Prisas, seminaristas y por qu¨¦ somos incoherentes
Si tenemos prisa, cuidado con nuestras decisiones¡ corremos el riesgo de dejar los valores abandonados en un caj¨®n. As¨ª los demostraron en 1973 Darley y Batson en un famoso experimento de psicolog¨ªa social. Se dividi¨® en dos grupos a 67 seminaristas del Princeton Theological Seminary. Al primer grupo se les pidi¨® que dieran una charla sobre el buen samaritano, aquel que brinda ayuda a un pobre desvalido, y al segundo grupo que hablara de las oportunidades del empleo. Como los experimentos en psicolog¨ªa social ponen siempre alg¨²n tipo de ¡°trampa¡± para ver c¨®mo actuamos, en este caso los investigadores crearon condiciones de prisa. A unos se les dijo que llegaban muy tarde, que la gente les estaba esperando desde hac¨ªa unos minutos; a otros que los asistentes estaban preparados y a un tercer grupo se le coment¨® que fueran tranquilamente al lugar de la conferencia. Es decir, crearon condiciones de prisa alta, media y baja. Y la peculiaridad com¨²n de todos ellos es que ten¨ªan que atravesar el campus para ir a otro edificio donde se impart¨ªa la charla y donde ¡°casualmente¡± se tropezaban con un hombre apoyado en una puerta, inm¨®vil, que tos¨ªa y se quejaba¡
?Qu¨¦ seminaristas se pararon a ayudar al hombre? El tipo de charla influy¨®: Los que iban a impartir la conferencia sobre el buen samaritano se detuvieron en un 53% de los casos, en comparaci¨®n con los que presentaban las oportunidades de empleo (29%). Pero quiz¨¢ lo m¨¢s significativo fue con respecto a la prisa. Independientemente de lo que hablaran, solo el 10% de los que estaban muy apurados ayudaron al desvalido frente al 45% de los de prisa media o el 63% de prisa baja. Como concluyeron los investigadores, ¡°en ocasiones los seminaristas que iban a dar su discurso sobre el buen samaritano saltaron literalmente sobre la v¨ªctima en el af¨¢n de continuar su camino¡±. Resumen: con prisa podemos aparcar nuestros valores. Si les pas¨® a los seminaristas, ?nos puede ocurrir al resto?
La presi¨®n del tiempo (y de la crisis) puede ser un mal amigo para ser coherentes con lo que nos gustar¨ªa ser. Nos podemos llegar a olvidar de nosotros mismos con tal de lograr un objetivo y lo que es peor, no somos ni conscientes de ello. Habr¨ªa que ver cu¨¢ntos seminaristas que iban tan apurados fueron capaces incluso de darse cuenta del pobre hombre desvalido. Con prisas nuestra mirada sufre de efecto t¨²nel: es decir, literalmente no vemos m¨¢s all¨¢ de lo que buscamos. Por ello, la coherencia con nuestros valores tienen su momento de la verdad cuando vivimos situaciones de estr¨¦s o de presi¨®n del tiempo. Es entonces cuando deber¨ªamos encender una se?al de alarma, encontrar un peque?o espacio de reflexi¨®n (dif¨ªcil, lo s¨¦, pero no imposible) y ampliar la mirada de un modo m¨¢s generoso que el propio objetivo. Y por supuesto, evitar luchar contra el tiempo. Hay personas que les gusta competir contra el reloj en agendas ajustadas al mil¨ªmetro. Parece que aporta dosis de adrenalina o de intensidad. Pero cuidado, todo ello nos lleva al riesgo de olvidarnos de nuestros valores. Y es posible que ser coherente con lo que nos gustar¨ªa ser es uno de los aspectos que m¨¢s serenidad aporta con la almohada.
Es posible creer en algo y no estar a la altura de tus creencias
Doctor House, personaje televisivo
Recetas
- Identificar momentos de presi¨®n del tiempo y recordar a la hora de tomar decisiones qu¨¦ valores estoy poniendo de manifiesto.
- Preguntar a amigos el grado de coherencia de lo que hacemos con lo que decimos¡ Podr¨ªa haber m¨¢s de una sorpresa.
- Crear colchones de tiempo para no sacrificar algo m¨¢s que la salud.
- Identificar momentos de presi¨®n del tiempo y recordar a la hora de tomar decisiones qu¨¦ valores estoy poniendo de manifiesto.
- Preguntar a amigos el grado de coherencia de lo que hacemos con lo que decimos¡ Podr¨ªa haber m¨¢s de una sorpresa.
- Crear colchones de tiempo para no sacrificar algo m¨¢s que la salud.
Con prisas podemos olvidarnos hasta de nuestros propios valores.
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