Las cifras del paro
El autor de un texto sobre el desempleo juvenil en Espa?a, donde rebajaba en dos millones el n¨²mero de parados que calcula la EPA, reconoce que fue un salto en el vac¨ªo
En el mundo, unos 300 millones de j¨®venes est¨¢n sin trabajo, seg¨²n publica The Economist, que da esta cifra con una advertencia cautelar: ¡°dependiendo de la manera de medirlo¡±. Y precisamente la medici¨®n del paro juvenil en Espa?a ha sido motivo de controversia a ra¨ªz de la publicaci¨®n en este diario del art¨ªculo El enigma de la magnitud del paro juvenil de William Chislett. El penoso horizonte personal del joven parado, sin expectativas, es indiferente a las estad¨ªsticas, pero las cifras globales han de ayudar a evaluar la dimensi¨®n del problema y las pol¨ªticas de respuesta al mismo.
En el mencionado art¨ªculo, el autor, tras considerar confusa la metodolog¨ªa que emplea la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) para su c¨¢lculo, concluye que ¡°la cifra total de paro espa?ol, que lo sit¨²a en 6,2 millones, no responde a la realidad, y con esto no pretendo negar el profundo problema de desempleo del pa¨ªs. Si a esos 6,2 millones se le restan las m¨¢s de dos millones de personas de entre 16 y 24 a?os que est¨¢n estudiando pero que, seg¨²n la definici¨®n de Eurostat, se cuentan (aunque no sepamos en qu¨¦ magnitud) como paradas, el n¨²mero de desempleados en Espa?a rondar¨ªa los cuatro millones, todav¨ªa un alt¨ªsimo 19 por ciento de tasa de desempleo pero lejos del 27 por ciento¡±.
En la Red se han publicado textos de r¨¦plica y dos lectores, Ricardo Bou y Andr¨¦s S¨¢nchez Hern¨¢ndez, han remitido sendos mensajes negando que el c¨¢lculo del paro juvenil en Espa?a sea el resultado de una metodolog¨ªa confusa y, obviamente, la conclusi¨®n de rebajar la cifra del desempleo en Espa?a.
Bou destaca que en el art¨ªculo se dice que el porcentaje del 57% de desempleo juvenil de la ¨²ltima EPA es ¡°irreal y crea confusi¨®n¡± y que la cantidad de personas en paro en Espa?a, m¨¢s de 6.200.000, ¡°no responde a la realidad¡± porque, dice el autor, se incluyen como parados los j¨®venes que est¨¢n estudiando. ¡°Esta es una afirmaci¨®n sin ning¨²n fundamento y resulta asombroso que la persona que firma el art¨ªculo desconozca que, tanto la metodolog¨ªa de c¨¢lculo europea, como la espa?ola, basada en la anterior, no consideran a los j¨®venes estudiantes como parados sino como inactivos, por lo que no entran en el c¨®mputo de parados en ninguno de los dos casos¡±. Por su parte, Andr¨¦s S¨¢nchez insiste en que no es cierto que la EPA incluya, sin que se sepa en qu¨¦ medida, a quienes est¨¢n terminando su educaci¨®n secundaria, a universitarios y a estudiantes de formaci¨®n profesional. ¡°No es as¨ª: a quien incluye es a los estudiantes que forman parte de la poblaci¨®n activa. Es decir: j¨®venes que, o bien est¨¢n actualmente trabajando, o bien buscan activamente trabajo. Los estudiantes que no lo hacen de ning¨²n modo est¨¢n incluidos en la poblaci¨®n activa, ni mucho menos son considerados desempleados¡±. Y reproduce el p¨¢rrafo del art¨ªculo en el que se afirma que ¡°a finales de 2012, el n¨²mero de j¨®venes de entre 16 y 24 a?os era de 4,1 millones, de los cuales, seg¨²n la EPA, 1,7 formaban parte de dicha poblaci¨®n activa en la definici¨®n com¨²nmente aceptada. Dicho de otro modo, s¨®lo el 41 por ciento de este grupo de edad estaba trabajando o buscando trabajo, y casi un 90 ciento de los desempleados o de los que buscaban trabajo (2,4 millones) eran estudiantes (2,1 millones). El resto eran mujeres dedicadas exclusivamente al hogar y "ni-nis", los que ni estudian, ni trabajan ni buscan empleo¡±. El lector responde: ¡°No, no y no. Los activos son 1,7 millones. Los 2,4 millones restantes son la poblaci¨®n inactiva (de los cuales 2,1 son estudiantes). No puede afirmar, como har¨¢ m¨¢s adelante, que se incluye a 2,1 millones de j¨®venes estudiantes como parados... ?cuando la EPA los considera poblaci¨®n inactiva, y el mismo Chislett, si bien confusamente, as¨ª lo establece en este p¨¢rrafo! Y es que este guarismo de 2,1 millones (estudiantes incluidos en la poblaci¨®n inactiva y que, por tanto, no son ¡®parados¡¯, como no lo son los jubilados) lo utiliza el se?or Chislett para decir que es falsa la cifra de 6,2 millones de parados¡±.
