Los dedos que reviven a Camar¨®n
Tomatito contempl¨® hace dos d¨¦cadas c¨®mo se desvanec¨ªa la llama de su mentor Hoy, con ayuda de Paco de Luc¨ªa, ha recuperado el 'quej¨ªo' del mito flamenco en su nuevo disco El guitarrista apuesta por un futuro en su arte ali¨¢ndose con dos nuevos talentos: sus hijos
La tarde se esfumaba con timidez cuando el cad¨¢ver de Jos¨¦ Monge Cruz, Camar¨®n de la Isla, yac¨ªa en el Ayuntamiento de su natal San Fernando (C¨¢diz). Era el 3 de julio de 1992 y miles de personas lloraban al ¨²ltimo pr¨ªncipe gitano del cante jondo. Despu¨¦s de ayudar a transportar el f¨¦retro al Sal¨®n de Plenos, un hombre de 34 a?os, cabellera larga y ojos hinchados por el llanto, permanec¨ªa absorto en una esquina del lugar. Era Jos¨¦ Fern¨¢ndez Torres, a quien todos llaman ¡°Tomatito¡±. En ese momento solo ¨¦l sab¨ªa qu¨¦ pasaba por su mente, pero m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, Manuel Fern¨¢ndez, su amigo desde la adolescencia, recuerda: ¡°Dos veces lo he visto as¨ª, cuando muri¨® su padre y cuando muri¨® Camar¨®n. Tomatito pas¨® muchos a?os tocando con Camar¨®n. Era su hermano del alma o, incluso, algo as¨ª como su padre musical. Tanto le afect¨® su desaparici¨®n que tard¨® unos seis meses en volver a coger la guitarra¡±.
M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, tambi¨¦n, el propio Tomatito suelta con nostalgia: ¡°Ha pasado mucho tiempo sin ¨¦l. Y he tenido que echar mano de su voz porque lo necesitaba.¡± Se refiere a que en su nuevo disco, Soy flamenco, ha revivido con ayuda de la tecnolog¨ªa los pulmones, la voz y el quej¨ªo profundo y brav¨ªo de Jos¨¦ Monge Cruz. ¡°Con la colaboraci¨®n de Paco de Luc¨ªa hemos rescatado una canci¨®n de Camar¨®n [Corre por mis venas] que estaba cantada por tangos y ahora la hemos convertido en una buler¨ªa. Y, sinceramente, se nota el cari?o y el respeto con el que estoy escuchando su legado art¨ªstico¡±.
Es una tarde calurosa, ¡°m¨¢s de veranillo que de primavera¡±, y la voz grave de Jos¨¦ Fern¨¢ndez Torres (Almer¨ªa, 1958) resuena en una de las catedrales del arte flamenco: El Corral de la Morer¨ªa, en el Madrid de los Asturias. No est¨¢ el p¨²blico que abarrota siempre el lugar, pero s¨ª una mesa con platos y copas en donde le ofrecen un ¡°men¨² de autor¡± que ¨¦l disfruta con zorrer¨ªa en los ojos.
Este instrumentista proviene de una familia de tradici¨®n flamenca. Aprendi¨® a tocar la guitarra gracias a su abuelo y a su t¨ªo, a quienes les dec¨ªan ¡°Tomate¡±, y ¨¦l debut¨® en una pe?a de Almer¨ªa cuando era un ni?o de 10 a?os. ¡°Tomatito¡±, lo llamaron, y el nombre se le qued¨® para el resto de sus d¨ªas. Luego se fue a M¨¢laga y ah¨ª, en sus noches y en sus madrug¨¢s, aporreaba con fervor la guitarra, dice, para no caer en otras tentaciones. ¡°Yo pienso que los tablaos y las drogas no deben llevarse bien. Eso es un t¨®pico antiqu¨ªsimo que no s¨¦ qui¨¦n habr¨¢ sacao. Yo soy antidrogas. Las drogas est¨¢n en cualquier lao. Est¨¢n en los altos cargos, por ejemplo. El tablao se asocia con la m¨²sica y con ser bohemio y las copas. Todo eso viene porque lo del tablao es de noche. Y t¨² puedes salir con la convicci¨®n de ir a escuchar m¨²sica y pas¨¢rtelo bien y no pasa nada. Pero si t¨² sales y te vas a otro lado y luego dices: 'Es que he salido del tablao'. '?Joder, que no! Habr¨¢ sido de otro sitio¡±.
