Un Marichalar en el exilio
?lvaro de Marichalar ha fijado su residencia y negocios en Mosc¨² junto a su esposa de 24 a?os Ha abandonado Espa?a harto de los contenciosos que mantiene con la Junta de Castilla y Le¨®n y del rol que se le atribu¨ªa en la opereta real
"Mam¨¢, ?t¨² tienes la llave de Numancia?¡±. En el asiento de atr¨¢s, dando tumbos por un maltrecho camino de tierra, ?lvaro de Marichalar llama a la condesa viuda de Ripalda. Insiste en posar en las ruinas donde los numantinos resistieron el asedio de los romanos. ¡°Estaban dentro de nuestra finca. Cuando mi abuelo las regal¨® al Estado, Alfonso XIII le dio una llave a cambio¡±, explica. Es lunes, y los lunes las ruinas cierran. Desde lo alto de ese cerro se divisa Garrejo, la finca de los Marichalar, a apenas medio kil¨®metro de Garray (Soria).
A falta de ruinas, optamos por su finca. Antes, nos lleva a ver la C¨²pula de la Energ¨ªa, cuyas obras se han paralizado por los recortes. Es la construcci¨®n estrella de lo que ¨¦l llama ¡°la ciudad de la mafia ambiente¡±. ¡°Mira la que tienen aqu¨ª montada. Y despu¨¦s no me quieren conceder a m¨ª la licencia para restaurar un caser¨®n en mi finca. Soy el ¨²nico de la provincia que llama p¨²blicamente mafiosos a algunas personas de la Junta de Castilla y Le¨®n, y esa es la manera que han encontrado de joderme. ?Si hasta me quieren expropiar los caminos!¡±. La alcaldesa de Garray, aduce que ¡°no se le ha pedido ni m¨¢s ni menos que a cualquier otro vecino que quiera hacer obra para un uso excepcional en suelo r¨²stico. Y los caminos no son suyos. En su momento, la familia Marichalar solicit¨® permiso para poner una cancela por motivos de seguridad, cuando ven¨ªa aqu¨ª la infanta. Pero ahora ya no tiene sentido. Ya les dimos una pr¨®rroga y ahora el asunto est¨¢ en los juzgados¡±.
?lvaro es portavoz de UPyD por Soria. Fue ¨¦l quien se ofreci¨® a Rosa D¨ªez. Y denuncia lo que considera injusto en la provincia de la misma manera en que defiende el patrimonio familiar: con furia numantina. Lo anuncia el lema que preside el caser¨®n que lleva siete meses restaurando sin licencia: ¡°Ecce beatificamus eos qui sustinuerunt¡±. ¡°Aqu¨ª honramos a quienes resistieron¡±. ?l ha hecho de esas palabras una consigna vital. Arrastra cierto orgullo herido. A principios de los noventa, se cantaban sus gestas. A lomos de una moto acu¨¢tica conquistaba r¨¦cords para Espa?a. Iba para figura medi¨¢tica por m¨¦ritos propios. Le llamaban, como se encarga de recordar, ¡°el Indurain del mar¡±. Hasta el a?o 95, cuando se anunci¨® el compromiso de su hermano menor, Jaime, con la infanta Elena.
Pas¨® a ser el herman¨ªsimo, el cu?ad¨ªsimo, un colorista secundario en la opereta protagonizada por la monarqu¨ªa espa?ola. ¡°Lo ¨²nico que te voy a pedir es que no me nombres como hermano de mi hermano. Lo puedes decir as¨ª en tu reportaje. Porque es una aut¨¦ntica losa en mi vida. Fui yo quien le present¨® a la infanta. Yo ten¨ªa una vida social bastante prolija. Era relaciones p¨²blicas de Pach¨¢ y de Tartufo y estaba en mi grupo de amigos. Su prima Alexia de Grecia fue mi novia. Y pas¨® de ser ¨¦l mi hermano a ser yo el suyo. Fue tr¨¢gico para m¨ª, devalu¨® mi vida como peque?o empresario y como deportista¡±. A¨²n hoy, a sus 52 a?os, cuando ostenta 11 r¨¦cords mundiales y est¨¢ a punto de acometer su 40? traves¨ªa en moto acu¨¢tica, que le llevar¨¢ a cruzar el Pac¨ªfico, de Filipinas a Panam¨¢, arrastra ese estigma. Se defiende al o¨ªr que quiz¨¢ ese enlace propiciara que le llamaran m¨¢s como conferenciante o aventurero. ¡°Jam¨¢s, al contrario, es una putada para la autoestima¡±, insiste. ¡°Antes, yo no me ten¨ªa que enfrentar a ning¨²n prejuicio. Y, de repente, se pensaba que me dedicaba a vivir la vida, que todo me ca¨ªa por ser ¡®el hermano de¡¯. Se me ha querido eclipsar cuando yo ya ten¨ªa mi camino¡±.
