraci¨®n de una estrategia exterior s¨®lida, solvente, que otorgue a un pa¨ªs que no es poca cosa un peso exterior adecuado a su presunta capacidad de influencia cultural.
?Hay una pol¨ªtica exterior espa?ola? Si atendemos a nuestro entorno te¨®ricamente m¨¢s cercano, como lo es Am¨¦rica Latina, la respuesta parece ser que o no existe, o es deficiente. Argentina (Repsol), Venezuela (exigencias democr¨¢ticas), Bolivia, Ecuador o el sangrante caso de Cuba, donde se ha dejado a la oposici¨®n democr¨¢tica a los pies de los caballos porque se envi¨® a un ignorante con el carn¨¦ de conducir caducado para contactar con el fallecido Oswaldo Pay¨¢, a cambio de una excarcelaci¨®n vergonzosa.
Si atendemos a Europa (donde lo exterior y lo interior se confunden obligatoriamente), tampoco la hay. Espa?a pierde peso en las instituciones comunes porque predomina el sectarismo de partido sobre los intereses del pa¨ªs. No hay representantes espa?oles con peso en las instancias econ¨®micas porque Mariano Rajoy retir¨® su apoyo a quienes no le complac¨ªan. Nos quedamos con el comisario Joaqu¨ªn Almunia simplemente porque no le han podido quitar de en medio.
Esta cojera escandalosa la pretende corregir el Gobierno con extempor¨¢neas apariciones que provocan el rubor hasta en el m¨¢s desvergonzado. El ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, anuncia en una entrevista al diario ultraliberal Wall Street Journal que Espa?a va a ver su PIB reducido en un 1,5%. Lo dice sin haberlo contado antes en el Congreso, ni siquiera en una rueda de prensa sin preguntas a las que se han hecho tan aficionados los pol¨ªticos del PP. ?Es eso acci¨®n exterior? No, m¨¢s bien una exhibici¨®n personal para llegar a Barajas con el peri¨®dico doblado debajo del brazo y abr¨ªrselo a alg¨²n amigo: ¡°?Lo ves? Me entrevista el WSJ¡±.
Y para la traca queda Mar¨ªa Dolores de Cospedal, que ha exhibido en la prensa un memorando de colaboraci¨®n pol¨ªtica entre el PP y el Partido Comunista Chino. ?Puede uno imaginar hasta d¨®nde puede llegar semejante documento? Los cultivadores de ajo de Las Pedro?eras le pedir¨¢n explicaciones, y el movimiento del 15-M, asesoramiento, porque se va a hablar con los comunistas de nuevas formas de participaci¨®n pol¨ªtica.
La Alianza de Civilizaciones fue un sue?o disparatado. Las acciones de la pol¨ªtica exterior que han seguido, ni siquiera parecen tener rumbo. Una patochada. Peor que una farsa.
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