Lo m¨¢s sagrado
Las mujeres tienen miedo a que el embarazo les haga perder un trabajo ya de por s¨ª escaso y mal pagado
Por mucho que se empe?en las revistas femeninas en publicar de vez en cuando titulares felices sobre Mam¨¢s a los 40 y mostrar un cat¨¢logo de madres cuarentonas que a los pocos d¨ªas del parto recuperan su envidiable figura, los pediatras comienzan a preocuparse por lo que parece ser una tendencia en alza. Hace tan solo unos a?os, antes de que la crisis azotara, se achacaba el retraso en la maternidad a un exceso de agenda vital, a la obsesi¨®n por medir cada etapa; pero ahora no hay manera de eludir lo obvio: las mujeres tienen miedo a que el embarazo les haga perder un trabajo ya de por s¨ª escaso y mal pagado, a no tener tiempo para atender a un hijo o a ser incapaces de ofrecerle un buen futuro. La consecuencia es que mientras las maternidades se retrasan, la tozuda naturaleza se impacienta: a los 35 una mujer es mucho m¨¢s joven de lo que fueran las mujeres de hace medio siglo, pero la biolog¨ªa es conservadora y no son pocas las que mediada la treintena tienen que recurrir al empuj¨®n de la reproducci¨®n asistida. Todo se ha dilatado: la adolescencia, la juventud, la llegada de la definitiva madurez y, ya en estos ¨²ltimos tiempos, la independencia econ¨®mica, pero los ovarios no atienden a razones sociales ni econ¨®micas. ?Cabe entonces reprocharle a alguien que tenga miedo a traer hijos al mundo? M¨¢s bien al contrario lo que ocurre es que las mujeres (acompa?adas o no por sus parejas) est¨¢n siendo tan responsables que, ante la desesperanzada perspectiva de no poder conciliar su vida laboral y maternal o de criar a una criatura en un pa¨ªs en el que se va desintegrando el sistema p¨²blico, decidan no tenerlo o posponerlo al l¨ªmite, a ese l¨ªmite en el que los ni?os nacen con menos peso por la cantidad de embarazos m¨²ltiples que conlleva la reproducci¨®n asistida. Es la econom¨ªa (est¨²pidos) jugando con lo m¨¢s sagrado.
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