La belleza herida
He empezado a creer en la sincera generosidad de Angelina Jolie al revelar su doble mastectom¨ªa
La bondad puede ser insultante. Puede ser insultante si presume de ella un personaje conocido. Cuando alguien, desde una posici¨®n privilegiada, presume de bondad o compromiso, puede encontrarse con la desagradable sorpresa de que su gesto sea interpretado como impostura. Hay un tipo, Trevor Neilson, que, oli¨¦ndose la necesidad de las celebridades por asociar su imagen a una buena causa, cre¨® la empresa Global Philanthropy Group, que ayuda a los artistas a encontrar misiones a su medida. Las causas nobles pueden servirle a una estrella para avivar su luz, si es que esta pasa por un momento de poco brillo, y en general equilibran la imagen que puede proyectar el disfrute de una vida f¨¢cil. Neilson ha demostrado entender muy bien el marketing de las buenas causas, de tal manera que comprende que una campa?a no solo ha de ser productiva para el famoso, sino tambi¨¦n para la misi¨®n en s¨ª, o por decirlo apropiadamente, cuanto mejor parada salga la causa que se defiende, mayor ser¨¢ el cr¨¦dito del que la apoya como activista social. Todo esto puede parecer incompatible con una generosidad que siempre entendemos como espont¨¢nea, pero lo cierto es que hoy casi cualquier campa?a est¨¢ realizada por un experto y casi cualquier gesto de bondad p¨²blico de un conocido precisa de un intermediario. Si el se?or Nielson pusiera una sucursal de su oficina en Espa?a, lo cual es improbable porque aqu¨ª y ahora las causas est¨¢n a la vuelta de la esquina, lo primero que sin duda aconsejar¨ªa a los individuos y organizaciones que acudieran a buscar su consejo es que resulta contraproducente que casi en cualquier campa?a de denuncia que se presenta aparezcan siempre los mismos, sea por los olvidados de la Guerra Civil, los inmigrantes, el IVA en la cultura, la defensa de la ley de plazos del aborto o la educaci¨®n p¨²blica. No es que su gesto sea criticable, es que por repetido deja de resultar cre¨ªble. Hasta aquellos ciudadanos que est¨¢n a favor de dicha causa se preguntan: ?no hay otras personas que hayan querido prestar sus caras? ?Es m¨¢s efectivo el rostro de alguien conocido que el de un ciudadano an¨®nimo del que podamos ver su profesi¨®n en un r¨®tulo: investigador, cocinera, m¨¦dico, profesora, dise?ador, m¨²sico, barrendera? Probablemente, se trata de una falta de audacia al crear una campa?a.
Me empacha el activismo de Sean Penn, que fue al entierro de Ch¨¢vez con el ch¨¢ndal rojo
A m¨ª me empacha, por ejemplo, el activismo de Sean Penn, tan cercano a la ideolog¨ªa chavista que acude al entierro del l¨ªder con el ch¨¢ndal rojo. Tambi¨¦n me irritaba, aunque de otra manera, la bondad de Angelina Jolie, su incontenible necesidad de adoptar criaturas de aquellos pa¨ªses en desgracia que visitaba. Me parec¨ªa extraordinaria la facilidad con que ella parec¨ªa conseguirlo, cuando el proceso para los padres adoptantes est¨¢ tan lleno de obst¨¢culos. Ha sido, sin embargo, con el art¨ªculo con que ha dado a conocer la doble mastectom¨ªa a la que se ha sometido cuando he empezado a creer en su sincera generosidad. Un amigo, al que no tengo por poco compasivo, sino m¨¢s bien al contrario, me dijo: ¡°?Y a m¨ª qu¨¦ me importa lo que esta mujer haga con su cuerpo!¡±. Dado que es m¨¢s joven que yo, entiendo que no ha podido ser testigo del estigma que marcaba a las mujeres que se hab¨ªan sometido a la extirpaci¨®n de un pecho. Recuerdo la l¨¢stima que despertaban, una l¨¢stima que rozaba la humillaci¨®n por cuanto el asunto era tab¨², y la mujer era considerada, sin ninguna duda, menos mujer. Desde que se empez¨® a hablar abiertamente del c¨¢ncer de mama ha habido una serie de campa?as o de expresiones art¨ªsticas para romper el silencio; iban de las m¨¢s crudas, que mostraban sin reparos la desgarradora huella de la extirpaci¨®n, a las que idealizan el proceso de la enfermedad hasta convertirla en una experiencia necesaria para alcanzar una especie de estado espiritual superior.
En las campa?as de denuncia est¨¢n siempre los mismos. Su gesto, por repetido, deja de resultar cre¨ªble
Que en ese contexto haya una mujer, ic¨®nica por su belleza f¨ªsica, que haya expresado sin tapujos que hay vida despu¨¦s de la mastectom¨ªa me parece elogiable. A m¨ª s¨ª me importa que alguien cuya imagen traspasa fronteras confiese que sus pechos no son del todo suyos, pero que su vida sentimental o art¨ªstica puede seguir adelante. No fue menos importante cuando el actor Rock Hudson hizo p¨²blica su enfermedad de sida. Son gestos que requieren valor por parte de quien los protagoniza, porque lo que se pone al servicio de una causa no es el dinero o la ideolog¨ªa, sino una vulnerabilidad real. Es posible que esta confesi¨®n traiga consigo un aumento de las demandas del examen gen¨¦tico, no necesario si no hay antecedentes familiares claros. Pero ofrecer¨¢ un panorama esperanzador a las mujeres que se vean en una situaci¨®n que hasta hace nada las castraba de por vida.
He podido ver esos pechos reconstruidos en una amiga y, como ha escrito Jolie, ¡°los resultados pueden ser hermosos¡±. M¨¢s a¨²n la posibilidad de acompa?ar a tus hijos en la vida el mayor tiempo posible. Cuando tienes cerca alguien querido que ha pasado por este proceso, m¨¢s complicado y costoso de lo que cuenta un art¨ªculo que trata de contagiar cierto optimismo; cuando esa operaci¨®n tiene la cara de una amiga y has escuchado el relato de su fragilidad, sientes m¨¢s respeto por la mujer c¨¦lebre que se ha atrevido a mostrar sus cicatrices y a decir, aun sin decirlo, que puede seguir siendo deseable.
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