La verdad
Es maravillosamente cierto que algo he aprendido, aunque sea poco; que ya no aspiro a la grandeza
Otra de las consecuencias negativas de la crisis es la comedura de coco que produce. O sea, no solo nos empobrece econ¨®micamente sino tambi¨¦n mentalmente, porque convierte la corrupci¨®n, la indignidad pol¨ªtica y el dolor social en temas obsesivos, como si fueran la ¨²nica realidad existente, los ¨²nicos asuntos de los que poder hablar. Pero no es cierto: la vida es mucho m¨¢s. Una vez un autor novato le pidi¨® a Hemingway que le aconsejara sobre qu¨¦ temas deber¨ªa escribir, y el americano contest¨®: ¡°Escribe la cosa m¨¢s verdadera que conozcas¡±. Hemingway me cae mal y creo que est¨¢ muy sobrevalorado (salvo en sus cuentos), pero siempre he admirado la sencilla sabidur¨ªa de esta respuesta.
De modo que voy a intentar seguir el consejo. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s verdadero que conozco? No es f¨¢cil saberlo. Hay que detenerse y desnudarse para poder mirar. Es verdadera mi edad, la ya larga memoria de lo ganado y lo perdido, los errores cometidos, la ilusi¨®n quiz¨¢ pueril de poder enmendarlos, de ser capaz de reinventarse una y otra vez. Son verdaderos los amigos con los que he crecido, hermanos de trayecto. Y el orgullo y la gratitud de saber que hay personas que me quieren y a las que quiero. Es maravillosamente cierto que algo he aprendido, aunque sea poco; que ya no aspiro a la grandeza; que mi ambici¨®n es el aqu¨ª y el ahora, la serenidad, la peque?a vida vivida con los otros. Todo esto, tan sencillo, es bastante dif¨ªcil de lograr. Es verdad que el mayor placer es la belleza, un paisaje hermoso, una m¨²sica, un libro; pero tambi¨¦n, y sobre todo, es bella cierta gente, tipos que conoces, historias que te cuentan. Es verdadero mi convencimiento de ser una m¨¢s entre muchos; de pertenecer a esta modesta cosa que es lo humano; y es cierto, en fin, que soy capaz de escribir esta ?o?er¨ªa sin avergonzarme (o solo un poco) mientras miro llover en Buenos Aires y disfruto de la alegr¨ªa de estar viva.
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