?rboles dentro y libros fuera
FOTO: Sandra P¨¦reznieto
En el barrio de Coyoacan, un vecindario de M¨¦xico D.F absorbido por el crecimiento del centro hist¨®rico a principios del siglo XX, las construcciones son bajas y las calles estrechas. Es un buen lugar para pasear por las aceras, pero se ve poca vegetaci¨®n. No es que no crezca, es que vive tapiada, oculta en patios y jardines. Por eso la arquitecta Fernanda Canales y el estudio de arquitectura 911 pensaron en la vegetaci¨®n adem¨¢s de en los libros, a la hora de levantar all¨ª el Centro Cultural Elena Garro. Hoy, con el edificio en uso, los libros est¨¢n en la calle. Y los ¨¢rboles y la vegetaci¨®n arropan el nuevo centro cultural.
No es este un edificio f¨¢cil.
El programa era complejo. Se buscaba levantar una librer¨ªa que invitase a leer, es decir, una librer¨ªa que no intimidara a quienes jam¨¢s han pisado una ni a quienes nunca han comprado u hojeado un libro. Por normativa, se deb¨ªa tambi¨¦n conservar una vieja casona de principios del siglo XX sin m¨¢s valor que haber llegado temprano. Y se quer¨ªa, como apuntamos, atrapar una vista oculta de la ciudad: la de los ¨¢rboles y la vegetaci¨®n que crece oculta en el barrio. As¨ª, los arquitectos no tardaron en comprender que no hab¨ªa otra soluci¨®n que el di¨¢logo. ?C¨®mo hacer para que una conversaci¨®n a tantas voces no termine en ruido? Canales parece responder con este proyecto que para que explote la arquitectura hay que contener los detalles.
La librer¨ªa es un marco de hormig¨®n que rodea una gran cristalera. El marco enmarca la casona existente. El muro cortina lleva los libros literalmente a la calle. Los ¨¢rboles, los patios y los jardines rodean el proyecto. Pero hay m¨¢s: el vidrio de esa fachada contrasta con la madera de algunos acabados interiores. El hormig¨®n del muro que tapia el jard¨ªn lateral est¨¢ trabajado con tacto y su estilo brutalista contrasta con detalles high tech en la barandilla que rodea la rampa de acceso o en el propio muro cortina. As¨ª, ese contraste que se da en los materiales, en los acabados y en el estilo llega a los espacios. Los hay de doble (que se antoja triple) altura en la zona de infantil donde las propias novelas y ensayos forman el acabado interior del muro sobre estantes blancos sencillos pero precisos ideados por Canales. Esa apertura contrasta con los lugares donde uno tiene la posibilidad de recogerse: asom¨¢ndose sobre ese espacio, en el patio o en la pasarela que conecta los restos de la vieja casona, engullida por el nuevo edificio.
As¨ª, lo peque?o contrasta con lo grandioso. La mirada a ras de suelo, con la visi¨®n cenital; los rincones, con las aperturas; lo nuevo, con lo existente; el hormig¨®n tosco, con el vidrio transparente, y el dise?o industrial, con la exuberante vegetaci¨®n. Finalmente est¨¢n los detalles: la madera anunciando el paso a la sala de conferencias o el lugar de los ba?os; la claraboya sobre la escalera para llevar luz al recorrido vertical.
Fue la compartimentaci¨®n de la vieja casona la que complic¨® el proyecto. Una respuesta radical de limitar los materiales podr¨ªa haber dado m¨¢s fuerza al resultado. La respuesta de Canales es sin embargo m¨¢s atenta. Y magn¨ªficamente cuidadosa. Es muy dif¨ªcil que una suma no empalague. Pero las referencias al high tech, al brutalismo o a Sverre Fehn (con ¨¢rboles atravesando la cubierta) no solo no empachan, al contrario, a?aden a este proyecto motivos para volver a ¨¦l. Para llegarse de nuevo a esta librer¨ªa y poder verla de otra manera.
Comentarios
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.