Daft Punk, dos robots al rescate
Dos franceses sin rostro son la gran esperanza de la industria discogr¨¢fica El lanzamiento de su nuevo ¨¢lbum trae ecos de la ¨¦poca dorada Cara a cara con los hombres-m¨¢quina que revolucionan la m¨²sica electr¨®nica
Hay dos tipos sentados bajo una sombrilla. ¡°Thomas y Guy, Daft Punk¡±, los presenta uno de los empleados de la discogr¨¢fica. Pero no se?ala qui¨¦n es qui¨¦n. As¨ª, a cara descubierta, es imposible reconocerlos. Menos mal que Thomas, el alto, se levanta y tiende la mano:
¨CNo llev¨¢is los cascos puestos¡
¨CThomas Bangalter. Claro que no, eso ser¨ªa est¨²pido.
¨CGuy-Manuel de Homen-Christo. Es una entrevista, no podr¨ªamos hablar.
¨CEn directo los luc¨ªs siempre¡
¨CThomas. En directo habla la m¨²sica.
Nos encontramos en los Jim Henson Studios, en Hollywood. En la televisi¨®n solo se habla de la caza del segundo terrorista del marat¨®n de Boston y del disco de estos dos franceses que se hicieron populares a finales de los noventa por su capacidad para fabricar temas adhesivos de m¨²sica electr¨®nica que pod¨ªan tanto gustar a los m¨¢s puristas como a los turistas, y por esconder sus identidades tras unos disfraces de robot. Jam¨¢s una banda tan obsesionada con el anonimato se hab¨ªa hecho tan famosa. Sunset Boulevard est¨¢ lleno de p¨®steres anunciando Random access memories (Sony), su nuevo disco y primera referencia desde que publicaran en 2010 la banda sonora de Tron: Legacy. El conductor que nos llev¨® del aeropuerto al hotel cree que su nuevo single, Get Lucky ¨Cel d¨ªa de su lanzamiento se convirti¨® en el tema m¨¢s escuchado en una sola jornada en la historia de Spotify¨C, es genial, y est¨¢ convencido de que har¨¢n la entrevista con los cascos puestos. Acaba de perder 10 d¨®lares. La camarera del bar del hotel nos regal¨® ayer la segunda cerveza al saber que est¨¢bamos en la ciudad para entrevistarlos. ¡°Si no lo necesitara para volver a casa, te daba mi casco de la moto para que me lo firmaran¡±, parec¨ªa bromear. Tal vez no. Todo lo que rodea este lanzamiento se ha convertido en un acontecimiento global, viral y total.
Jam¨¢s lo hemos escondido, hacemos m¨²sica para el p¨²blico¡±
¡°Lo han dise?ado casi todo ellos. Controlan hasta el ¨²ltimo detalle. Nosotros sabemos que debemos darles esa libertad. En pocas bandas puedes confiar tanto como en Daft Punk¡±, anunciaba la tarde anterior la ejecutiva de la compa?¨ªa, mientras nos hac¨ªa firmar un documento de confidencialidad a trav¨¦s del cual nos compromet¨ªamos a no publicar ninguna cr¨ªtica del disco que ¨ªbamos a escuchar antes de cierta fecha. Tambi¨¦n se nos sugiri¨® no comentar nada en las redes sociales y se nos advirti¨® de que si ten¨ªamos que ir al ba?o, lo hici¨¦ramos antes de que empezara a sonar el ¨¢lbum. ¡°Por dos motivos: dura 75 minutos y no se puede abandonar la sala mientras est¨¢ sonando¡±, dijo bromeando. Tal vez no.
¡°Lo controlamos todo porque es la ¨²nica forma que sabemos de hacer esto. Un artista debe tener el dominio total de su obra. Al menos hasta que esta llega al p¨²blico. Luego, que la gente haga lo que le parezca. No me importa si lo compran o no, solo quiero que sea para ellos tan importante como para nosotros. Jam¨¢s hemos escondido que somos una banda que quiere hacer m¨²sica para el p¨²blico¡±, responde Thomas (Par¨ªs, 1975) cuando se le enumeran los pasos que han convertido este disco en el m¨¢s comentado en a?os antes de que casi nadie haya escuchado una sola nota.
