Casa 2: de su tiempo
Las casas prefabricadas pueden arraigarse. En esta nueva vivienda en la sierra de Cuenca, la industria actualiza dos tradiciones: la de la construcci¨®n en el pueblo y la de las propias viviendas prefabricadas, tantas de ellas con el aire alpino de chalet suizo.
Como ya han hecho en otros proyectos -como la casa prefabricada que levantaron en Cedeira (La Coru?a)¨C los arquitectos del estudio madrile?o Mycc -Carmina Casajuana, Beatriz G. Casares y Marcos Gonz¨¢lez- quer¨ªan limitar el plazo de construcci¨®n de esta vivienda y aprovechar las posibilidades constructivas que ofrece la industria. Esto es: buscaban control de ejecuci¨®n, reducci¨®n del tiempo destinado a la misma y la (necesaria) actualizaci¨®n de la tradici¨®n constructiva. Lo curioso no es querer avanzar, lo extra?o es lograr hacerlo sin pagar un alto precio por ello. Sucede en esta vivienda cuyo resultado, lejos de remitir a la industria, remite a los oficios artesanos. La raz¨®n de esa referencia tiene que ver con el material elegido para envolver los m¨®dulos que componen la casa: lamas de alerce. Pero tiene tambi¨¦n relaci¨®n con la manera en que ese material ha sido tratado, cortado y colocado.
Sobre un esqueleto met¨¢lico, el alerce conforma una fachada ventilada que remite a la tradici¨®n del pueblo de trabajar con mimbres. La casa se asienta en el casco urbano a?adi¨¦ndose: continuando la suma de planos inclinados que constituye el techo del pueblo. As¨ª, la vivienda es nueva y parece asentada. Puede que a eso contribuya la manera sutil con la que trata ¨Cni lo camufla ni lo oculta ni lo disfraza- su origen industrial. Prefabricada con seis m¨®dulos de 18 metros cuadrados cada uno, es hija de su tiempo, pero no le hace falta grit¨¢rselo a los vecinos ni anunciarlo a quienes llegan al pueblo. Prefiere esforzarse m¨¢s por pertenecer que por oponerse. Tiene la suficiente madurez como para disfrutar de su evoluci¨®n sin tener que exhibirla.
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