Leonardo DiCaprio, el ¨²ltimo Gatsby
Ha crecido en el cine a la vista de todos, y eso no es precisamente c¨®modo. Pero ha logrado convertirse en el gran actor que quer¨ªa ser desde ni?o Su buena estrella regresa en una de las pel¨ªculas m¨¢s esperadas del a?o, dando vida a Jay Gatsby, el?protagonista del cl¨¢sico literario de Francis Scott Fitzgerald
A Baz Luhrmann le gusta recordar al chaval de 18 a?os que era Leonardo DiCaprio cuando protagoniz¨® Romeo y Julieta y compararlo con el hombre en el que se ha convertido ahora, 20 a?os m¨¢s tarde. ¡°Un hombre de verdad¡±, como le describi¨® el duro de Vlad¨ªmir Putin. Alguien que es bueno ¡°porque disfruta con lo que hace¡±, ha dicho Clint Eastwood en varias ocasiones. Alguien capaz de dejar a Martin Scorsese sin palabras ¡°porque no las hay¡± para describir lo que ocurre cuando act¨²a, ¡°la profundidad psicol¨®gica y emocional a la que est¨¢ dispuesto a ir y va¡±. Y es dif¨ªcil dejar mudo al director de El aviador, Gangs of New York o Infiltrados, algunas de las cintas rodadas con el que se ha convertido en una de sus musas. Luhrmann tampoco se anda con reservas: ¡°Conoc¨ª a un chaval con talento y ahora es un hombre en control. Un gran actor. Y no hemos visto ni la mitad de lo que es capaz de hacer¡±.
DiCaprio no necesita los halagos. ?l ser¨¢ eternamente ¡°rey del mundo¡± en la proa del Titanic. Lo sabe. Sentado con las piernas cruzadas, el tobillo encima de la rodilla, la chaqueta Armani a la espalda y el gesto altivo, es un hombre de pocos movimientos, pero de los que miran a la cara cuando habla.
Lo ¨²nico que le pido a una pel¨ªcula es que me ofrezca un personaje de peso. De otro modo, como actor, es aburrido"
Siempre quiso ser tomado en serio. Su conversaci¨®n, llena de esdr¨²julas y nociones de altos vuelos que medita antes de abrir la boca, parece querer dejar claro que es m¨¢s que una cara bonita. Nunca le gust¨® esta parte de su trabajo, la de hablar con la prensa. Prefiere volver una y otra vez a su obra para mantener su verdadero yo fuera de c¨¢mara, en la oscuridad, como le recomendaron en sus comienzos. Pero hoy est¨¢ sentado en el hotel Plaza de Nueva York, con Luhrmann, el director y el amigo, de nuevo a su lado, y con Tobey Maguire, junto al que empez¨® en esta industria y con quien trabaja por primera vez en la misma pel¨ªcula, en la habitaci¨®n contigua. Parece que est¨¢ dispuesto a bajar la guardia. Los tres unidos para dar vida a la esperada adaptaci¨®n de El gran Gatsby, la nueva adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica del cl¨¢sico literario de F. Scott Fitzgerald que se ha estrenado este viernes en Espa?a.
¡°Es uno de los personajes mejor escritos y m¨¢s atractivos que he le¨ªdo nunca¡±, sopesa el actor. Una obra que ley¨® como deberes de instituto cuando era adolescente, y que entonces no apreci¨® en detalle. Da una calada al cigarrillo electr¨®nico que le ayuda a combatir un vicio que le acompa?a desde joven y reflexiona: ¡°Nunca antes me di cuenta de la gran tragedia que se esconde detr¨¢s de esta historia de amor, una persona obsesionada con Daisy Buchanan, que es su pasado, alguien a quien necesita poseer para convertirse en ese hombre triunfador, hecho a s¨ª mismo, que siempre so?¨® ser¡±.
