Democracia, nuevo empleo y crecimiento
La lecci¨®n que extraemos de Alemania es que las reformas estructurales solo pueden dar fruto si hay crecimiento. Berl¨ªn debe dar la oportunidad a sus socios de hacer compatibles esas dos pol¨ªticas
Las turbulencias econ¨®micas de los ¨²ltimos a?os han servido para que Europa haya dado nuevos pasos hacia una mayor integraci¨®n, empezando por las medidas de estabilizaci¨®n financiera y por un proyecto de uni¨®n bancaria que a¨²n est¨¢ en proceso de construcci¨®n. A estas alturas, todo el mundo es consciente ya de que tener una zona monetaria ¨²nica sin una pol¨ªtica fiscal com¨²n es una invitaci¨®n al tipo de crisis que hemos experimentado.
Sin embargo, Europa ha llegado a este punto a rega?adientes y sujeta a grandes tensiones, a base de una serie de acuerdos entre jefes de Gobierno que, en opini¨®n de muchos, est¨¢n permitiendo que los Estados m¨¢s grandes y poderosos impongan sus pol¨ªticas de manera antidemocr¨¢tica a los dem¨¢s. En varios pa¨ªses, sobre todo Italia, Grecia y Espa?a, en los que los costes sociales del ajuste han sido especialmente elevados, est¨¢ produci¨¦ndose una reacci¨®n cada vez m¨¢s extendida contra la propia idea de Europa.
Es m¨¢s, de un tiempo a esta parte, podemos observar el preocupante ascenso de partidos y movimientos que parecen pensar que la reafirmaci¨®n nacionalista les librar¨¢ de los imperativos comunes que implica el gobierno de Europa o que creen que el proteccionismo les permitir¨¢ eludir la obligaci¨®n de buscar una forma de solucionar la falta de competitividad europea.
Lo que resulta ya innegable es que los ciudadanos europeos no van a seguir dispuestos a avanzar por la v¨ªa de las reformas y la integraci¨®n si no se les da voz y voto a la hora de determinar el rumbo, y mientras no exista un programa de empleo com¨²n y de emergencia que demuestre que Europa sirve para algo.
Los intentos de reformas que hemos visto hasta ahora en Europa nos permiten extraer varias lecciones.
Debe existir correlaci¨®n entre la voluntad
Primera lecci¨®n: entre el momento en el que hay que tomar las decisiones dif¨ªciles y el momento en el que las reformas entran en vigor y se plasman los resultados transcurre cierto tiempo. En algunos casos ¡ªcomo en Alemania¡ª, ese intervalo puede ser de hasta cinco a?os. Y eso constituye un problema para los pol¨ªticos cuando en ese periodo se celebran elecciones, como acabamos de ver en Italia.
Segunda: las reformas estructurales solo pueden dar fruto si se realizan conjuntamente con medidas de crecimiento. En t¨¦rminos generales, el debate actual es una repetici¨®n del que ya mantuvimos en 2003 y 2004 a prop¨®sito del Pacto Europeo de Estabilidad y Crecimiento.
La intenci¨®n de Alemania y Francia al reformar entonces el pacto no era rebajar criterios. Lo que nos preocupaba, por el contrario, era fortalecer la faceta del crecimiento, porque Alemania, en aquella ¨¦poca, no pod¨ªa mantener una capacidad de ahorro de miles de millones de euros y al mismo tiempo poner en pr¨¢ctica pol¨ªticas reformistas.
Hoy, Alemania debe dar esa misma oportunidad a sus socios europeos. Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y Espa?a han hecho progresos en la reestructuraci¨®n de sus sectores financieros. Y Chipre tendr¨¢ que seguir la misma direcci¨®n.
Asimismo, la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de los pa¨ªses en dificultades nos ha ense?ado que el ahorro, por s¨ª solo, no basta para superar la crisis. Todo lo contrario: existe el riesgo de que las econom¨ªas nacionales se vean estranguladas casi por completo por la pol¨ªtica estricta de austeridad. Se ha demostrado que, al mismo tiempo que llevan a cabo reformas estructurales, estos pa¨ªses tambi¨¦n necesitan ayuda.
