Hay vida despu¨¦s de la muerte... de los objetos
Hace varios a?os se me estrope¨® la impresora. Sin pensarlo dos veces la cargu¨¦ en volandas hasta la primera tienda de inform¨¢tica que encontr¨¦ con la esperanza de que quiz¨¢s una transfusi¨®n de tinta o un trasplante de engranaje le devolvieran la vida y los colores. Solt¨¦ el lastre aliviada sobre el mostrador de la tienda:
- ?Cu¨¢nto puede costar arreglar la impresora?
El dependiente frunci¨® el entrecejo mientras sopesaba con la mirada las rectas y las aristas algo desgastadas del armatoste.
- Lo siento pero no arreglamos impresoras. Te sale m¨¢s a cuenta comprarte una nueva.
Recib¨ª la misma respuesta en todas y cada una de las tiendas donde mendigu¨¦ algo de compasi¨®n y al final di mi brazo a torcer: me compr¨¦ una nueva.
Record¨¦ el episodio hace unas semanas al pasar por delante de un local a la puerta del cual se puede leer: "Mejor que nuevo: 100% viejo". Se trata de una iniciativa del ?rea Metropolitana de Barcelona que persigue el loable objetivo de alargar la vida de los objetos y, por ende, generar menos residuos.
En su local cualquier ciudadano puede ir a reparar ¨¦l mismo objetos de madera, textiles, de lampister¨ªa, electr¨®nica e inform¨¢tica, y tambi¨¦n bicicletas. A su disposici¨®n se ponen las herramientas necesarias adem¨¢s de la supervisi¨®n y la asesor¨ªa de un t¨¦cnico. Y todo por el m¨®dico precio de cero euros. La curiosidad me hizo entrar. Casi sin mediar palabra con la recepcionista reformul¨¦ la pregunta de a?os atr¨¢s:
- ?Ustedes pueden arreglar impresoras?
Frunci¨® el entrecejo, lo que me hizo temer lo peor, pero deshizo la mueca enseguida.
- Depende. A algunas conseguimos recuperarlas. Otras...
Mayra, que as¨ª se llama la recepcionista, muy simp¨¢tica y dicharachera, me relat¨® historias de cuasimilagros: cocinas de inducci¨®n, que hab¨ªan sido dadas por muertas y enterradas, volviendo a la vida. Y todo ello por un coste rid¨ªculo. El precio del material -lo ¨²nico que debe abonar el usuario del servicio- no hab¨ªa sobrepasado en este caso los 10 €. Mientras ella hablaba y hablaba fueron desfilando ante m¨ª todo tipo de cacharros: ventiladores, secadores de pelo, aspiradoras, estufas. Los imagin¨¦ alegres y relucientes tras haber sido rescatados in extremis de la monta?a de los desperdicios. Mayra me ense?¨® en el blog de Mejor que Nuevo una serie de fotos que testifican "el antes y el despu¨¦s". Parece un anuncio de cirug¨ªa est¨¦tica, y hasta cierto punto lo es.
La semana que viene la inicitiva cumple cuatro a?os. Por sus locales habr¨¢n pasado unas cinco mil personas de toda edad y condici¨®n, la mayor¨ªa de la ciudad de Barcelona y alrededores. Los j¨®venes, por lo visto, se presentan con una bici coja. Los m¨¢s mayores, acompa?ados de nietos que les hacen el favor de acarrear hasta el local un sof¨¢ desvencijado pero querido. Muchos usuarios repiten despu¨¦s de probar la experiencia.
Confieso que al despedirme casi tuve ganas de que se me estropeara la impresora para ir all¨ª e intentar repararla. Mayra se despidi¨® de m¨ª con un "hasta la pr¨®xima reparaci¨®n".
S¨®lo espero que adem¨¢s de recepcionista no sea profeta.
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