Todos muy alegres
"Infanta Elena 'for president", claman algunos. Afortunadamente, sin la desafortunada imputaci¨®n de su hermana seguiremos siendo el pa¨ªs alegre y zarzuelero de siempre
Se ha dicho que el mejor personaje de la familia real es Elena, la infanta, no solo por su innegable porte borb¨®nico, sino tambi¨¦n por esa cercan¨ªa al carisma paterno original, lo que le permite llevar el Borb¨®n en la cara y a los de la plaza, en el bolsillo. Esta semana, mientras disfrutaba del tenis en el Mutua Madrid Open se volvi¨® portavoz al exclamar: ¡°Estamos muy alegres¡±, por la suspensi¨®n cautelar de la imputaci¨®n a su hermana, la infanta Cristina. Una frase redonda, una verdad como un templo. Muy alegres, no contentos, que hubiera sido una declaraci¨®n m¨¢s propia de Ortega Cano. La infanta dijo claramente lo que ni el Gobierno ni la oposici¨®n socialista supieron decir, fue la voz del statu quo ante el Instituto N¨®os.
Es que la infanta Elena puede sorprender: el d¨ªa de su boda en Sevilla, en 1995, se olvid¨® de pedirle la venia matrimonial a su padre, algo que parec¨ªa un tr¨¢mite imprescindible en la primera boda de una hija del rey. Fue un gesto similar al de hoy, entre el olvido y la rebeld¨ªa. A?os m¨¢s tarde, su ruptura matrimonial se acu?¨® con aquello de ¡°separaci¨®n temporal de la convivencia¡±, marcando un antes y un despu¨¦s en la zona conservadora del tendido. Tambi¨¦n dijo ¡°a ver si amainamos¡±, ante los periodistas que la segu¨ªan cuando las preguntas sobre el divorcio ca¨ªan sobre ella como un chaparr¨®n. Cuando fue apartada del palco oficial en el desfile de las Fuerzas Armadas, admiti¨®: ¡°Este d¨ªa ten¨ªa que llegar¡±. Durante los a?os de su matrimonio con Jaime de Marichalar ofreci¨® una imagen de duquesa de lujo, reina de los pamelones, que nadie en su entorno ha sabido superar (incluso la revista ?Hola! ha reconocido, citando a expertos, que la pamelita gris de Letizia en la coronaci¨®n de M¨¢xima estuvo mal ubicada, fue un error topogr¨¢fico).
Su ¡°Estamos muy alegres¡± no es solo una reafirmaci¨®n institucional es tambi¨¦n la confirmaci¨®n de que hay alguien en Espa?a que s¨ª puede decirnos algo definitivo y al margen de partidismos. ¡°Infanta Elena for president¡±, afirman algunos alegremente, como si fu¨¦ramos EE UU, donde ya han imputado y procesado a dos presidentes, Nixon y Clinton. Afortunadamente, sin esa desafortunada imputaci¨®n seguiremos siendo el pa¨ªs alegre y zarzuelero de siempre. Aunque Alfredo Landa nos deje, el landismo y el mus no nos dejar¨¢n.
Sabi¨¦ndolo, la Casa del Rey prefiri¨® evitar que la infanta continuara disfrutando de las raquetas y de los micr¨®fonos, por temor a la tentaci¨®n de seguir hablando m¨¢s openly durante el Open. En la zarzuela de animadas mesas del restaurante VIP se comenta tanto lo que significa una imputaci¨®n como del buen estado de Rafa Nadal o el surgimiento de una nueva estrella, el b¨²lgaro Dimitrov, que machac¨® a Djokovic al mismo tiempo que la infanta remataba sus declaraciones. El VIP del Mutua Open Madrid es el ¨²nico lugar de Espa?a donde el tiempo parece haberse detenido en el a?o 2007, cuando nos sent¨ªamos, m¨¢s que alegres, ricos. Todo parece estar dise?ado para que aparques la crisis y te sientas vip por un d¨ªa: cochazo y ch¨®fer para llevarte a La Caja M¨¢gica, sorteando la realidad hasta llegar al inicio de una alfombra roja con un photocall infinito donde escuchas flashes como si gritaran tu nombre hasta llegar a la meta: un cubo negro, el restaurante.
Una vez dentro, las mesas se reparten en decorados alusivos a las ciudades que alojan torneos de tenis. Puedes comer roast beef en Londres, sushi en Nueva York, pescado en Melbourne, jam¨®n en Madrid y, por una raz¨®n inexplicable, crema catalana en Par¨ªs. Todo gratis. Am¨¦n de un saludo a Manolo Santana y a su futura esposa, Claudia (denostados abiertamente por Mila Xim¨¦nez, la anterior esposa del tenista, desde su cancha televisiva en S¨¢lvame). El ambientazo all¨ª es como si B¨¢rcenas estuviera todav¨ªa al frente de la tesorer¨ªa del Partido Popular, en pleno baile de sobres y de sueldos. Pero sin el juez Pablo Ruz sobre la pista.
En el Real Madrid, unos est¨¢n alegres porque se van seg¨²n lo planificado y otros est¨¢n tristes porque sus pitadas no alteran a Mourinho mientras Casillas contin¨²a en el banquillo. Pero lo que de verdad apasiona en esta otra cancha es la intenci¨®n de Alfredo di St¨¦fano de casarse con su novia de hace tres a?os y varias d¨¦cadas m¨¢s joven, Gina Gonz¨¢lez. Una boda siempre trae alegr¨ªa y problemas. La pareja parece inspirada en la pel¨ªcula francesa Intocable, sobre todo cuando ella pasea al mito futbol¨ªstico en su silla de ruedas en compa?¨ªa de una amiga futbolera.
Los hijos de Di St¨¦fano tratan de recuperar tiempo y han puesto una denuncia sobre la salud mental del padre. Como tantas veces, las alegr¨ªas de unos son las miserias de otros. El futbolista quiere marcar un ¨²ltimo gol en su vida sentimental, y sus hijos defienden la porter¨ªa temiendo porque el partido pierda alegr¨ªa y se someta a un triste final por penaltis. Los que dicen conocer a Di St¨¦fano aseguran que ese amor no puede ser otra cosa que verdadero, ya que el mito del f¨²tbol es de coraz¨®n abierto, pero de pu?o cerrado. Visto desde la grada, los hijos deber¨ªan evitar el regate y permitirle al legendario futbolista esa alegr¨ªa e imitar la emoci¨®n de la infanta celebrando, como ella, este nuevo gol.
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