Optimistas

Ellos ya saben que si se equivocan, no hay problema. Ah¨ª est¨¢n sus mentores, los analistas del FMI que han pedido disculpas por hundir a los griegos ¡ª?qu¨¦ majetes!¡ª y los expertos de Bruselas, que han preferido la estrategia de un ni?o de cinco a?os cuando le rega?a su maestra. Se?or, es que yo no sab¨ªa, lo he hecho lo mejor que he podido, eso es lo que cuenta, ?no? Si un pa¨ªs entero, cuya econom¨ªa apenas representaba el 2% del PIB de la UE, ha sido arrojado al abismo por un error de c¨¢lculo sin mala intenci¨®n, ?qu¨¦ les va a pasar a ellos? Pero su optimismo me ha dejado perpleja.

Los sabios ¡ª?ja, ja, ja!¡ª que asesoran al Gobierno sobre la mejor manera de robarnos el dinero que hemos cotizado durante d¨¦cadas, vinculan el retraso de la jubilaci¨®n al aumento de la esperanza de vida. ?Mande? S¨ª, ya he visto los n¨²meros, la dorada escalera que dibujan hacia una senilidad fecunda y juvenil, pero me gustar¨ªa saber cu¨¢les son sus fuentes. Porque si han adoptado como base las cifras y los ¨ªndices de los ¨²ltimos a?os, ya les digo yo, sin ser sabia en nada, que no les van a salir las cuentas.

El progreso no es una l¨ªnea recta. La privatizaci¨®n de la sanidad p¨²blica aparejar¨¢ inevitablemente la gesti¨®n de la salud como negocio. Todo lo que no sea imprescindible, se convertir¨¢ en superfluo y la prevenci¨®n, antes que nada. ?Para qu¨¦ tratar a los pacientes sanos, con lo caro que salen los diagn¨®sticos que, en la mayor¨ªa de los casos, arrojan un resultado negativo? Qu¨¦ despilfarro. As¨ª, cuando en Espa?a se suspendan mamograf¨ªas, ecograf¨ªas, citolog¨ªas, anal¨ªticas y otras pruebas hoy comunes, la esperanza de vida se acortar¨¢ sin remedio, porque las enfermedades no se detectar¨¢n a tiempo y nos moriremos antes. Que nos hagamos un seguro privado, nos dir¨¢n entonces. ?Y con qu¨¦?, pregunto yo. ?Con la birria de pensi¨®n que nos va a quedar?