Tras meses de especulaciones sobre los quehaceres de los robots, Nile Rodgers, icono de la m¨²sica disco y l¨ªder de Chic, anunci¨® que participar¨ªa en un nuevo proyecto de los franceses. A partir de ah¨ª, la informaci¨®n empez¨® a fluir de forma perfectamente milimetrada. Se filtraron unos segundos de su primer single y la Red se llen¨® de temas falsos que se presentaban como la versi¨®n final de la canci¨®n. Se colgaron en Internet v¨ªdeos en los que algunos colaboradores del grupo en el futuro ¨¢lbum comentaban aspectos del mismo. Entre ellos, Julian Casablancas, l¨ªder de The Strokes; Panda Bear, de Animal Collective; el productor Giorgio Moroder, o el cl¨¢sico int¨¦rprete Paul Williams, quien ha trabajado con The Carpenters, David Bowie o Los Tele?ecos. Por su culpa estamos en el patio Henson entre reproducciones de la Rana Gustavo.
En el disco tambi¨¦n participa Todd Williams, productor al que los franceses llamaron para darle un toque rock de la Costa Oeste a uno de los temas. El tipo, que es de Nueva Jersey y solo ha estado un par de veces de vacaciones en California, ten¨ªa tantas ganas de trabajar con los robots que decidi¨® esconderles este dato. En el elep¨¦ tocan los bater¨ªas de Michael Jackson y Stevie Wonder. Hedi Slimane, director creativo de Saint Laurent Paris, les ha dise?ado trajes nuevos. Y las noticias sobre su pr¨®xima gira han sido, hasta ahora, simplemente confirmaciones de que no actuar¨¢n en todos los lugares donde los rumores les colocan.
Uno de los colaboradores m¨¢s implicados en el proyecto es Pharrell Williams, el productor de r¡¯n¡¯b m¨¢s demandado de la pasada d¨¦cada, al que el d¨²o decidi¨® llamar despu¨¦s de que durante una fiesta este les sugiriera que la ¨²nica soluci¨®n para salvar la carrera de Madonna era que Daft Punk produjera su pr¨®ximo disco. Pharrell canta en un par de temas del ¨¢lbum y estaba la semana anterior a la entrevista junto al d¨²o en la zona vip del festival de m¨²sica de Coachella, en el desierto californiano, que suele congregar a una alineaci¨®n de famosos que va de James Franco a Paris Hilton, pasando por Steven Spielberg, cuando en la pantalla del escenario principal se proyect¨® un teaser de dos minutos de la nueva creaci¨®n. ¡°Y ellos tan panchos. Como nadie les conoce, ni sabe c¨®mo son, se paseaban por el backstage con toda tranquilidad. Pharrell les abraz¨® tras el teaser, y mucha gente se pregunt¨® qui¨¦nes eran esos t¨ªos¡±, recuerda la chica del sello. ¡°Es que los famosos son los robots, no nosotros¡±, informa Guy (Par¨ªs, 1974) orgulloso de su gesta. ¡°Una vez vinieron al S¨®nar de p¨²blico y estuve con Thomas. Nadie le reconoci¨®. La verdad, si vino Guy tambi¨¦n, ni me enter¨¦¡±, recuerda Enric Les Palau, uno de los directores del evento barcelon¨¦s, que tambi¨¦n se ha encargado de organizar la escucha del disco en Barcelona; un acontecimiento igual de cuidado, selecto y cerrado que el resto de asuntos que tienen que ver con el lanzamiento.
¨C?Todo esto no da un poco de v¨¦rtigo?
¨CThomas. No.
¨CParece que toda la industria est¨¢ pendiente de su lanzamiento. Como si quisiera comprobar que a¨²n se pueden hacer este tipo de superproducciones.
