Juventud condenada
Corregir el paro juvenil exige acabar con la dualidad laboral y estimular la contrataci¨®n
El paro juvenil es el problema m¨¢s grave que tiene Espa?a. Amenaza con convertirse en un obst¨¢culo insalvable para el crecimiento econ¨®mico y condena a una generaci¨®n de licenciados y profesionales a un presente y un futuro sin empleo. Las estad¨ªsticas suponen una declaraci¨®n de emergencia. La tasa de desempleo juvenil alcanza en Espa?a el 57%; hay m¨¢s de tres millones de j¨®venes (hasta 34 a?os) que quieren trabajar y no pueden. El desempleo juvenil es un fen¨®meno nuevo, que afecta sobre todo al sur de Europa. Francia y Alemania, con la colaboraci¨®n de Espa?a, han puesto en marcha un plan contra el paro juvenil, apoyado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), para el que se espera movilizar 60.000 millones de euros en cr¨¦ditos blandos hasta 2020. La iniciativa se har¨¢ p¨²blica el pr¨®ximo 28 de mayo en una jornada titulada Europa: pr¨®ximos pasos.
Las causas del paro juvenil son, en principio, similares a las del paro global. La recesi¨®n destruye el empleo bien porque las empresas no esperan suficiente demanda, bien porque no disponen de capital suficiente para ampliar sus instalaciones en caso de que encuentren demanda en el exterior. Pero a las causas keynesianas y cl¨¢sicas del paro se une en el caso de Espa?a otro problema de m¨¢s dif¨ªcil soluci¨®n. Se trata de la dualidad del mercado de trabajo, dividido en trabajadores instalados que disponen de derechos en contrato y trabajadores que no disponen de tales derechos. La recesi¨®n continuada ha expulsado del mercado en primer lugar a los trabajadores con contratos temporales, casi todos j¨®venes; y la persistencia de esa recesi¨®n bloquea la integraci¨®n de toda una generaci¨®n en el circuito de la Seguridad Social. Se trata, pues, de profesionales desplazados, que recurren a la emigraci¨®n como soluci¨®n desesperada.
Los tratamientos contra el desempleo, en especial el paro juvenil, deben ser dr¨¢sticos y persistentes. Las pol¨ªticas de est¨ªmulo a la contrataci¨®n deben existir si es posible financiarlas, como es el caso de la iniciativa respaldada por el BEI. Pero adem¨¢s es imprescindible acabar con la dualidad del mercado de trabajo. Resulta decepcionante el rechazo pol¨ªtico, empresarial y sindical a la propuesta del comisario europeo de Empleo, L¨¢zsl¨® Andor, de crear un contrato ¨²nico.
Editoriales anteriores
El contrato ¨²nico para las nuevas incorporaciones acabar¨ªa con la estramb¨®tica mara?a de tipos de contrataci¨®n y eliminar¨ªa la discriminaci¨®n que sufren los j¨®venes. Es una f¨®rmula respetable y resulta pueril rechazarla de un plumazo porque no entra ¡°en la doctrina constitucional¡±. Si esa fuera la verdadera raz¨®n del rechazo (la Constituci¨®n establece que el despido debe ser causal) bastar¨ªa con imponer dos escalas de indemnizaci¨®n, una para despidos improcedentes y otra para los procedentes. Mantener la dualidad laboral es un grave error; y otro m¨¢s grave es descartar uno de los pocos remedios que existen, sin un examen exhaustivo de sus ventajas e inconvenientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.