Ruido de tacones en el Despacho Oval
Kathryn Ruemmler, consejera legal de Obama, irrumpe en el circuito m¨¢s influyente del presidente y se convierte, a su pesar, en un icono de estilo
Ella es uno de ellos, una de las pocas mujeres que ha logrado entrar en lo que parece ser un club de hombres, tambi¨¦n conocido como la Casa Blanca de Barack Obama, donde las mujeres se han quejado por sentirse marginadas. Tan solo tres conforman un Gabinete formado por poco m¨¢s de una docena de personas. Y sin embargo, cuando se trata de asesorar al que es probablemente el hombre m¨¢s poderoso del mundo, siempre es una voz femenina la que le susurra al o¨ªdo.
Si Valerie Jarret es la sombra consejera perenne que nunca se separa del presidente y Katie Johnson la secretaria personal que recuerda a Obama en qu¨¦ d¨ªa vive y con qu¨¦ l¨ªder extranjero est¨¢ almorzando, Kathryn Ruemmler asesora al mandatario legalmente en asuntos como la guerra contra el terrorismo, nombramientos o la reforma migratoria.
Ruemmler no lleva el marchamo de uno de los nuestros, no pertenece al selecto grupo que acompa?a a Obama desde sus d¨ªas de Chicago y no ha trabajado en ninguna de sus dos campa?as. Pero desde junio de 2011 est¨¢ al frente de la oficina que centraliza y responde a las investigaciones que sufre la Casa Blanca y quien maneja las citaciones que solicitan los republicanos. La misi¨®n de esta abogada de 42 a?os licenciada en Georgetown es mantener al presidente y otros importantes nombres de la Administraci¨®n alejados de tribunales y esc¨¢ndalos.
La oficina que dirige Ruemmler ha sido noticia en las semanas pasadas por el manejo dado a temas como la discriminaci¨®n hecha por hacienda a grupos conservadores; el ataque de Bengasi (Libia) el pasado 11-S y el espionaje del Departamento de Justicia a la agencia de noticias AP. Ruemmler tambi¨¦n ha hecho ruido por motivos que nada tienen que ver con su abultado curr¨ªculum y que ya hacen que se la conozca m¨¢s por ellos: a la jefa de los abogados de la Casa Blanca la enloquecen los zapatos, cuanto m¨¢s alto el tac¨®n mejor y de renombrado estilista.
Su pasi¨®n por los zapatos es legendaria y el primer documento gr¨¢fico que existe de ello es en su alegato final como fiscal del Departamento de Justicia en 2006 contra los directivos de Enron subida en unos stiletto, m¨¢s conocidos como zapatos de tac¨®n de aguja, de m¨¢s de 10 cent¨ªmetros (altos, muy altos). La abogada de los abogados, una de las personas con la cabeza m¨¢s fr¨ªa de la Casa Blanca, recorre las salas del Ala Oeste sobre sobrios y car¨ªsimos Manolo Blahnik o unos sofisticados (y todav¨ªa m¨¢s caros) Christian Louboutin (no los de la suela roja que ya han hecho escuela, que tambi¨¦n, sino la ¨²ltima creaci¨®n del dise?ador franc¨¦s).
Y, como suele suceder cuando una mujer accede al sistema del poder, entra de lleno en lo que la redactora de The Atlantic Online, Garance Franke-Ruta, denomina el sistema de belleza. O lo que es lo mismo: ser juzgada por su apariencia mucho m¨¢s de lo que lo es un hombre. Eso le ha pasado esta semana a Kathryn Ruemmler a quien The Washington Post dedic¨® un reportaje sobre sus zapatos.
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