Esther Alcocer Koplowitz toma las riendas
Es la primera mujer en Espa?a que se pone al frente de una gran constructora, y adem¨¢s, la dirigente m¨¢s joven de las empresas que cotizan en el Ibex Suma dos apellidos sonados, pero ella intenta huir de la fama como su madre y su t¨ªa
Se llama como su madre ¡ªEsther¡ª, pero se parece f¨ªsicamente m¨¢s a su t¨ªa ¡ªAlicia¡ª. A su nombre une dos apellidos muy ligados al sector empresarial y financiero ¡ªAlcocer y Koplowitz¡ª. Ella misma ocupa desde enero la presidencia de una de las constructoras m¨¢s importantes del pa¨ªs: FCC. Esther Alcocer Koplowitz, cumplidos los 40 a?os, tiene ante s¨ª la misi¨®n de mantener firme el negocio familiar, acuciado por la crisis. Es la primera mujer en Espa?a que se pone al frente de una gran constructora y, adem¨¢s, la dirigente m¨¢s joven de todas las empresas del Ibex.
Esther ha llegado a lo alto del mundo empresarial, estaba destinada. Era lo que se viv¨ªa en su casa. Y para ello se prepar¨® desde ni?a. Lo que pocos esperaban es que su hora llegara tan pronto, que su madre diera un paso atr¨¢s optando por continuar como vicepresidenta primera de la constructora de la que es accionista de referencia, con el 53,9%, para ceder todos los focos a su primog¨¦nita. Pero en casa de las Koplowitz un gesto as¨ª no es casual.
A finales de los a?os ochenta, las sobrinas de Ram¨®n Areces, Esther y Alicia, protagonizaron sonados divorcios que las obligaron a reestructurar sus negocios y tomar las riendas de FCC, que hasta entonces hab¨ªan dirigido sus maridos. La discreci¨®n con la que hasta entonces se hab¨ªan movido qued¨® rota. Sus fotos aparecieron un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n en las portadas de medio mundo. Las sonadas infidelidades de Alberto Alcocer y Alberto Cortina las llevaron a la primera l¨ªnea de la atenci¨®n p¨²blica. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, ambas han logrado desandar el camino recorrido y volver al segundo plano en el que siempre han querido vivir.
Sus colaboradores la describen como una mujer amable, coqueta, extremadamente educada, nada t¨ªmida...
Esther Alcocer Koplowitz ha sido educada de esta manera y ha convertido la discreci¨®n en una obsesi¨®n. En los ¨²ltimos meses, su nombre ha saltado a los medios de comunicaci¨®n por su nombramiento y por la imagen que proyecta: las revistas del coraz¨®n han encontrado en ella otra reina. Y es eso precisamente lo que m¨¢s se le atraganta de su nuevo perfil. Hace solo unos d¨ªas, su presencia en un acto de la Fundaci¨®n Mujeres por ?frica acapar¨® todas las miradas, pese a que eran la reina Sof¨ªa y Mar¨ªa Teresa de La Vega quienes presid¨ªan la cita.
Sus colaboradores la describen como una mujer amable, coqueta, extremadamente educada, nada t¨ªmida, cercana en el trato, una profesional bien formada, que conoce la empresa a la perfecci¨®n, porque vive en ella desde hace a?os. Es lo que siempre ha visto en su casa, la manera en la que ha sido educada. Primero, la familia, y luego, la empresa, aunque para las Koplowitz, la empresa y la familia son casi lo mismo.
Esther hija, como Esther madre, se cas¨® muy pronto, a los 20 a?os
Esther hija, como Esther madre, se cas¨® muy pronto, a los 20 a?os. Lo hizo con su primer novio, Pablo Santos, hijo de una familia tambi¨¦n de constructores. Su boda sali¨® en ?Hola!, pero ni siquiera fue portada. La pareja tard¨® algunos a?os en tener descendencia. Ella quer¨ªa acabar primero la carrera de Derecho que por entonces cursaba en el CEU. Tuvieron tres hijos, como Esther madre, y, siguiendo tambi¨¦n el ejemplo de la matriarca, les impusieron los ya habituales nombres familiares. Las ni?as se llaman Esther y Alicia, y el var¨®n recibi¨® el nombre de Pablo, como su padre.
Alrededor de Esther madre y abuela gira la vida de todos. Entrar en ese c¨ªrculo es dif¨ªcil. La desconfianza les ha llevado a blindarse, a rodearse solo de la familia y de los amigos de toda la vida. No hay caras nuevas en su c¨ªrculo. Quienes tienen acceso a su intimidad se empe?an en describir su vida como ¡°normal¡±, pese a la fortuna que acumulan. Describen a la empresaria como una abuela rodeada de nietos con los que juega sin parar. Los fines de semana, la familia se re¨²ne en La Gata, la finca que la matriarca tiene en Ciudad Real.
Esther y Alicia, protagonizaron sonados divorcios que las obligaron a tomar las riendas de FCC
En estos a?os, Esther, hija, tambi¨¦n se ha acercado a su padre, Alberto Alcocer, con quien mantiene una ¡°buena relaci¨®n¡±, aunque no ¡°estrecha¡±. Alcocer tambi¨¦n particip¨® en el pasado en la formaci¨®n profesional de su hija, a la que dio trabajo cuando gestionaba el Banco Zaragozano. Pero nada como la devoci¨®n de Esther por su madre, de quien ha heredado tambi¨¦n aficiones y preocupaci¨®n por las causas solidarias. Juntas trabajan en la Fundaci¨®n Esther Koplowitz, que ha construido tres centros asistenciales en Madrid y Barcelona y subvenciona el trabajo de 400 investigadores con 60 millones.
Esther Alcocer representa el futuro de la empresa. En solo unas semanas, la reci¨¦n estrenada presidenta de FCC se sentar¨¢ en su nuevo despacho de Las Tablas, adonde se traslada la empresa, abandonando su m¨ªtica sede de Torre Picasso. Ser¨¢ la primera que tendr¨¢ uno. Hasta ahora, las Koplowitz dirig¨ªan casi todos sus asuntos profesionales desde casa en esa simbiosis trabajo-familia que tanto acostumbran. Dicen que est¨¢ preparada. La nueva presidenta, adem¨¢s de licenciada en Derecho, ha cursado el Programa de Alta Direcci¨®n de Empresas del IESE y ha sido vicepresidenta segunda del consejo de FCC. En su nueva tarea cuenta con el respaldo de Juan B¨¦jar, un ejecutivo de la casa y nuevo consejero delegado.
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