¨CThomas. Eso no nos agobia. Es positivo.
¨C?Es este disco una toma de posici¨®n de la banda frente al estado de la industria?
¨CThomas. No tanto de la industria como de la m¨²sica. Es un ¨¢lbum humano, hecho por personas. En la m¨²sica de baile hay demasiadas m¨¢quinas. Hemos querido trabajar con gente a la que admiramos y hemos buscado humanizar a los robots, cuando parece que todo el mundo anda hoy intentando convertir a las personas en humanoides.
¨CEso es exactamente lo que han hecho durante parte de su carrera: usar vocoder y autotune para tratar las voces.
¨CGuy. Lo hicimos antes de que se pusiera de moda. No puedes controlar lo que la gente hace inspir¨¢ndose en ti, hasta d¨®nde van a llevar tus propuestas. Cada uno hace lo que puede. Unos mejor, otros peor.
¨CThomas. Es como la versi¨®n falsa de Get Lucky. Nos preguntan mucho si nos enfadamos. Pues no, es un piropo. Nos pasa desde que empezamos. Visitabas una ciudad y en sus tiendas de discos encontrabas remezclas no autorizadas de nuestros temas.
¨C?Es Random access memories un disco de otra ¨¦poca lanzado en 2013?
¨CGuy. No es un disco retro, si te refieres a eso. Es un ¨¢lbum como los de antes, con vocaci¨®n de ser importante, grande y ambicioso. No nos interesa hacernos los guais y grabar en el sal¨®n de casa. Nos hemos ganado la posibilidad de venir a Los ?ngeles y lanzar este tipo de discos. No hacerlo ser¨ªa casi una falta de responsabilidad.
¨C?Qu¨¦ les da Los ?ngeles?
¨CThomas. Es la ciudad a la que acudes para cumplir tus sue?os. Solo uno de cada mill¨®n de los que llegan lo cumple. Pero la gente sigue acudiendo con sue?os. El fracaso aqu¨ª es m¨¢s f¨¢cil que en cualquier otro sitio porque las expectativas son demasiado altas. Que despu¨¦s de tanta gente que acab¨® mordiendo el polvo en Hollywood Boulevard cada d¨ªa lleguen a centenares a probar suerte dice cosas fascinantes sobre el ser humano.
¨CGuy. El clima es cojonudo.
Daft Punk surgi¨® de los restos del naufragio de una banda de rock que lleg¨® a editar un single. Una cr¨ªtica de aquel tema, publicada en el semanario brit¨¢nico Melody Maker, calificaba su m¨²sica como ¡°punk bobo¡± (daft punk). ¡°Tuvimos suerte. Somos malos escogiendo nombres y si no llega a ser por esa cr¨ªtica, a¨²n hoy estar¨ªamos pensando c¨®mo llamarnos¡±, recuerda Guy al respecto. El fen¨®meno pronto trascendi¨® el french chic, el house o cualquier etiqueta de la electr¨®nica de baile para convertirse en algo que solo se define a partir de s¨ª mismo.
Lo ¡®cool¡¯ no nos importa: casi nunca coincide con nuestros intereses¡±
En 1997 lanzaban Homework, su primer elep¨¦, en el que se mezclaba el rock, el techno, el electro y el acid house. Michel Gondry, Roman Coppola y Spike Jonze dirigieron clips para algunos de los temas del disco. Cuatro a?os m¨¢s tarde ve¨ªa la luz Discovery, ¨¢lbum que incid¨ªa en la f¨®rmula y que conten¨ªa One more time, acaso su single m¨¢s c¨¦lebre y uno de los clips m¨¢s imitados de los ¨²ltimos a?os. A partir de ah¨ª, cuando parec¨ªa que su carrera no ten¨ªa techo, los franceses empezaron a encadenar decisiones, cuanto menos, dudosas. Se embarcaron en la producci¨®n de un film, Interstella 5555, que no termin¨® de dar lo que promet¨ªa, y lanzaron un tercer largo, Human after all, de forma algo apresurada. Se confirm¨® que la f¨®rmula estaba finiquitada. Es curioso que una banda con unos antecedentes tan dudosos sea capaz de generar tan enormes expectativas. ¡°No s¨¦ si podr¨ªamos o no haber seguido por la misma senda, pero lo cierto es que esta vez nos apetec¨ªa hacer cosas que no hab¨ªamos hecho antes. Lo curioso es que la gente sigue esperando cosas de nosotros, aunque no s¨¦ qu¨¦ exactamente¡±, apunta Thomas sobre la naturaleza bomb¨¢stica de Random access memories, que en vez de tratar de adivinar lo que puede hoy querer su audiencia, decide darle todo lo que hoy no est¨¢ de moda, para igual as¨ª recordarle lo que se est¨¢ perdiendo.
