Hacia la abolici¨®n de la pena capital
Un congreso busca en Madrid movilizar a la sociedad civil para lograr el impulso definitivo
La defensa efectiva de los derechos humanos ha sido un camino a veces tortuoso, con altos y bajos, paradas en su trayectoria e incluso retrocesos. Pero, poco a poco, ha ido consolid¨¢ndose todo un corpus jur¨ªdico que hoy ya nadie o casi nadie pone en duda y que constituye la mejor garant¨ªa de los derechos universalmente reconocidos.
Una de las etapas m¨¢s azarosas de ese camino est¨¢ resultando ser la abolici¨®n universal de la pena capital. Hace ya m¨¢s de dos siglos que el padre del Derecho Penal contempor¨¢neo, Beccaria, afirmaba que ¡°si llego a demostrar que la muerte no es ni ¨²til ni necesaria, habr¨¦ ganado la causa de la humanidad¡±. Pero hasta muy entrado el siglo XX no empieza a reconocerse que la imposici¨®n de la pena capital constituye un castigo inhumano, cruel y degradante, que carece de efectos disuasorios en el comportamiento criminal y produce efectos irreparables en caso de error judicial.
Hoy en d¨ªa el progreso hacia la abolici¨®n universal es real. Ha dejado de ser una utop¨ªa, para convertirse en un objetivo concreto a punto de lograrse. La codificaci¨®n progresiva del Derecho Internacional en materia de derechos humanos nos acerca al objetivo abolicionista, primero de forma indirecta en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos de 1966, y ya como norma positiva en el Segundo Protocolo Facultativo de dicho pacto, en 1989, aceptado y ratificado cada vez por m¨¢s pa¨ªses de todos los continentes. Paralelamente, otros instrumentos de car¨¢cter regional, en nuestro caso, puestos en pr¨¢ctica por el Consejo de Europa, se suman a la tendencia.
Se generalizan al mismo tiempo una serie de est¨¢ndares de amplia aceptaci¨®n, como los que proh¨ªben la aplicaci¨®n de la pena capital en caso de menores de edad en el momento de cometer el delito, mujeres encinta o personas con discapacidad mental.
Una de las batallas que est¨¢ lejos de ser ganada es la de la opini¨®n p¨²blica, incluso en Europa
Cada vez es mayor, por otro lado, el n¨²mero de apoyos en la Asamblea General de las Naciones Unidas a las resoluciones que propugnan la abolici¨®n, y como etapa intermedia, la generalizaci¨®n de una moratoria que paralice la ejecuci¨®n de las condenas. La ¨²ltima de estas resoluciones, aprobada en diciembre de 2012, cont¨® con 111 votos a favor, 41 en contra y 34 abstenciones. La tendencia hacia la abolici¨®n es indudable, de ah¨ª la necesidad de redoblar esfuerzos para seguir avanzando.
Sin embargo, una de las batallas que est¨¢ lejos de ser ganada es la de la opini¨®n p¨²blica, incluso en Europa, donde solo un pa¨ªs sigue aplicando la pena capital. Todos tenemos la obligaci¨®n de contribuir a un esfuerzo pedag¨®gico y a una amplia movilizaci¨®n a todos los niveles para explicar claramente que el Estado no puede ni debe ponerse al mismo nivel que el delincuente.
Es fundamental la movilizaci¨®n de la sociedad civil, junto con los Gobiernos abolicionistas y retencionistas, el mundo acad¨¦mico, los medios de opini¨®n, los colectivos afectados, y en particular a trav¨¦s de eventos que promuevan la discusi¨®n de estas cuestiones. Este es el caso del V Congreso Mundial contra la Pena de Muerte que, organizado por ¡°Ensemble contre la Peine de Mort¡± junto con la Coalici¨®n Mundial contra la Pena de Muerte, tendr¨¢ lugar en Madrid del 12 al 15 de junio, con el apoyo y copatrocinio oficial de nuestros cuatro Gobiernos. Este Congreso ofrece un espacio de movilizaci¨®n ¨²nico a todos los actores implicados con la causa abolicionista. La diversidad de los participantes pone de manifiesto que la abolici¨®n de la pena de muerte no es una cuesti¨®n cultural o de una civilizaci¨®n determinada.
Es mucho lo que nuestros Gobiernos pueden hacer por la causa abolicionista
Es mucho lo que nuestros Gobiernos pueden hacer en este terreno, y as¨ª lo venimos haciendo en muy diversas circunstancias, unas veces con la necesaria discreci¨®n, otras veces aireando nuestro compromiso ante la opini¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n hemos prestado nuestro apoyo estos ¨²ltimos a?os a iniciativas independientes y valerosas como la Comisi¨®n Internacional contra la Pena de Muerte, formada por antiguos mandatarios de prestigio, que se han distinguido por su personal lucha contra la pena capital.
Con la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales que luchan en todo el mundo por la abolici¨®n universal, la ciudadan¨ªa comprometida, y desde luego los j¨®venes, que a menudo han asimilado la abolici¨®n como algo natural, queremos estar en el origen de ese ¨²ltimo impulso hacia la desaparici¨®n de la pena de muerte.
Ojal¨¢ el Congreso de Madrid constituya una etapa decisiva en ese arduo camino. Estamos moviliz¨¢ndonos para que de los debates del Congreso surja un compromiso renovado y reforzado a favor del objetivo ¨²ltimo de la abolici¨®n.
Este art¨ªculo lo firman: Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperaci¨®n de Espa?a; Didier Burkhalter, jefe del Departamento Federal de Asuntos Exteriores de Suiza; Laurent Fabius, ministro de Asuntos Exteriores de Francia, y Espen Barth Eide, ministro de Asuntos Exteriores de Noruega.
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