Es obligatorio que exista siempre una correlaci¨®n entre la voluntad de emprender reformas estructurales y la voluntad de ser solidarios. No se trata de una disyuntiva entre ¡°crecimiento o austeridad¡±. Estamos convencidos de que las dos pol¨ªticas se pueden combinar de manera inteligente; es m¨¢s, deben combinarse. Necesitamos disciplina presupuestaria, necesitamos reformas estructurales, pero el programa de austeridad debe ir acompa?ado de factores de crecimiento.
En este contexto, un aspecto fundamental es la lucha contra el paro juvenil en Europa. No podemos resignarnos a contar con una ¡°generaci¨®n perdida¡± cada vez m¨¢s amplia en todo el continente porque, en numerosos pa¨ªses, m¨¢s de la mitad de los j¨®venes no tienen trabajo. Los l¨ªderes europeos que van a asistir a la reuni¨®n abierta del Berggruen Institute en Par¨ªs el 28 de mayo abordar¨¢n esta cuesti¨®n y presentar¨¢n su propuesta de un ¡°nuevo pacto por Europa¡±.
Europa podr¨¢ volver a funcionar si los Gobiernos y los agentes sociales apoyan una nueva iniciativa de empleo juvenil
Y en esta cuesti¨®n desempe?a un papel muy importante la responsabilidad del Gobierno alem¨¢n. En Alemania, el desempleo juvenil es inferior al 8%. Son muchos los j¨®venes de los pa¨ªses del sur de Europa que buscan all¨ª salidas profesionales. Ahora bien, la migraci¨®n de una poblaci¨®n laboral joven y muy preparada no puede ser la soluci¨®n al problema, porque los hombres y mujeres que se van en esas circunstancias est¨¢n llev¨¢ndose sus t¨ªtulos y su preparaci¨®n de su pa¨ªs. En consecuencia, lo que nos hace falta es un gran programa pensado para abordar el problema del paro juvenil a escala europea. Los pa¨ªses m¨¢s poderosos de Europa, en particular Alemania, tienen la oportunidad de demostrar su responsabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica en esta situaci¨®n.
Por otra parte, las elecciones que se celebrar¨¢n en mayo de 2014 al Parlamento Europeo ofrecer¨¢n a todos los ciudadanos europeos la posibilidad de tener voz en la elaboraci¨®n de nuestro futuro com¨²n. Por primera vez desde la fundaci¨®n de la UE, los partidos m¨¢s fuertes del nuevo Parlamento tendr¨¢n la potestad de elegir al m¨¢ximo responsable del Ejecutivo europeo, el presidente de la Comisi¨®n. Hasta ahora, el presidente era designado por el Consejo Europeo, que representa a los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n.
Si las elecciones que produzcan esa C¨¢mara cuentan con una participaci¨®n abundante de los ciudadanos europeos, el nuevo presidente de la Comisi¨®n tendr¨¢ la misma legitimidad democr¨¢tica que cualquier dirigente nacional en un sistema parlamentario. El vac¨ªo de autoridad que exist¨ªa en Europa por el hecho de no contar con esa legitimidad ¡ªcon la consiguiente imposibilidad de tomar medidas reales y eficaces en nombre de todos los ciudadanos europeos¡ª se habr¨¢ resuelto.
Si los candidatos que compitan por los esca?os parlamentarios se presentan con programas basados en sus respectivas visiones de Europa, las elecciones de 2014 podr¨ªan adem¨¢s sentar las bases para que el nuevo Parlamento Europeo sirva de ¡°congreso constituyente¡± y pueda decidir qu¨¦ competencias debe asumir Bruselas ¡ªestabilidad financiera, comercio e inmigraci¨®n, por ejemplo¡ª y cu¨¢les deben seguir siendo, en su mayor parte, responsabilidad de los Estados miembros.
Europa podr¨¢ volver a funcionar si los Gobiernos, los sindicatos, las empresas y la sociedad civil unen sus esfuerzos para apoyar una nueva iniciativa de empleo juvenil y respaldar el intento que supondr¨¢n las elecciones de 2014 de aportar m¨¢s legitimidad y democracia al Gobierno de la Uni¨®n.
Gerhard Schr?der fue canciller de Alemania. Jacques Delors fue presidente de la Comisi¨®n Europea. Ambos son miembros del Consejo para el Futuro de Europa del Berggruen Institute. ? Global Viewpoint Network / Berggruen Institute.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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