Impuestos para crecer
La mejor pol¨ªtica econ¨®mica es la que crea m¨¢s empleos y de mayor remuneraci¨®n El reto es acelerar el regreso al crecimiento y garantizar una recaudaci¨®n suficiente
Que nadie se deje confundir por el t¨ªtulo que encabeza este art¨ªculo: los impuestos sirven para recaudar. Esa es su raz¨®n de ser, el sentido b¨¢sico de su existencia. Pero, dando por sentada esta finalidad obvia, a los impuestos se les han encomendado a lo largo del tiempo otras funciones, objetivos pol¨ªticos que tratan de justificar o de configurar algunas figuras tributarias. Se establecen impuestos que pretenden, adem¨¢s, proteger la salud de los ciudadanos, cuidar del medio ambiente o redistribuir la renta¡ El problema surge cuando estos objetivos entran en conflicto entre s¨ª, cosa que ocurre casi siempre. Por poner un ejemplo muy simple: si el legislador realmente quisiera que los ciudadanos dejasen de fumar podr¨ªa elevar el impuesto sobre el tabaco hasta convertir ¨¦se h¨¢bito en un lujo inaccesible para la mayor¨ªa, pero entonces el Estado perder¨ªa la recaudaci¨®n y, posiblemente, crecer¨ªa el contrabando.
Las distorsiones que causan los tributos en la actividad econ¨®mica han sido muy estudiadas a lo largo de los a?os. Sabemos que su mejor o peor configuraci¨®n incide muy directamente en algunas decisiones fundamentales para la buena marcha de la econom¨ªa: pueden cambiar las pautas de consumo, estimular o penalizar el ahorro, potenciar o reducir la tendencia a asumir riesgos, alterar el destino de las inversiones o, directamente, desincentivar la actividad econ¨®mica. Un impuesto es m¨¢s eficiente cuanto menos altera la asignaci¨®n de recursos que inicialmente har¨ªa el mercado; su neutralidad es la mejor contribuci¨®n al buen funcionamiento de una econom¨ªa competitiva.
El documento que acaba de elaborar el PSOE de cara a su pr¨®xima conferencia pol¨ªtica ignora lo anterior. El resumen de sus propuestas podr¨ªa ser "Impuestos m¨¢s justos y gasto p¨²blico m¨¢s eficiente" un lema del que parece dif¨ªcil discrepar. Pero bajo esas premisas se proponen cambios injustos e ineficaces, fundamentados en graves errores de concepto. El error garrafal de los socialistas reside en no entender que el paro es el principal problema de los espa?oles y en desconocer c¨®mo pueden los impuestos favorecer el crecimiento y estimular la creaci¨®n de empleo. En cualquier circunstancia, pero mucho m¨¢s ahora, la mejor pol¨ªtica econ¨®mica y social es aquella que permite la creaci¨®n de m¨¢s puestos de trabajo y mejor remunerados. Acelerar la recuperaci¨®n requiere impuestos m¨¢s bajos y mejor estructurados, pero eso exige otro tipo de reformas.
El asunto es tanto m¨¢s sorprendente en cuanto que sit¨²a a ese partido en la direcci¨®n opuesta a la que tom¨® en 2002 a partir de un informe en cuya elaboraci¨®n participaron los m¨¢s reconocidos hacendistas vinculados a sus siglas. Un texto que sirvi¨® como base del programa para las elecciones de 2004 y de pauta en su posterior acci¨®n de gobierno. "La eficiencia econ¨®mica y el crecimiento son progresistas" o "la simplicidad fiscal y bajar los impuestos es de izquierdas", son algunos de los lemas con los que Miguel Sebasti¨¢n y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero resumieron entonces sus propuestas.
Pudiera parecer que para el legislador socialista crear empleo fuese una actividad indeseable
"En Espa?a, la acci¨®n redistributiva del estado del bienestar se consigue esencialmente por la v¨ªa del gasto p¨²blico" afirmaban los socialistas hace ya una d¨¦cada. Y ten¨ªan raz¨®n. Aquello era tanto una constataci¨®n como una propuesta. Hace tiempo que los sistemas fiscales de los pa¨ªses europeos m¨¢s desarrollados abandonaron la idea de buscar la redistribuci¨®n a trav¨¦s de los ingresos p¨²blicos. Los tipos marginales muy elevados, caracter¨ªsticos en los a?os 70 y 80, fueron desapareciendo poco a poco. Y lo hicieron porque, lejos de contribuir a una mayor justicia del sistema, lo ¨²nico que lograban era desalentar el esfuerzo, destruir la iniciativa y, en definitiva, empobrecer a todos. Ahora, la crisis exige mantener o aumentar la acci¨®n redistributiva asociada al gasto p¨²blico de contenido m¨¢s social (pensiones, seguro de desempleo) al tiempo que se reducen las partidas destinadas a estimular el crecimiento. Se protege a quien hoy lo necesita con el coste inevitable de sacrificar una parte del crecimiento que podr¨ªa beneficiar a todos m¨¢s adelante. Por otro lado, el endeudamiento traslada el gasto del presente a los contribuyentes del ma?ana y, de esta manera, tambi¨¦n se redistribuye entre distintas las generaciones presentes y futuras.
