Justicieros
El pueblo conden¨® a Dolores y la evidencia policial la absolvi¨®. El final de este caso no es feliz porque su presunci¨®n de inocencia fue vulnerada para siempre
Sobrecoge pensar que de no haberse descubierto al verdadero asesino de la joven Roc¨ªo Wanninkhof, la mujer que carg¨® con la culpa siendo inocente, Dolores V¨¢zquez, estar¨ªa todav¨ªa cumpliendo condena. No fue solo la justicia quien la convirti¨® en culpable sino el pueblo justiciero, que consider¨® que el perfil de compa?era sentimental de la madre de la v¨ªctima cuadraba a la perfecci¨®n con un argumento novelesco del que la televisi¨®n fue la principal difusora. Dolores no ha sido indemnizada. Vive en Inglaterra, porque aunque fuera absuelta todav¨ªa siente la mirada desconfiada de la gente que la reconoce. Vino el otro d¨ªa a Espa?a para hablar en unas jornadas sobre presunci¨®n de inocencia y juicios paralelos. Gran tema en estos d¨ªas en los que un pa¨ªs desconsolado que ha dejado de creer en las instituciones comienza a defender, como ¨²nico m¨¦todo posible de justicia, el ojo por ojo, diente por diente.
El pueblo conden¨® a Dolores y la evidencia policial la absolvi¨®. El final de este caso no es feliz porque su presunci¨®n de inocencia fue vulnerada para siempre. No ha quedado inmune de las injurias que se vertieron sobre ella. Solo cabe esperar que se la indemnice. De la misma manera que puede ser peligroso el dictamen popular, tambi¨¦n lo es que la gente piense que ha de aplicar el castigo con su propia mano. Por mucha comprensi¨®n que despierte una madre que quiere vengar la violaci¨®n de su hija quemando vivo al asesino, no corresponde a un familiar ejecutar al criminal. No. En Espa?a, por fortuna, la pena de muerte por no estar no est¨¢ ni en manos de los jueces. Pero hay un caldo de cultivo, en este ambiente de descreimiento y desapego, en el que puede cundir la idea de una justicia urgida por las razones del coraz¨®n. Ya se sabe, los asesinos entran por una puerta y salen por otra, y sus correspondientes etc¨¦teras.
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