Luhrmann describe El gran Gatsby como ¡°el Hamlet americano¡±, donde Leo es su pr¨ªncipe de Dinamarca, el ¨²nico que pod¨ªa hacerlo. DiCaprio ve en el personaje una figura fuerte, estoica, en control, ¡°ese hombre rodeado de misterios que se los gana a todos¡±. Las descripciones del personaje le pegan a ¨¦l, carne de prensa del coraz¨®n gracias a su ¨¦xito y a la galer¨ªa de modelos y bellezas de su historial sentimental, desde Erin Heatherton a Blake Lively, Bar Refaeli o Gisele Bundchen. De ¨¦l se sabe poco, tiene aplomo y maneja la situaci¨®n. Siempre se mantiene en control. Como recordaba un ejecutivo de los estudios Warner, productores de El gran Gatsby, no hay proyecto de DiCaprio que no vea la luz.
Desde ¡®Titanic¡¯, su filmograf¨ªa no ha incluido un gal¨¢n. Hasta ahora. ¡°No eres la primera que me pregunta por qu¨¦ no interpreto historias rom¨¢nticas o por qu¨¦ me niego a hacer de gal¨¢n, y no hay nada de eso¡±, se rebela. ¡°Con la mano en el coraz¨®n: si no lo he hecho antes es porque lo ¨²nico que le pido a una pel¨ªcula es que me ofrezca un personaje de peso. De otro modo, como actor, es aburrido. Jay Gatsby tiene todos los elementos¡±.
De ¨¦l se sabe poco. Tiene aplomo y control. Como recordaba un ejecutivo de los estudios Warner, ¡°no hay proyecto de DiCaprio que no vea la luz¡±
Su mirada intensa, mitad altiva, mitad angelical, hace dif¨ªcil no creerle. Adem¨¢s, con El gran Gatsby se le ve dispuesto a todo, incluso se ha entregado a la prensa en ese circo cinematogr¨¢fico que es Cannes, donde se presentaron el 15 de mayo. De nuevo echa mano de su cigarro electr¨®nico y acompa?a sus palabras con un suspiro y una media sonrisa. Ya ha estado en Cannes y sabe de lo que habla: ¡°Es el vivo retrato de La dolce vita. Toda la ciudad se convierte en una gran alfombra roja¡±.
Est¨¢ bien acompa?ado en el proyecto: ¡°No me habr¨ªa aventurado de no contar con esos incre¨ªbles aliados que tengo en Baz y en Tobey. Somos como familia, capaces de construir entre nosotros ese pacto de compromiso que nos permiti¨® ser honestos en todo momento y volcarnos en descubrir todo lo que Fitzgerald trat¨® de mostrarnos con sus palabras¡±, asegura. Desde la otra habitaci¨®n, Maguire le toma el pelo: ¡°Se empe?a en hablar de pacto, de contrato. Yo le llamo ser amigos¡±.
Algo m¨¢s que El gran Gatsby ha llevado a DiCaprio a zambullirse en el proyecto de narrar en im¨¢genes lo que Fitzgerald hizo en papel. Mostrar los excesos de la sociedad americana de los a?os veinte es tambi¨¦n v¨¢lido ahora. Inevitable compararlo con la opulencia de Hollywood, sus fiestas, su brillo, su glamour. ¡°Mi vida es muy diferente¡±, afirma DiCaprio. ¡°Gatsby ha perdido todo contacto con la realidad. Lo que ha creado a su alrededor son grandes fiestas a las que todos quieren ser invitados, pero nadie acude a su funeral despu¨¦s del esc¨¢ndalo. Yo crec¨ª rodeado de mi familia y de grandes amigos que han estado conmigo toda la vida. Pero s¨ª me identifico con la ambici¨®n, con el so?ador que hay en Gatsby, con quien trabaja incansablemente para convertirse en ese gran hombre que quiso ser desde ni?o¡±.
