No generalicemos

Desconozco todos los detalles t¨¦cnicos del caso de Beatriz, la muchacha salvadore?a en peligro de muerte y/o de aborto. Pero como veo que algunos opinan sin saberlos, yo tambi¨¦n me lanzo al ruedo. Para iluminar casos parecidos, hace ya muchos a?os (1973) los obispos cat¨®licos belgas afirmaron: ¡°En los casos en que la vida de la madre o la del hijo est¨¢n verdaderamente en peligro, la Iglesia ha reconocido siempre la legitimidad de una intervenci¨®n, aunque comporte indirectamente la p¨¦rdida de una de las dos vidas que se trata de salvar¡±.

¡°En la praxis m¨¦dica es a veces dif¨ªcil establecer si este inconveniente (la muerte de una de las dos vidas) deriva directa o indirectamente de la operaci¨®n realizada. Esta ¨²ltima desde el punto de vista de la moralidad puede considerarse como un todo. El principio moral que debe regirla puede anunciarse as¨ª: estando en tela de juicio dos vidas, haciendo todo lo posible para salvar ambas, se intentar¨¢ salvar una vida, antes de dejar que se pierdan las dos¡±.

¡°M¨¢s recientemente el Catecismo cat¨®lico para adultos (1998) de la Conferencia Episcopal alemana (aprobado por el Vaticano) se?al¨®: ¡°En casos raros, pero que pueden darse, est¨¢n en juego tanto la vida de la madre como la del hijo. Aqu¨ª, la situaci¨®n resulta tan dram¨¢tica que todos los implicados se encuentran ante un grave conflicto personal. Parece que casi no se puede echar mano de las categor¨ªas ¨¦ticas sobre la intangibilidad de la vida. En general se considera que es inhumana la exigencia ¨¦tica de dejar que, en tal caso, la naturaleza siga su curso y permitir que mueran ambos: la madre y el hijo. Pero en este caso excepcional extremo, hay que prestar atenci¨®n al argumento de aquellos que consideran ¨¦ticamente sostenible que, de dos vidas insalvables de otro modo, es l¨ªcito salvar al menos una, dado que el objetivo de la acci¨®n m¨¦dica es salvar la vida¡±. Algo parecido afirmaron los obispos canadienses y coreanos. A m¨ª me parece una opini¨®n razonable.

A lo mejor (o a lo peor) los obispos salvadore?os son muy brutos. Pero, se?ora Rosa Montero, yo soy cat¨®lico y no me considero miembro de una banda de criminales. No generalice. Por otra parte, despu¨¦s de estarnos quejando del centralismo vaticano, ?ahora le pediremos que se meta hasta en la sopa?¡ª Eduardo Bonn¨ªn. Doctor en Teolog¨ªa Moral y profesor em¨¦rito de la Universidad Pontificia de M¨¦xico.