La se?al, el ruido y la furia
A pesar de sus deficiencias, la nueva ley antidesahucios puede servir de ayuda a muchos deudores
El t¨ªtulo del libro La se?al y el ruido (del estad¨ªstico norteamericano Nate Silver) alude a la dificultad de seleccionar la informaci¨®n verdadera y relevante en un mundo inundado de nuevos datos cada d¨ªa. En cuestiones de gran repercusi¨®n medi¨¢tica como los desahucios, el ruido puede hacerse tan ensordecedor que nos oculte se?ales importantes.
La ¨²ltima ley (1/2013 de 14 de mayo) sobre esta materia nace en medio del ruido y la furia de los escraches y bajo los peores augurios. Aprobada en el Parlamento solo con los votos del Partido Popular, y tras rechazarse en el Senado todas y cada una de las 275 enmiendas propuestas por los otros grupos, ha sido duramente criticada por estos y por las plataformas de afectados, pero tambi¨¦n por abogados y jueces. No solo no ha incorporado la ¡ªmuy discutible¡ª daci¨®n en pago universal que propon¨ªa la Iniciativa Legislativa Popular, sino que ha desaprovechado otra ocasi¨®n para regular el concurso de persona f¨ªsica ¡ªla llamada segunda oportunidad, que es apoyada por economistas y juristas de forma casi un¨¢nime, y que estaba en el programa electoral del propio PP¡ª.
La soluci¨®n no es la tard¨ªa resistencia al desahucio, sino adelantarse al impago y reestructurar la deuda
Sin embargo, si no analizamos la ley m¨¢s all¨¢ de los titulares y las protestas, podemos estar perdiendo una ocasi¨®n para paliar el drama de las familias sobreendeudadas. Su lectura revela que mejora la situaci¨®n de los deudores cuyas hipotecas se est¨¢n ejecutando, pues ahora pueden oponerse a la ejecuci¨®n si existen cl¨¢usulas abusivas, y adem¨¢s aquellos que est¨¦n en una situaci¨®n de vulnerabilidad no pueden ser expulsados de su vivienda por el banco durante dos a?os. Esta moratoria, que estableci¨® ya el Real Decreto Ley 27/2012, es lo m¨¢s llamativo, pero quiz¨¢s no lo m¨¢s acertado de la ley, pues equivale a tratar una infecci¨®n grave con un analg¨¦sico, al no atacar el problema de la deuda, que habr¨¢ aumentado cuando llegue el momento del lanzamiento. No obstante, otras reformas s¨ª permiten la reducci¨®n de la deuda restante tras la ejecuci¨®n, como en el caso de que se pague aquella en un plazo de 5 ¨® 10 a?os, o cuando el banco venda posteriormente la vivienda con un beneficio. M¨¢s importante a¨²n es que al fin se han limitado los intereses de demora (aunque a mi juicio insuficientemente) y el importe sobre el que se calculan, lo que evitar¨¢ en parte el aumento exponencial de la deuda que se produc¨ªa cuando un deudor dejaba de pagar, y que le abocaba a la insolvencia permanente y a la exclusi¨®n social.
Estas medidas son ¨²tiles, pero no dejan de ser tratamientos hospitalarios para una epidemia que deber¨ªa tratarse preventivamente. Por eso, lo m¨¢s importante de la ley no son las medidas que mejoran la situaci¨®n del deudor en la ejecuci¨®n, sino las que permiten evitarla. Para ello la ley reforma el decreto 6/2012 y su vilipendiado C¨®digo de Buenas Pr¨¢cticas, del que se critic¨® duramente que fuera voluntario para los bancos ¡ªa la postre sin raz¨®n, porque se adhirieron a ¨¦l casi todos¡ª y su reducid¨ªsimo ¨¢mbito de aplicaci¨®n. Esto ¨²ltimo, en cambio, estaba sobradamente justificado, pues solo pod¨ªan acogerse a ¨¦l las familias en situaciones de una falta de recursos tan extrema, que ¡ªen una perversi¨®n de la par¨¢bola evang¨¦lica¡ª se pod¨ªa decir que era m¨¢s f¨¢cil que un camello pasara por el ojo de una aguja que un pobre (deudor) por el umbral de exclusi¨®n de la ley. El sistema no daba respuesta al problema real, lo que queda demostrado por el hecho de que en su primer a?o de aplicaci¨®n solo se concluyeron a su amparo 298 daciones en pago y 594 refinanciaciones, mientras que durante el a?o 2012 se ejecutaron m¨¢s de 14.000 viviendas habituales (seg¨²n el Banco de Espa?a, 30.000 seg¨²n el Colegio de Registradores).
