Un acuerdo necesario
El pacto suscrito por las multinacionales de ropa es crucial para el sector textil de Bangladesh
El hundimiento del edificio Rana Plaza en Bangladesh parece haber marcado un punto de inflexi¨®n en las pr¨¢cticas de la industria textil. Tres semanas y 1.127 muertos despu¨¦s, varias de las grandes compa?¨ªas internacionales de ropa se han comprometido a evitar nuevas tragedias en el pa¨ªs asi¨¢tico, segundo exportador en ese sector despu¨¦s de China.
El pacto sobre seguridad y prevenci¨®n de incendios obliga por ley a los signatarios, como H&M ¡ªel mayor inversor en Bangladesh¡ª, Inditex y C&A, a garantizar las buenas condiciones de las f¨¢bricas que contratan en ese pa¨ªs, as¨ª como a realizar inspecciones peri¨®dicas y a dar voz a los trabajadores. Su aplicaci¨®n estar¨¢ supervisada por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT).
El acuerdo, promovido por dos sindicatos internacionales y una red de ONG, llena el vac¨ªo que dejaban los pactos de responsabilidad corporativa firmados por muchas multinacionales con sus proveedores, que pasaban por alto pr¨¢cticas como la subcontrataci¨®n o las condiciones f¨ªsicas de los talleres. El Rana Plaza es la peor cat¨¢strofe industrial de Bangladesh, pero no hay que olvidar que al menos 800 trabajadores han muerto desde 2006.
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Es cierto que los gigantes de la ropa de EE UU, como Wal-Mart o Gap, se han quedado al margen del convenio por sus ataduras judiciales y han preferido aplicar sus propios sistemas de vigilancia. Una acci¨®n global concertada ser¨ªa m¨¢s eficaz, pero los expertos consideran el acuerdo como el paso m¨¢s importante dado hasta ahora para mejorar las condiciones de tres millones de obreros banglades¨ªes. Al mismo tiempo, el Gobierno, inmune hasta el momento a las tragedias, ha anunciado un aumento del salario m¨ªnimo (29 euros al mes, uno de los m¨¢s bajos del mundo) y el fin de las restricciones a la sindicaci¨®n. Sin duda ha pesado en esta decisi¨®n la amenaza de EE UU de excluir al pa¨ªs del acuerdo de preferencias arancelarias.
Habr¨¢ que esperar a ver el alcance real de estas presiones, pero otras medidas maximalistas, como el cierre de plantas o el boicoteo, da?ar¨ªan sobre todo a los propios trabajadores. Desde la llegada de la industria textil, en los a?os ochenta, el nivel de pobreza de Bangladesh se ha reducido del 70% al 40%. Las autoridades del pa¨ªs deber¨ªan aprovechar esta tragedia para revalorizar la mano de obra y diversificar la econom¨ªa. Es una gran oportunidad que no pueden dejar pasar.
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