En un antiguo garaje, transformado hoy en almac¨¦n de aperos, pernocta la Numancia, su moto de agua. Esa embarcaci¨®n, la m¨¢s peque?a que culmin¨® la tarea de cruzar en solitario el Atl¨¢ntico, presidi¨® la loma de Numancia el d¨ªa de su boda con la ucrania Ekaterina Anikieva. ?l ten¨ªa 49, ella, 23. Hoy resulta imposible verla por aqu¨ª. Fue ella quien le inst¨® a marcharse de Espa?a. Desde hace dos a?os viven en Mosc¨². ¡°Fue una decisi¨®n m¨¢s de mi mujer que m¨ªa. Se agobiaba mucho en Espa?a y se sent¨ªa perseguida. Me suele decir: ¡®Para que luego me digan de la mafia rusa, con la mafia pol¨ªtica que tienes t¨² aqu¨ª¡¯. Est¨¢ encantada en su pa¨ªs, con 300 personas a su cargo en la empresa de su padre. Se dedican a fabricar muebles tipo IKEA¡±. Y se r¨ªe cuando se le pregunta el nombre de su suegro. ¡°Pues¡ ?No s¨¦! Es que yo siempre le llamo papusch. ?Y eso que es m¨¢s joven que yo!¡±. Lleva dos meses sin ver a su mujer, porque acaba de regresar de emular la traves¨ªa de Ponce de Le¨®n a Florida.
Tras la boda real, se me quiso eclipsar, cuando yo ya ten¨ªa mi propio camino"
Detr¨¢s del verbo acelerado, la fachada de bon vivant ¡ªhoy reduce su prestancia a unas bermudas, polo y chanclas¡ª y el humo del cuch¨¦, ?lvaro de Marichalar sostiene que lleva toda la vida currando. A los 22 mont¨® una empresa de instalaci¨®n de antenas parab¨®licas. ¡°Me he pateado los tejados de Espa?a y Marruecos¡±, narra ya almorzando en un mes¨®n del pueblo. Fue ese negocio el que le llev¨® por primera vez a Rusia, hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. Hoy se dedica all¨ª a la compraventa de inmuebles. ¡°Traigo a inversores rusos que compran aqu¨ª, sobre todo en Ibiza, en la Costa del Sol, en Gerona, en Canarias. Tambi¨¦n estamos reformando, para luego vender, el edificio donde vivimos en Mosc¨², en Patriarchi Prodi, una zona presidida por un estanque. Mi mujer conoce a todo el mundo all¨ª. Nos movemos boca a boca. Intentamos hacer pocas operaciones, pero buenas¡±.
Se define como ¡°m¨¢s patri¨®tico y mon¨¢rquico que nadie¡±. Y nada le frena al opinar que ¡°la infanta Cristina ha hecho un da?o que hay que reparar. Porque ser infanta de Espa?a es una servidumbre, no un privilegio. Si ha traicionado su deber hist¨®rico con esa instituci¨®n que pertenece a los espa?oles llamada monarqu¨ªa, deber¨ªa renunciar y decir: ¡®Me arrepiento de no haber puesto coto a ese tiparraco de marido que tengo¡±.
En cualquier caso, insiste en que hoy en d¨ªa no regresar¨ªa a Espa?a. ¡°Los rusos me est¨¢n tratando fenomenal. Es un pa¨ªs que deja al empresario hacer dinero. ?Sabes lo que pago yo en Rusia? El 10% de impuestos. No hay IVA, no hay impuestos, t¨ªo. Cualquiera puede emprender un peque?o negocio. Y nadie te pone cortapisas. Ni multas, ni co?azos para abrir, ni horarios, ni te imponen el cintur¨®n de seguridad, ni el casco, ni el parqu¨ªmetro. Es un pa¨ªs donde haces lo que te da la puta gana, macho¡±. Y, tras el efusivo discurso, sale disparado a supervisar los ¨²ltimos detalles de la obra, para volar despu¨¦s a su refugio moscovita antes de echarse de nuevo cuatro meses a la mar.
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