DiCaprio habla de coraz¨®n cuando se refiere a sus amigos, ese grupo en su d¨ªa bautizado como el ¡°Pussy Posse¡± y que adem¨¢s de Maguire incluye a Lukas Hass o a Kevin Connolly, gente de la que no se ha separado desde la d¨¦cada de los noventa, cuando un exultante DiCaprio cambiaba su billete de primera para ir a Australia a rodar Romeo y Julieta por varios billetes de sencillos mortales y poder as¨ª volar con su s¨¦quito. ¡°No estuve en esa ocasi¨®n, pero me acuerdo de la haza?a¡±, a?ade Maguire con sonrisa p¨ªcara.
Los lazos siguen aunque los tiempos cambien. Ahora las aventuras adolescentes dejan paso a comportamientos m¨¢s adultos. DiCaprio sigue soltero y sin hijos, pero fue testigo de la boda de Kate Winslet, ayud¨® a llevar el f¨¦retro de la madre de Connolly y es padrino de los v¨¢stagos de Tobey. ¡°Y uno de los buenos¡±, a?ade Maguire.
Me identifico con el so?ador que hay en ¡®Gatsby¡¯, quien trabaja incansable para convertirse en lo que quiso ser desde ni?o¡±
Los cuarenta se vislumbran en el horizonte y su sombra le asusta como a cualquier otro. ¡°?Me quedan dos a?os y me voy a agarrar a ellos como pueda!¡±, dice defendiendo lo que le queda de treintena. ¡°La verdad es que ahora me siento m¨¢s c¨®modo de lo que me he sentido nunca¡±, a?ade m¨¢s serio. ¡°Supongo que pasa con la edad, ?no? He crecido en esta industria. Llevo actuando desde que ten¨ªa 13 a?os. ?Desde que conozco a Tobey! He crecido en la pantalla y a la vista de todos. No es especialmente agradable. Pero ahora estoy por fin en ese momento en el que me doy cuenta del gran viaje que ha sido mi vida, capaz de hacer realidad mis sue?os de juventud, de cuando viv¨ªa en Hollywood y so?aba con actuar, con poner el pie en la puerta. No acababa de sentirme parte hasta que, como dice mi madre, me toc¨® la loter¨ªa. No fue un accidente, porque siempre quise ser actor, pero tuve la suerte de hacer Vida de este chico y ?A qui¨¦n ama Gilbert Grape? en lugar de una de estas grandes franquicias juveniles de Disney¡±.
Leo insiste en que lleva una vida normal. No le gustan las fiestas, m¨¢s all¨¢ de juntarse con sus amigos a decir tonter¨ªas; ni la moda, a excepci¨®n de las chaquetas, por las que siente debilidad. Es un lector infatigable y le interesan los deportes, pero desde las gradas, aunque practica submarinismo porque ah¨ª se a¨ªsla de todo y de todos. Y b¨¢sicamente le seduce el cine, cuando trabaja (con El gran Gatsby son tres las pel¨ªculas rodadas en dos a?os junto a Django desencadenado y The Wolf of Wall Street) y cuando no lo hace. En esos periodos se vuelca en su labor altruista en defensa del medio ambiente. ¡°Ten un ojo puesto en la subasta de Christie¡¯s de la que espero la mayor recaudaci¨®n de fondos para la defensa de la naturaleza gracias a las donaciones de 33 artistas contempor¨¢neos¡±, me ofrece como pista de su ¨²ltima labor en este campo.
Un optimista, como Gatsby, dentro o fuera de Hollywood. Pero con los pies en la tierra. ¡°Por supuesto que en ocasiones me siento desencantado con la industria. O superado por el mundo en que vivimos. Nos pasa a todos, ?no? Pero cuando digo que me siento m¨¢s c¨®modo de lo que me he sentido nunca, lo digo en serio. Tendr¨¢ que ver con la edad. O con la experiencia. Pero lo digo con toda honestidad. De veras¡±. Sus ojos siguen chispeando.
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