Crear empleo es, adem¨¢s, el mejor camino para recaudar m¨¢s. S¨®lo el crecimiento genera empleo. Cuando m¨¢s contribuyentes pagan, aunque individualmente sea algo menos, es m¨¢s f¨¢cil que mejoren los ingresos p¨²blicos. Sin duda alguna para conseguirlo es tambi¨¦n esencial combatir las bolsas de fraude existentes; la mayor de las injusticias en el reparto de las cargas p¨²blicas. En todo caso, y parece elemental recordarlo, la escasez de los ingresos p¨²blicos no est¨¢ causada por unos impuestos demasiado bajos sino por la falta de actividad econ¨®mica. Nuestros impuestos se sit¨²an entre los m¨¢s elevados del mundo pero aun as¨ª no rinden lo suficiente para sostener el gasto p¨²blico que hemos decidido mantener. Y es as¨ª porque a partir de un punto es m¨¢s relevante el efecto desincentivador que causan que la recaudaci¨®n que generan.
En algo s¨ª acierta el documento socialista: "El peso de la recaudaci¨®n recae de forma casi exclusiva sobre las rentas del trabajo medias y bajas". Pero esa es la consecuencia del sistema fiscal que ellos crearon en el Gobierno, en modo alguno de las decisiones que posteriormente se han tomado. De hecho, los datos que toman para formular sus cr¨ªticas, los ¨²ltimos disponibles, se obtienen de la memoria de la Administraci¨®n Tributaria correspondiente al a?o 2011, cuando ellos aun gobernaban. Es importante destacar la paradoja que supone mantener altos impuestos sobre los salarios ¡ªy ah¨ª deber¨ªamos considerar las cotizaciones sociales junto con el IRPF¡ª al mismo tiempo que se sufren grandes tasas de desempleo. Si cuando se quiere disuadir de un comportamiento se establece un impuesto que lo grave, pudiera parecer que para el legislador socialista de los ¨²ltimos a?os crear empleo fuese una actividad indeseable.
El d¨¦ficit nunca ha sido eliminado mediante un aumento significativo de los ingresos
La tendencia de la izquierda a concentrar la carga tributaria en la imposici¨®n directa, y singularmente en el IRPF, parte de dos errores adicionales. En contra de lo que en muchas ocasiones se afirma, la imposici¨®n indirecta espa?ola no es regresiva, m¨¢s bien tiende a ser casi exactamente proporcional en relaci¨®n a la renta de los contribuyentes, sea ¨¦sta de origen salarial o de cualquier otro tipo. Este dato, que ponen de manifiesto los estudios disponibles, es consecuencia de los tipos diferenciados del IVA y de las distintas pautas de consumo que tienen los contribuyentes con distintos niveles renta. Hay otro hecho, adem¨¢s, que resulta interesante: quien defrauda en la obtenci¨®n de renta dif¨ªcilmente puede seguir haci¨¦ndolo cuando la consume. En cuanto que es m¨¢s controlable por la administraci¨®n tributaria, tambi¨¦n la imposici¨®n indirecta se distribuye de facto de manera m¨¢s equitativa.
Nunca el d¨¦ficit ha sido eliminado mediante un incremento significativo de los ingresos; siempre que se ha logrado ese objetivo ha sido mediante un adecuado control de los gastos y la recuperaci¨®n del ciclo de crecimiento. La explicaci¨®n de este hecho es muy sencilla: los impuestos sirven para financiar el gasto p¨²blico pero su recaudaci¨®n genera importantes distorsiones en la asignaci¨®n de recursos. Los impuestos frenan el crecimiento. Buscar el equilibrio financiero aumentando la ineficiencia econ¨®mica es siempre un camino equivocado. Las econom¨ªas con presupuestos equilibrados, impuestos reducidos, gasto p¨²blico bien administrado y regidas por el principio de m¨ªnima intervenci¨®n son m¨¢s respetuosas con las libertades individuales y generan m¨¢s bienestar social.
Esa es la raz¨®n que ha llevado al Gobierno popular a incluir la fiscal entre las principales reformas estructurales pendientes. Acelerar el regreso a una senda de crecimiento y creaci¨®n de empleo, al tiempo que se garantiza la suficiencia recaudatoria para un nuevo nivel de equilibrio entre ingresos y gastos p¨²blicos, es el reto que ahora urge abordar.
Gabriel Elorriaga Pisarik es presidente de la Comisi¨®n de Hacienda y Administraciones P¨²blicas del Congreso de los Diputados y forma parte de la Junta Directiva Nacional del Partido Popular.
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