El estudiante que no trabaja ni busca empleo no es "poblaci¨®n activa"
Efectivamente, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica define la poblaci¨®n activa como ¡°aquellas personas de 16 o m¨¢s a?os que, durante la semana de referencia (la anterior a aquella en que se realiza la entrevista), suministran mano de obra para la producci¨®n de bienes y servicios o est¨¢n disponibles y en condiciones de incorporarse a dicha producci¨®n. Se subdividen en ocupados y parados¡±. No se puede restar, por tanto, la cifra de estudiantes que ni trabajan ni buscan trabajo de la suma total de parados porque la EPA no los incluye como tales.
Remit¨ª estas consideraciones al autor del art¨ªculo que admite su error al proponer una cifra menor de parados en Espa?a ¡°sin una explicaci¨®n convincente¡±, aunque defiende la necesidad de un debate metodol¨®gico.
En su respuesta, Chislett subraya que su art¨ªculo no pretend¨ªa rebajar la intensidad de la gravedad del problema del paro en Espa?a y, m¨¢s concretamente, el desempleo de los j¨®venes. ¡°Tan solo he pretendido ofrecer una perspectiva diferente sobre la medici¨®n del desempleo juvenil utilizando para ello los criterios que proporciona Eurostat distinguiendo entre tasa de desempleo y ratio de desempleo¡±. Chislett sostiene la dificultad de evaluar la complejidad de la alternancia formaci¨®n-desempleo-ocupaci¨®n entre los j¨®venes. ¡°Estamos hablando de un colectivo de j¨®venes de dif¨ªcil cuantificaci¨®n que salta del mercado de trabajo a los estudios, pasando de la condici¨®n de activos a inactivos, y viceversa con gran facilidad seg¨²n la evoluci¨®n del ciclo econ¨®mico. Si a ello le agregamos el colectivo de j¨®venes que trabajan en la econom¨ªa sumergida ¡ªdif¨ªcil de cuantificar por razones obvias¡ª, la medici¨®n del desempleo real se hace a¨²n m¨¢s compleja¡±. Chislett defiende que es pertinente discutir si con la ratio (porcentaje calculado sobre todos los j¨®venes de esas edades) es posible cifrar mejor el desempleo que con la tasa (porcentaje calculado sobre los j¨®venes que forman parte de la poblaci¨®n activa). ¡°Aplicar la tasa a un tramo de edades en que la mayor¨ªa de los individuos est¨¢ todav¨ªa form¨¢ndose podr¨ªa alterar su sentido. Los autores de las respuestas cr¨ªticas sostienen que no, y que es un error metodol¨®gico, pero la ratio es una informaci¨®n adicional que ofrece Eurostat. Por lo tanto, la discrepancia metodol¨®gica deber¨¢ ser con Eurostat. En mi art¨ªculo trato de enfatizar que, dada la volatilidad activo-inactivo, la tasa no estar¨ªa reflejando la complejidad del desempleo en ese tramo de edad, en lo que coinciden muchos expertos, incluido Eurostat y alguno de los autores que critica mi art¨ªculo".
El articulista menciona el trabajo publicado en The Economist, una semana posterior a la entrega de su art¨ªculo en este diario, sobre el desempleo juvenil en el mundo en el que ¡°los datos para Espa?a y otros pa¨ªses proven¨ªan de Eurostat e inclu¨ªan a los j¨®venes estudiando y en formaci¨®n profesional. Para The Economist, con datos de Eurostat, el desempleo de los j¨®venes se situar¨ªa en torno al 20% (en cualquier caso alarmante)¡±.
Tras estas consideraciones, admite el error cuando rebaja en dos millones la cifra del paro. ¡°Debo reconocer que mi error ha sido recalcular la tasa de paro total de Espa?a, rest¨¢ndole dos millones de estudiantes, sin una explicaci¨®n convincente. El resultado de esta estimaci¨®n es un salto en el vac¨ªo. Aqu¨ª mis lectores cr¨ªticos tienen raz¨®n al se?alar que el nuevo c¨¢lculo induce a confusi¨®n. Simplemente trataba de estimar los eventuales efectos sobre la tasa de desempleo global utilizando los criterios de ratio de Eurostat para los j¨®venes entre 16 y 24 a?os¡±.
Al margen de debates m¨¢s o menos opacos sobre los criterios para establecer el porcentaje de parados juveniles, la cifra total de parados que suministra la EPA tiene una fiabilidad reconocida. Obviamente hay que admitir una cuota de error t¨¦cnico en el muestreo que no afecta a la credibilidad global de las cifras en opini¨®n de muchos expertos, como demostr¨® la reciente pol¨¦mica con motivo de las cr¨ªticas realizadas a la EPA por el presidente de la patronal espa?ola. Chislett me manifest¨® que no se alineaba con estas cr¨ªticas y que su reflexi¨®n se centraba en el paro juvenil.
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