La nueva ley cambia esto al ampliar muy significativamente las familias que pueden acogerse a sus beneficios (salvo a la daci¨®n en pago forzosa, que mantiene su dif¨ªcil acceso). Alrededor del 40% de las familias espa?olas est¨¢n hoy por debajo del l¨ªmite de renta que fija la norma, y teniendo en cuenta la cifra de hipotecas sobre primera vivienda y los dem¨¢s requisitos exigidos por la ley, es previsible que bastante m¨¢s de 100.000 familias puedan acogerse al c¨®digo, cifra que s¨ª se acerca a las previsibles ejecuciones de vivienda habitual de los pr¨®ximos a?os. Con la nueva ley, estos deudores pueden obtener la reducci¨®n de los intereses de demora a dos puntos m¨¢s que el ordinario, y los avalistas que se encuentren en esa situaci¨®n pueden evitar que el banco se dirija contra ellos mientras el deudor al que avalan tenga bienes.
Por fin se han limitado
los intereses de demora,
aunque insuficientemente,
y el importe sobre el
que se calculan
Pero, sin duda, la medida m¨¢s importante es la que permite a estos deudores en dificultades exigir del banco el alargamiento del plazo, la carencia de capital durante cinco a?os, y la reducci¨®n del inter¨¦s al Euribor +0,25 puntos. Para entender la relevancia de esto, pensemos que para una hipoteca t¨ªpica de los ¨²ltimos a?os antes de la crisis (160.000 euros, 30 a?os), una familia pasar¨¢ de pagar unos 550 euros (o casi 800 si su variable no era el Euribor sino IRPH) a poco m¨¢s de 100 euros al mes (con el Euribor actual) durante cinco a?os. Esto deber¨ªa ofrecer a las familias el tiempo suficiente para recuperar su nivel de ingresos anterior o vender la vivienda por un precio de mercado.
Si apartamos el ruido ¡ªy tambi¨¦n la furia¡¡ª la se?al es mucho menos descorazonadora que lo que parec¨ªa al principio, tanto respecto del proceso de elaboraci¨®n de la ley como de su resultado. Sin la presi¨®n de las plataformas y sin la ILP, seguramente no se habr¨ªa aprobado; muchas propuestas de grupos pol¨ªticos y de juristas cr¨ªticos han terminado, m¨¢s o menos transformadas, en la ley; y su aplicaci¨®n puede ser una ayuda importante para un gran n¨²mero de familias, sin perjuicio de que falten reformas. Queda ahora que los bancos se adhieran al nuevo c¨®digo, lo que en la situaci¨®n socioecon¨®mica actual me parece inconcebible que no hagan. El ¨¦xito de la norma depender¨¢ entonces de que los deudores conozcan las opciones que tienen y se convenzan de que la soluci¨®n a sus problemas no es la tard¨ªa resistencia al desahucio, sino adelantarse a la falta de pago y reestructurar su deuda. Los bancos no han de limitarse a adherirse al c¨®digo, sino que han de informar a los deudores de estas posibilidades ¡ªa lo que les obliga la ley¡ª y no obstaculizar su aplicaci¨®n, pero muchos otros ¡ªplataformas, abogados, notarios, medios de comunicaci¨®n¡ª tambi¨¦n podemos colaborar.
Segismundo ?lvarez Royo-Villanova es jurista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.