Miedo ?se nace o se hace?

Manhattan, principios del siglo xx. Se proyectan los primeros rascacielos en pleno coraz¨®n de Nueva York y surge un problema: ?qu¨¦ obreros iban a construirlos? Si pensamos en que los edificios m¨¢s altos que se hab¨ªan realizado hasta aquel momento contaban con seis o siete plantas, es f¨¢cil imaginar el miedo de los trabajadores a la hora de subirse a andamios a cien metros de altura. Pero los rascacielos se construyeron y no fue precisamente por la capacidad de convicci¨®n de sus promotores, sino por una soluci¨®n creativa: se contrat¨® a indios cherokees y oaks, familiarizados con las alturas y sin el menor atisbo de v¨¦rtigo. Adem¨¢s de construir los primeros rascacielos, los indios nos dieron otra clave: el miedo se puede matizar con la educaci¨®n.

?Tiene v¨¦rtigo? Si es as¨ª, tiene una buena excusa: el miedo a la altura est¨¢ codificado en nuestros genes. Se comprob¨® en un experimento denominado precipicio visual. Se unen dos superficies a determinada altura, una opaca y otra transparente, de forma que esta ¨²ltima parece suspendida en el vac¨ªo. Se coloca en el medio de las dos superficies a un beb¨¦ de varios meses. ?Hacia d¨®nde gatear¨¢? En la totalidad de los casos hacia la opaca, al igual que otros animales: cachorros de pollos, gatos o monos, todos excepto los acu¨¢ticos. Los patos o las tortugas se van de cabeza a la superficie transparente.

Nacemos con miedo a la altura, independientemente de haber vivido una experiencia desagradable o de padecer v¨¦rtigo. Sin embargo, la cultura, la educaci¨®n y los refuerzos positivos son capaces de modular nuestros miedos innatos, como se observ¨® en Nueva York a principios del siglo xx. Mientras que nuestras madres se pon¨ªan de los ¡°nervios¡± cuando quer¨ªamos subir a un ¨¢rbol, las madres de los indios cherokees y de los oaks parece que les animaban para que llegaran a lo m¨¢s alto. La confianza de las personas que nos importan nos ayudan a trepar y por supuesto, a superar las dificultades, como se comprob¨® en una variante del experimento del precipicio visual: el 74 por ciento de los ni?os lograron atravesar la superficie transparente ?cuando su madre estaba al otro lado sonriendo! Una buena noticia para superar nuestras dificultades: La confianza nos eleva a las alturas, su ausencia nos sumerge en los temores.

En definitiva, la confianza es la llave con la que se deshacen nuestros miedos. Al principio necesitamos la de nuestros padres, luego de amigos, jefes o compa?eros. Pero no nos enga?emos, la aut¨¦ntica confianza que nos permite afrontar nuestras incertidumbres es la que tenemos en nosotros mismos.

RECETAS

1. Para ayudar a alguien a afrontar sus temores hemos de confiar primero en ¨¦l. Como dir¨ªa Goethe: ¡°Trata a un hombre tal y como es y seguir¨¢ siendo lo que es. Trata a un hombre como puede ser y debe ser y se convertir¨¢ en lo que puede y debe ser¡±
2. Si queremos ir afrontando nuestros miedos, debemos preguntarnos si realmente confiamos en nosotros. Si la respuesta es negativa, tenemos un trabajo previo que realizar.
3. Y por supuesto, divertirnos con lo que hacemos. Es m¨¢s f¨¢cil trepar por un ¨¢rbol cuando disfrutamos de ello.

La confianza en nosotros mismos es el mejor ant¨ªdoto para enfrentarnos a nuestras incertidumbres (y para trepar por las alturas).

Fuente: Walk, R. D., y Gibson, E. J. (1961), "A comparative and analytical study of visual depth perception", Psychological Monographs. 75, 519. El ¡°precipicio visual¡± tambi¨¦n se recoge en Marks, I. (1991): Miedos, fobias y rituales: Los mecanismos de la ansiedad, Mart¨ªnez Roca, Barcelona.