Cambio insuficiente
Adem¨¢s de bajar los tipos, el BCE debe procurar que el dinero barato llegue a empresas y familias
La largamente esperada rebaja de tipos de inter¨¦s en la eurozona lleg¨® por fin, aunque no puede decirse que se haya concretado satisfactoriamente. El Banco Central Europeo ha bajado un cuarto de punto el tipo oficial, hasta el 0,5%; ha recortado el inter¨¦s de los cr¨¦ditos de emergencia desde el 1,5% hasta el 1% y ha ampliado un a?o (como m¨ªnimo) las medidas extraordinarias que confieren liquidez ilimitada a la banca. Pero estas decisiones son las m¨ªnimas que cabr¨ªa esperar en un ¨¢rea monetaria donde la inflaci¨®n parece controlada y el paro aumenta de forma alarmante. El clima econ¨®mico dominante es depresivo y no hay esperanzas de una pronta recuperaci¨®n. En otros t¨¦rminos, los inversores y los gobiernos m¨¢s afectados por la recesi¨®n esperaban algo m¨¢s que una simple reducci¨®n de tipos, pero eso es pr¨¢cticamente lo que ahora ha ofrecido el banco.
Lo que no ha aparecido a¨²n en el manual del BCE es un cuadro de medidas para facilitar la financiaci¨®n de las peque?as y medianas empresas. El trasfondo de las objeciones contra la pol¨ªtica del banco, del que es muy consciente su presidente, es que las facilidades monetarias, la relajaci¨®n de los tipos de inter¨¦s, no se transmiten a la econom¨ªa real, es decir, a empresas y familias. Draghi se declar¨® ayer frustrado por esta circunstancia; y con raz¨®n. Sus propias estimaciones revelan que las empresas italianas y espa?olas, adem¨¢s de sufrir un dr¨¢stico racionamiento crediticio, pagan por la financiaci¨®n tres o cuatro puntos m¨¢s que las francesas o alemanas. No es este precisamente un exponente de unificaci¨®n monetaria.
La cuesti¨®n es si la autoridad monetaria europea dispone de resortes para desbloquear esta situaci¨®n o si debe conformarse con una especie de relajaci¨®n monetaria intransitiva, que facilita la vida a los bancos y a los pa¨ªses con menores costes financieros y castiga a las empresas y a los pa¨ªses con mayor prima de riesgo. Como la respuesta evidente es afirmativa, se trata de saber cu¨¢nto est¨¢ dispuesto a apostar el BCE o, si se quiere, cu¨¢nto le dejan apostar las condiciones pol¨ªticas reales en la Uni¨®n Europea. Porque mientras Draghi rebaja un cuarto de punto el tipo de inter¨¦s y anuncia que un grupo de trabajo estudiar¨¢ la forma de ayudar a las pymes, la Reserva Federal mantiene los est¨ªmulos monetarios sin apenas restricciones, guiada obsesivamente por conseguir un crecimiento sostenido y un descenso del desempleo. La Fed comprar¨¢ la deuda que haga falta y cuando haga falta.
La comparaci¨®n es definitiva. El BCE puede hacer algo m¨¢s para evitar no solo que el desempleo se enquiste en niveles elevados, sino que se alejen de la eurozona los riesgos de fragmentaci¨®n y mejore la transmisi¨®n, hoy deficiente, de la pol¨ªtica monetaria a la econom¨ªa real. Corregir esas anomal¨ªas requiere arbitrar mecanismos de financiaci¨®n directa o a trav¨¦s de los sistemas bancarios, que garanticen un flujo normalizado de los recursos financieros a esas empresas, a costes acordes con esos descensos en los tipos oficiales.
Editoriales anteriores
No es de extra?ar que, ante la lentitud y excesivas cautelas del BCE, los mercados financieros hayan reaccionado con decepci¨®n a este recorte. En ausencia de otras decisiones, el impacto de esa reducci¨®n en el tipo ser¨¢ poco acusado. Ya no hay mucho lugar para la aplicaci¨®n de pa?os calientes ni para la dosificaci¨®n de est¨ªmulos. El BCE debe estar tan comprometido con la recuperaci¨®n como la Reserva Federal o el Banco de Jap¨®n. Pero las autoridades comunitarias siguen sin convencerse de que han de arbitrar est¨ªmulos a la demanda si se quiere evitar una d¨¦cada de depresi¨®n que por s¨ª sola ponga en juego la estabilidad pol¨ªtica y social de la eurozona y, en ¨²ltima instancia, la propia viabilidad del ¨¢rea. Este es el momento, y el BCE deber¨ªa haber lanzado una se?al de cambio m¨¢s vigorosa.
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