Derroche

Se?or Gallard¨®n, usted lo sabe. Sabe que en el instante en el que su partido pierda el poder, una de las prioridades esenciales de su sucesor ser¨¢ abolir su reforma de la ley del aborto. La reforma que ha emprendido en contra de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. Una reforma que cumple, seg¨²n sus declaraciones, una promesa electoral del PP, es decir, un art¨ªculo del mismo programa que el se?or Rajoy incendia todas las semanas para encender el puro que se fuma despu¨¦s del Consejo de Ministros.

No le voy a preguntar si no le da verg¨¹enza porque su respuesta me trae sin cuidado. Me da tanta verg¨¹enza a m¨ª, que con eso tengo bastante. Sin embargo, me gustar¨ªa subrayar que usted, desde el Gobierno palad¨ªn de la austeridad, del sentido del Estado y de la inflamada defensa de la marca Espa?a, ha emprendido, como el se?or Wert, como la Mato ¡ªporque las sospechosas de corrupci¨®n no son se?oras, sino presuntas delincuentes¡ª el camino del derroche y el gasto superfluo, para acentuar un poco m¨¢s la fragilidad de nuestra democracia.

Tampoco voy a defender la ley de plazos. No hace falta cuando hasta la mayor¨ªa de sus votantes la apoyan. Pero estoy cansada, amargada de vivir en un pa¨ªs anormal, donde nada progresa, entre otras razones, porque hay que cambiar la legislaci¨®n de casi todo cada cuatro a?os, en un p¨¦ndulo inmutable de rencores y desaf¨ªos. Usted ha vuelto a darle cuerda a la maldici¨®n del bipartidismo can¨ªbal, aunque sin duda es consciente de que a su ley le quedan los mismos d¨ªas de vigencia que a su persona en el Ministerio de Justicia. Por eso le voy a hacer otra pregunta. Si ya sabe que se la van a tumbar m¨¢s pronto que tarde, ?por qu¨¦ derrocha en esa reforma el tiempo, el dinero y la energ¨ªa necesarios para paliar, si no resolver, los aut¨¦nticos, incontables problemas que tanto hacen sufrir a los espa?oles?