¡ªPero la tentaci¨®n siempre ha estado ah¨ª, y varios de los miembros de su generaci¨®n no pudieron vencerla.
Los tablaos y las drogas no deben llevarse bien. Eso es un t¨®pico antiqu¨ªsimo que no s¨¦ qui¨¦n se habr¨¢ 'sacao"
¡ªTienes raz¨®n: la tentaci¨®n de las drogas siempre est¨¢. No digo que soy un santo y que no la conozco. Pero no yo la he vencido gracias a la m¨²sica. Por poner la m¨²sica ante todo. Por ejemplo, yo ten¨ªa un lema cuando era jovencito. Dec¨ªa: ¡°?Hostia!, si ahora no duermo o me acuesto a las siete de la ma?ana, pues no voy a poder levantarme a las once pa estudiar la guitarra¡±. Porque as¨ª no se puede. Esto es una disciplina. Y el arte solo puede desarrollarse con disciplina.
Manuel Fern¨¢ndez es, adem¨¢s, el manager de Tomatito y cuenta que desde que lo conoci¨®, en 1973, lo ha acompa?ado en las buenas y en las malas. ¡°Nuestra generaci¨®n tuvo a?os muy crueles. Pero las drogas no s¨®lo estaban en el flamenco, estaban en todos sitios. En el rock, en el cine¡ en todo. Y Tomatito siempre ha sido antidrogas, ?eh? Totalmente. Ha visto mucho y sabe que eso no es bueno. Qued¨® muy marcado por lo que ocurri¨® con Camar¨®n y lo tom¨® en cuenta para no tener malas experiencias¡±.
¡°La vida es mirar y aprender¡±, dice Tomatito; y una y otra vez les recuerda esa lecci¨®n a sus hijos Mari ?ngeles y Jos¨¦, los siguientes en la ¡°Dinast¨ªa Tomate¡±. ¡°A los dos les gusta esto. Son muy jovencitos, pero ah¨ª van. Y a m¨ª me gusta que se fijen en la m¨²sica tan hermosa que es el flamenco. Es normal que se interesen por esto porque lo escuchan desde siempre, todo el d¨ªa con la guitarra, con las palmas. En mi nuevo disco canta mi Mari ?ngeles. Y algunas veces mi ni?o, mi Jos¨¦, me acompa?a en las giras. Hace poco me lo llev¨¦ y le daba entrada pa que hiciera un solito¡±, dice con el orgullo en la mirada.
Manuel Fern¨¢ndez considera que, aunque la m¨²sica de Tomatito no se apag¨® tras la muerte de Camar¨®n (¡°hizo conciertos, grab¨® discos¡±), el entusiasmo por el flamenco se volvi¨® a apoderar de su amigo con el nacimiento de Jos¨¦. ¡°Despu¨¦s de cinco hijas tuvo un ni?o y se alegr¨® un mont¨®n. Y hoy est¨¢ orgullos¨ªsimo de que su hijo est¨¦ siguiendo sus pasos. Tambi¨¦n ama a sus hijas, desde luego. Pero me da la impresi¨®n de que le encanta tener un guitarrista que ser¨¢ su sucesor¡±.
Tomatito es un ¡°abuelo joven¡± de cinco nietos, que tiene en casa 60 guitarras (¡°bonitas, que no pesan mucho, que tocan bien, que me han enamorao¡±), que se sube a los escenarios acompa?ado por un percusionista, otro guitarrista, una bailaora y dos cantaores (¡°j¨®venes, porque hay que aprender de la juvent¨²¡±), que ha educado el o¨ªdo a punta de discos de jazz, y que no cree ¡ªno encuentra alg¨²n motivo para creer¡ª que el flamenco vuelva a tener una ¨¦poca de oro. ¡°Porque ya no hay figuras como Camar¨®n o como [Enrique] Morente. Eran dos genios y, aparte, aficionaos. Es decir: se preocupaban por los dem¨¢s, por descubrir nuevos talentos y aprender de ellos. Y hoy no veo a gente preocupada por eso¡±, aclara el m¨²sico que en la funda de su guitarra (¡°la que m¨¢s uso¡±) tiene grabado el rostro leonino de Camar¨®n.
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