Daft Punk ya no debe seguir ning¨²n juego, puede cambiar las reglas cuando le plazca. ¡°Jam¨¢s nos ha dado miedo ahondar en estilos musicales con poco pedigr¨ª. No nos preocupa lo que es cool, porque lo que es cool casi nunca ha coincidido con lo que nos ha interesado¡±, dice Thomas. Y es que aqu¨ª hay funk, banda sonora, musical de Broadway, rock progresivo, pop, psicodelia, soft rock¡ Solo en un tema los ritmos est¨¢n programados y otro es un apabullante ejercicio de autoafirmaci¨®n en el que la banda da rienda suelta a todo lo que cualquier productor les hubiese prohibido hacer. Mientras, Giorgio Moroder recita la historia de su vida y en cada d¨¦cada de este relato se usan micr¨®fonos de la ¨¦poca.
¡°No s¨¦ si lo va a notar la gente, pero para nosotros es importante. En la sociedad hay banqueros, m¨¦dicos, camioneros¡ Todos tienen su lugar; los artistas no. Gravitamos alrededor de la sociedad y vamos picando, entrando y saliendo. Habitamos un universo propio. De vez en cuando nos acercamos al p¨²blico y se lo mostramos. En nuestro mundo pasan cosas as¨ª. Para otro ser¨¢ una idiotez lo de los micros¡±, se?ala Thomas, un tipo que siempre parece que te est¨¢ contando la mitad de lo que sabe y que, mientras Guy habla ¨Cy esto no pasa demasiado¨C, juguetea con su iPhone y sorbe su frappucino de Starbucks, en cuyo vaso se han impreso las siglas DFP. Thomas es alto y desgarbado; Guy es bajito y algo rechoncho. Thomas luce barba, gafas de sol y unos rizos que le salvan de hacer m¨¢s obvia su incipiente alopecia. Guy lleva camiseta demasiado peque?a y un flequillo donde parece haber ca¨ªdo todo el cabello perdido por su compa?ero. ¡°No s¨¦ si somos amigos¡±, dice Thomas mirando a Guy. Ahora deber¨ªa aparecer una sonrisa. No sucede. ¡°Es una relaci¨®n que fluye, que es as¨ª desde el inicio y no ha variado mucho en estos a?os. Somos igual de obsesivos, y eso nos permite estar cinco a?os trabajando en un disco sin pensar en asesinarnos¡±.
¨C?Se han cansado de imaginar el futuro?
¨CGuy. Es que todos deber¨ªamos dejar de imaginar el futuro.
¨CThomas. El futuro ya est¨¢ aqu¨ª. Era esto. Estamos en el futuro.
¨CFaltan los robots¡
¨CGuy. Y los platillos volantes. Pero es lo que hay.
¨CThomas. Nuestra idea es acabar con toda esa fantas¨ªa. Esto es lo que tenemos. Facebook, Twitter, yo qu¨¦ s¨¦. Lo que hay que hacer son obras de arte en sinton¨ªa con el presente, que aspiren a decirnos algo sobre ¨¦l, a que veamos lo que est¨¢ mal, y muestre hacia d¨®nde ir cuando queramos volver a empezar a andar. Nos hemos olvidado del presente demasiadas veces.
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