Siria y la 'l¨ªnea roja'
El empleo de armas qu¨ªmicas por Bachar el Asad pone a prueba la determinaci¨®n de Obama
Hace un a?o que Barack Obama advirti¨® solemnemente al r¨¦gimen sirio ¡ª¡°como presidente de EEUU, no fanfarroneo¡±¡ª de que el empleo de armas qu¨ªmicas contra su propio pueblo traspasar¨ªa una l¨ªnea roja que Washington no tolerar¨ªa. El mes pasado, el l¨ªder estadounidense reiter¨® el aviso a Bachar el Asad y los suyos. La evidencia de que esas armas de terrible toxicidad ¡ªgas sar¨ªn¡ª han sido usadas recientemente parece muy asentada, a juzgar por las opiniones coincidentes de franceses, brit¨¢nicos, israel¨ªes y del propio espionaje estadounidense.
La renuencia de Obama a intervenir en Siria es manifiesta, pese a las atrocidades cometidas por El Asad, sus decenas de miles de v¨ªctimas y la miseria masiva provocada por una guerra civil que comenz¨® como protesta contra un tirano hereditario dispuesto a todo. Confrontado con la creciente evidencia del empleo de sar¨ªn, el presidente de EEUU reclama ahora una investigaci¨®n de la ONU, que el bloqueo del Consejo de Seguridad por parte rusa, la actitud de Damasco y la situaci¨®n sobre el terreno hace pr¨¢cticamente inviable. Los portavoces de la Casa Blanca comienzan a matizar que la "infranqueable l¨ªnea roja" alude al ¡°uso sistem¨¢tico¡± de esas armas.
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Por razonable que pueda parecer, la aversi¨®n de Obama a asumir riesgos, incluso en circunstancias tan cr¨ªticas como las de Siria, se compadece mal con su condici¨®n de timonel de la ¨²nica superpotencia; y tambi¨¦n con la preferencia por el terreno de la superioridad moral que muestran los discursos m¨¢s significativos del presidente. La inacci¨®n estadounidense agrava, radicaliza y multiplica los riesgos del conflicto sirio, entre ellos, la eventual ca¨ªda de parte del arsenal qu¨ªmico de Damasco en manos yihadistas. Y traslada adem¨¢s a El Asad y su camarilla el devastador mensaje de que las amenazas del presidente de EEUU ¡ªy por extensi¨®n de las potencias democr¨¢ticas que se pretenden guardianas de un sistema de valores civilizado¡ª son palabras vac¨ªas. Un mensaje con lectura en otros contenciosos decisivos para la Casa Blanca, como Ir¨¢n.
Hace mucho tiempo que los cr¨ªmenes de guerra de El Asad reclaman, como m¨ªnimo por imperativo moral, una contundente respuesta internacional. El uso del terror qu¨ªmico por quien antes ha lanzado misiles y aviones contra su pueblo representa ahora un desaf¨ªo ante el que Washington debe manifestar inequ¨ªvocamente su disposici¨®n a intervenir.
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