Herencias recibidas

En el debate del Congreso del mi¨¦rcoles sobre la situaci¨®n econ¨®mica, el presidente del Gobierno habl¨® de un pa¨ªs que no existe. Su triunfalismo ten¨ªa que ver con algo que recogi¨® Cayo Lara: Rajoy nos est¨¢ curando de una tendinitis cuando lo que padecemos es un c¨¢ncer. Solo as¨ª se entienden autosatisfacciones tan artificiales como la de que ¡°estamos realizando la mejor pol¨ªtica de empleo posible¡±.

Se podr¨ªa objetar que lo anterior son puntos de vista. Mucho menos lo es su continua apelaci¨®n a la herencia recibida para justificar una pol¨ªtica econ¨®mica que est¨¢ suponiendo un gran salto hacia atr¨¢s de este pa¨ªs, en tantos aspectos. ¡°Lo ¨²nico que no podemos hacer es volver a las pol¨ªticas econ¨®micas que nos han tra¨ªdo aqu¨ª¡±, dijo Rajoy. El l¨ªder de la oposici¨®n, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, se revolvi¨® en la en¨¦sima ocasi¨®n en que Rajoy regres¨® al manido argumento, pero no explic¨® por qu¨¦, quiz¨¢ por falta de tiempo.

A saber: de la crisis que estamos sufriendo desde el a?o 2008 en Espa?a no es responsable ni el d¨¦ficit p¨²blico (super¨¢vit) ni la deuda p¨²blica existentes entonces (muy baja), sino la inmensa deuda privada motivada por la gigantesca burbuja especulativa en lo inmobiliario, activada por el PP con la ley del suelo del a?o 1998. Recordemos una vez m¨¢s los datos que Rajoy jam¨¢s menciona como causas del desastre: entre 1997 y 2007 (periodo mayoritariamente gobernado por el PP), la construcci¨®n creci¨® a un ritmo de un 5% anual. En esos a?os, el parque de viviendas aument¨® en 5,7 millones de casas, casi el 30% del total existente, y la revalorizaci¨®n del precio alcanz¨® un 191%.

En 1998, la construcci¨®n supon¨ªa casi el 14% del empleo global en Espa?a, el doble que en Alemania y cinco puntos m¨¢s que en Reino Unido. Entonces, ese a?o, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar aprueba una ley del suelo que multiplica la exuberancia irracional del sector de la construcci¨®n: todo el suelo se declara urbanizable, salvo que est¨¦ expresamente prohibido.

Con ese bonito principio liberal se favorece un boom inmobiliario de la construcci¨®n. Pero no en el sentido que dec¨ªa el PP (aumentar¨¢ el n¨²mero de pisos y, por tanto, bajar¨¢n los precios de los mismos), sino en el especulativo: se adquir¨ªan viviendas endeud¨¢ndose, no porque fuesen baratas, sino porque eran caras y en el futuro lo ser¨ªan m¨¢s, con lo que se podr¨ªa especular con ellas. La especulaci¨®n desencaden¨® la continua recalificaci¨®n municipal de los terrenos y los Ayuntamientos engordaron sus arcas.

La responsabilidad de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero fue no pinchar esa burbuja y cabalgar a lomos de la opulencia. Se debe discutir si sus planes de expansi¨®n de la demanda cuando empezaron las dificultades fueron precisamente ¨®ptimos. Pero la transformaci¨®n de la deuda privada en deuda p¨²blica en una continua socializaci¨®n de p¨¦rdidas llega de Aznar, no de Zapatero. Esta s¨ª es una insoportable herencia recibida.