Descendientes de esclavos encuentran sus ra¨ªces africanas
Hace unos d¨ªas aparec¨ªa en The Atlantic un art¨ªculo de la historiadora Emman Christopher, profesora de la Universidad de Sydney, en Australia, titulado C¨®mo los aldeanos cubanos supieron que descend¨ªan de los esclavos de Sierra Leona. Seg¨²n esta investigadora algunos afro-cubanos residentes en Perico, en la provincia de Matanzas, desciende de antiguos esclavos procedentes de la aldea de Mokpangumba, en el chiefdom de Upper Banta, en el distrito de Moyamba, en el sur de Sierra Leona, en la zona mende del pa¨ªs.
En la actualidad, Emma Christopher est¨¢ dirigiendo un documental titulado We are they, y preparando la visita de los descendientes de los esclavos a su aldea de origen.
Cuenta Christopher que los m¨¢s ancianos de Mokpanguma todav¨ªa guardan, en la memoria colectiva, el recuerdo de aquellos que fueron capturados y enviados al otro lado del Atl¨¢ntico. Sin embargo, lo que no pod¨ªan imaginar es que estos hubieran sobrevivido, vivido lo suficiente para tener hijos en su nuevo pa¨ªs y ense?arles las canciones y danzas de su aldea.
Por su parte, los afro-cubanos, que mantuvieron vivas sus canciones y danzas de sus antepasados, hab¨ªan perdido la noci¨®n de d¨®nde proven¨ªan.
Dice Christopher que fue cuesti¨®n de mucha suerte y de entrevistar a muchas personas lo que, tras haber estudiado y grabado a la gente de Perico, la llev¨® hasta Mokpanguma. Cuando ense?¨® a sus habitantes de esta remota aldea las im¨¢genes grabadas, estos dijeron ¡°they are we¡± (ellos son nosotros) y se unieron a las canciones que los afro-cubanos cantaban.
Parece que una chica a la que a su llegada a Cuba se le dio el nombre de Josefa, hab¨ªa sido robada de su aldea en torno a 1830. Ella vivi¨® m¨¢s de los siete a?os que de media viv¨ªan los esclavos que trabajaban en los ingenios (molino de az¨²car). De hecho, Josefa lleg¨® a la vejez y pudo experimentar la libertad y ense?ar a su bisnieta, Florinda, las canciones y danzas de su aldea de origen. Florinda se las ense?¨® a su nieto Humberto Casanova. Es este anciano y otros tres m¨¢s los que viajar¨¢n hasta Sierra Leona para encontrarse con sus paisanos de Mokpanguma.
Comenta Christopher que el esfuerzo de mantener vivas las canciones y danzas es muy remarcable porque desde el inicio de los a?os 60 hasta finales de los 80 todas las actividades culturales y religiosas afro-cubanas fueron prohibidas, al igual que cualquier otra religi¨®n, en Cuba. Solo recientemente se ha permitido a los afro-cubanos celebrar de forma p¨²blica y unos pocos grupos han conseguido resucitar sus canciones, danzas y rituales. Entre ellos est¨¢n Humberto Casanova y Magdalena Mora, aunque esta, a sus 85 a?os se encuentra un poco d¨¦bil para hacer el viaje hasta Sierra Leona, por lo que estar¨¢ representada por su sobrino, Alfredo Duquesne.
Esta es la historia que se contar¨¢ en el documental que en estos mismos momentos se est¨¢ rodando en la aldea de Mokpanguma y que est¨¢ previsto que se estrene el pr¨®ximo mes de agosto.
Aqu¨ª podemos ver el trailer de este documental.
No es la primera vez que se hace un documental de este tipo. En 1999 se produjo The language you cry in. En aquella ocasi¨®n se trataba de una canci¨®n, tambi¨¦n mende, que cantaba una mujer de Georgia, en Estados Unidos, de la zona donde viven los gullah.
Esta historia tiene sus or¨ªgenes en 1930 cuando Lorenzo Turner, un ling¨¹ista, catalog¨® m¨¢s de 3.000 nombres y palabras de los gullah residentes en Georgia y Carolina del Sur. ?l descubri¨® que algunas personas de aquellas comunidades pod¨ªan recitar textos en lenguas africanas aunque desconocieran su significado y de donde proven¨ªa. Encontr¨® a Amelia Dawley y grab¨® una de sus canciones. M¨¢s tarde un sierraleon¨¦s que estudiaba en la universidad descubri¨® que Amelia cantaba en mende.
En 1980, Joseph Opala un antrop¨®logo estadounidense que trabajaba en la Universidad de Sierra Leona, retom¨® el tema y descubri¨® que durante el siglo XVIII muchos esclavos fueron llevados desde las costas de Sierra Leona a las plantaciones de arroz de Georgia y Carolina del Sur. Fruto de estas investigaciones, Opala organiz¨® un viaje de representantes de la comunidad gullah a Sierra Leona en 1989 que est¨¢ documentado en Family accross the sea.
M¨¢s tarde, Opala se uni¨® a la antrop¨®loga Cynthia Schmidt y el ling¨¹ista sierraleon¨¦s Tazieff Koroma en una b¨²squeda para ver si la canci¨®n de Amelia era recordada en alguna parte de Sierra Leona. Koroma reconoci¨® una de las palabras como algo espec¨ªfico de uno de los dialectos mendes. Con esa pista , Schmidt encontr¨® una mujer, Baindu Jabati, que viv¨ªa en la aldea de Senehum Ngola, que hab¨ªa consrvado una canci¨®n con la misma letra que la cantada por Amelia, se trataba de una canci¨®n funeraria cantada junto a la tumba del difunto y que se titulaba Tenjami (cruzando el r¨ªo).
Con estos datos Opala y Schmidt fueron a Georgia donde encontraron a la nieta de Amelia, Mary Moran, de 69 a?os, quien recordaba la canci¨®n. A partir de ah¨ª organizaron el viaje de Mary a Senehum Ngola.
Esta es la historia que se cuenta en este documental.
Estoy seguro de que existen muchas m¨¢s experiencias similares a estas dos y conoceremos muchas m¨¢s porque hay muchas personas, cuyos antepasados fueron robados de ?frica, que quiere conocer sus or¨ªgenes.
Fotos, Sergio Leyva en We are they
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