Eurohostilidad
La inquina de los populismos a la UE puede convertir a la Euroc¨¢mara en foco antieuropeo
En Reino Unido y Alemania, en Italia y Grecia, en Holanda y Hungr¨ªa surgen cada vez con mayor frecuencia distintos movimientos populistas de protesta. Casi todos ellos son diferentes entre s¨ª y cuelgan sus ra¨ªces de diferentes tradiciones y situaciones nacionales.
No es igual la orientaci¨®n ideol¨®gica global del berlusconismo que la de los grillini. El violento racismo nazi del movimiento del Amanecer Dorado griego denota un distinto grado de xenofobia que el Partido por la Independencia de Reino Unido, reci¨¦n encaramado a una representaci¨®n local que le permitir¨¢ influir como nunca hasta ahora en la vida pol¨ªtica isle?a: su virtualidad principal consiste en que ya ha sabido contagiar de radicalidad al conservadurismo local, en su rechazo a la inmigraci¨®n y a la universalidad del Estado de bienestar.
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Pero todos estos partidos y movimientos exhiben un denominador com¨²n: su hostilidad, que ya no mero euroescepticismo, hacia la construcci¨®n europea, sea en apelaci¨®n a la nostalgia del Estado-naci¨®n, sea en reclamaci¨®n de una Europa mejor que la actual. Es cierto que los grandes partidos que construyeron la Uni¨®n ¡ªencabezados por democristianos y socialdem¨®cratas, pero seguidos de liberales y verdes¡ª les ofrecen demasiado flanco, por culpa de su torpe, prolija y escasamente explicada gesti¨®n de la larga crisis econ¨®mica.
Pero echarles la culpa, a ellos o a los d¨¦ficits del propio sistema democr¨¢tico, por la aparici¨®n de movimientos con frecuencia de inspiraci¨®n autoritaria ser¨ªa exagerado. Se puede reclamar una pol¨ªtica econ¨®mica distinta, o un ritmo claro hacia la uni¨®n pol¨ªtica, o una mayor tracci¨®n del designio de solidaridad sin necesidad de crear corrientes antieuropeas, tantas veces te?idas de sesgo nacionalista. La protesta por las insuficiencias, retrasos o errores institucionales en el proceso de construcci¨®n europea es leg¨ªtima. Incluso m¨¢s, algunos la reputar¨¢n, no sin razones de peso, necesaria.
Pero hay opciones distintas y alternativas practicables en Europa como para tener que buscar en una anti-Europa la mejor alternativa posible. Casi todos los movimientos de protesta vienen coloreados por la pulsi¨®n nacionalista: justo lo que convirti¨® hist¨®ricamente a este continente en inhabitable. Y precisamente la contumaz realidad contra la que naci¨® la Europa comunitaria.
Es verdad que a la Uni¨®n le falta una narrativa fuerte, una vez agotada su ¨¦pica inicial, la reconciliaci¨®n de vencedores y vencidos en la II Guerra Mundial. Y lo es que no solo los dirigentes pol¨ªticos, sino tambi¨¦n los intelectuales y dem¨¢s forjadores de opini¨®n, ostentan responsabilidades al respecto. Si unos y otros se evaden, las elecciones de 2014 al Parlamento amenazar¨¢n con configurar la Euroc¨¢mara m¨¢s retr¨®grada y fragmentada, y menos europea, desde 1979. Y, adem¨¢s, justo en el momento en que gozar¨¢ de las mayores competencias en toda su historia.
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